22 julio, 2020

LA MACHACADORA Y EL ALMA DEL UNIVERSO

Hay que ser claro hablando y diciendo las cosas, pero el problema es que cuanto más claro quiero ser diciendo las cosas, más se complican las mismas y más compleja se vuelve la forma de decirlas.

¿Habrá epistemología más clara y definitiva que esa afirmación tan ibérica que dice: "eso es así porque lo digo Yo y punto"?

Si yo hago abstracción de mi ser, entonces ese ser mío se convierte en idealidad pura y trascendente, fuera de toda materia. Entonces hay alma eterna e inmortal. Pero hay un pero, ¿cómo se puede alcanzar tal abstracción? O mejor dicho, ¿cuál es mi esencia que pueda ser abstraída? Solo si concibo una Mente Trascendente a todas las cosas sería posible la existencia de tal esencia, de otra manera mi esencia sería tan solo una vaguedad imposible de determinar o definir.

Toda explicación o racionalización de las cosas, toda imaginación o entendimiento de las mismas nunca llega a alcanzar el porqué de su existencia. Podemos explicar la máquina del universo en función de máquina sobre máquina: máquinas conceptuales, empíricas, racionales, artísticas, poéticas, políticas, religiosas, gamberras, etc. Tenemos un conocimiento maquínico del universo. Lo llamamos universo precisamente para poder enmarcar tal fenómeno inabarcable como máquina que podamos manipular o conceptualizar de alguna manera. Pero el porqué queda en el más absoluto misterio, va más allá de toda categorización; es la nada de la cual surge todo y hacia donde todo se dirige. Por eso los hebreos tuvieron el acierto de hacernos ver que Dios hizo al mundo de la nada.

Y si Dios hizo el mundo de la nada, ese Dios habría de sostener toda la existencia en todo momento para que todo tenga razón de existir, pues de nos ser así todo pasaría de nuevo a la nada. Oíga, ¿eso quiere decir que yo existo por gracia o poder divino en todo tiempo y momento? Bueno, todo ello depende de un acto de fe en las escrituras hebreas. La razón (razón en sentido amplio: espíritu) jamás le podrá responder a tal pregunta.

Oiga, ¿y si yo afirmo la realidad afirmando mi yo como único y universal referente diciendo: esto es verdad porque lo digo yo y punto, qué pasaría? Bueno, pues se convertiría usted en una máquina apisonadora de aquellas gigantescas que funcionaban con vapor y no habría nada ni nadie que le pudiera poner pegas. Todo el universo le quedaría plano y bien delimitado.


32 comentarios:

  1. CUESTIÓN DE PIEZAS ENGRASADAS

    Es cuestión de tener las piezas bien engrasadas. Mi abuelo tenía las piezas de su máquina bien engrasadas. Desde los pies hasta la coronilla mi abuelo procuraba tener todo bien engrasado. Si había una pieza dañada, o bien la curaba o sino la sustituía por otra. De esa manera tuvo que hacer un cambio de pulmón y de próstata. Tuvo que reparar el estómago y cuando la artrosis se comía los hombros, pues llamó a su curandero Mattews y rejuveneció como nuevas sus articulaciones. Mi abuelo además cuidaba sus ideas. Decía que las ideas que circulan por el cerebro deben de ser ideas buenas, saludables, vigorosas, valientes, de esperanza eterna y cosas así. Tenía una biblioteca bien analizada y catalogada para que produjera los mejores efectos en el cerebro. Así era que mi abuelo tenía una mente ágil, poderosa, una memoria de grande alcance y almacenamiento. Sabía pensar con raciocinio y rapidez. Solucionaba problemas al instante.
    Mi abuelo se había hecho máquina. Se había transformado en máquina. Pero él decía que en realidad tan solo era reconocer lo que ya éramos: éramos máquinas acopladas a otras máquinas o ensambladas en diferentes dispositivos maquínicos.
    Ese era el secreto de la vida.

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  2. ABUELO DESAPARECIDO

    Mi abuelo solo conocía el lenguaje mecánico y preciso de las cosas. Incluso cuando leía poesía, esa poesía la analizaba al milímetro: los sonidos, las palabras, los ritmos, los sentidos bien o mal producidos, las sensaciones o placeres estéticos que despertaba. El poema era una máquina que tenía que acoplarse lo mejor posible a la mente humana y darle el sentido y el placer que la mente necesitaba. Y así hacía con todo. Su vida era aparentemente lenta, pero se movía en un espacio meditado, ordenado, limpio, siempre en movimiento y flujo de ideas. Su ser-máquina le había transformado por completo. A veces dudaba que existiera un yo ahí dentro de su cuerpo, pues tenía la impresión de que hablaba con un vacío sin conciencia. Creo que había logrado fundir su conciencia humana con la perfección de su máquina y no había división alguna entre cuerpo-mente o conciencia y materia. Cuando hablaba o pensaba era el todo de su máquina lo que hablaba o pensaba, pero todo seguía pareciendo humano. Sin embargo a veces tenía la idea de que mi abuelo real ¡¡HABÍA DESAPARECIDO!!

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  3. MISERIA BIOLÓGICA

    Cuando visité el taller de mi abuelo una tarde que él no estaba me di cuenta de la absoluta precisión mecánica y electrónica que había desarrollado. Hubo algo extraño en su vida en un momento en que empezó a distanciarse de las ideas y la filosofía y blasfemaba contra la carroñera política y cosas por el estilo. Entonces se acordaba con mucha nostalgia de cuando trabajaba en una fábrica muy joven y funcionaba con máquinas que le hacían un trabajo preciso, máquinas nobles y obedientes que se sometían a sus diseños y su racionalidad. Las máquinas eran las únicas que sabían responder a la razón con nobleza y mansedumbre, con humildad y eficacia máxima. Máquinas que te podías pasar toda la noche trabajando con ellas sin fallar, eso sí había que mantenerlas en su punto, observarlas, cumplir con su engrasado y sustitución de líquidos. También su cerebro electrónico o eléctrico debía de mantener las conexiones precisas.
    Mi abuelo se extasiaba con las máquinas de tal manera que no era capaz de vivir con los humanos. Los humanoides, como él decía, eran irracionales, inestables, mentirosos, débiles y cobardes, pero al mismo tiempo se creían dioses perfectos y dignos de los mayores halagos. Era difícil para él encontrar un humanoide serios, inteligente y humilde, y, cuando lo encontraba resulta que se parecía a ¡una de sus máquinas de la fábrica!
    Toda la vida se obsesionó con aquel descubrimiento, y fue así que con el tiempo trabajó con todas sus fuerzas para fundir la máquina con la máquina biológica tan imperfecta y defectuosa que era el homínido. Por eso el homínido había sacado en un momento de su historia la máquina ideal que llevaba en sus genes, ¡la máquina que le habría de sacar de su miseria!
    Mi abuelo era como un profeta. Yo lo comencé a ver como un gran profeta. Por fin los humanoides podrían salvarse de su miseria biológica.

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  4. SEGUIMOS LEYENDO MATEO

    Dice el texto que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto. Dice "Mateo" en su capítulo 4. Pero antes, al final del capítulo 3, Jesús es elevado a "Hijo amado de Dios". Hay algo extraño en este final. No sabemos cómo se produce exactamente esa escena del reconocimiento o nombramiento de Jesús como Hijo amado de Dios, por "el espíritu de Dios". ¿Se abrieron los cielos delante de todos los allí presentes, o la escena de la apertura de los cielos es algo que sólo Jesús percibe como una visión extática? No queda nada claro y yo tiendo a pensar que en el lenguaje mítico-revelatorio de "Mateo", lo que sucedió fue a nivel mítico-extático en la persona de Jesús. Jesús no es un hombre normal desde un principio. Es un ser más divino que humano y ahora acaba de ser nombrado "Hijo amado de Dios". Por lo menos así figura en la escritura de Mateo. Quien lo nombra es una voz. No se ve a nadie. Se oye. Dios es voz, palabra. Dios es verbo.
    Y a nivel mítico-extático ha de seguir el capítulo 4.

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  5. LEYENDO A MATEO: EL DIABLO

    En el capítulo 4 entra en escena el diablo. Pero el diablo es también una voz, palabra. El tiempo y espacio es obviamente mítico-imaginativo, o si existe tal dimensión secreta de realidad son las palabras a través de este lenguaje mítico-revelatorio las que nos lo traslucen de alguna manera a nuestro espíritu.
    Las tentaciones vienen a decirnos que hay un poder divino a disposición de Jesús y que ese poder se transmite con la palabra. El diablo quiere someter ese poder divino a su voluntad haciendo de Jesús su Hijo, en lugar de Dios. Para ello recurre a las Escrituras como referencia, pero obviamente el uso de las Escrituras que el tentador hace tiene por objetivo engañar a Jesús y apoderarse de su voluntad. Hay dos reinos en puja en la persona de Jesús: el Reino de los Cielos y el reino de la Tierra. El reino de lo espiritual donde Dios manda y el reino de lo material o terrenal donde el diablo aparentemente manda.
    Jesús hace valer el reino de Dios interpretando las Escrituras en el sentido correcto y así vence la voluntad del tentador que se da por vencido y desaparece.

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  6. LEYENDO A MATEO: LOS DOS REINOS

    El diablo ha de hacer lo posible para apoderarse del poder divino, único poder real, y así conseguir dominio sobre la naturaleza y la historia. Jesús sería el medio para vencer a Dios. Las tentaciones son el intento de vencer la voluntad mesiánica de Jesús para hacer de este un siervo de Satán.
    Poder sobre la naturaleza: las piedras se transformarían en pan y el pan en el mercado de la escasez y el hambre significa la posibilidad de doblegar las voluntades humanas al servicio del amo Satán (tentador) con Jesús al frente.
    Significa también poder sobre la muerte y el cuerpo. Tal poder en el mercado del sufrimiento y las enfermedades sería inmenso para doblegar voluntades al servicio de Satán y con Jesús al frente.
    Significa también soberanía absoluta sobre el poder político de la tierra pues el diablo asume tal soberanía que puede delegar en Jesús a cambio de adoración o sumisión absoluta a sus dictados y a su supuesto reino.
    Son dos palabras o dos voces que se disputan el poder divino. Y Jesús ha de responder a ello. Ha de elegir. Son también dos referencias a las Escrituras, a las palabras divinas, pero una es un uso engañoso de esas palabras y el otro el correcto. Jesús opta por servir a Dios, al Reino de los Cielos. Con ello vence el poder de Satán. Misión cumplida.

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  7. SEGUIMOS LEYENDO A MATEO: IMAGINACIÓN Y EXISTENCIA

    El diablo no es más que una voz, palabra. No hay en Mateo representación física alguna del diablo, como tampoco de Dios. El Espíritu de Dios es también palabra. La conciencia de Jesús es el escenario de tales palabras. Una palabra hace referencia a un Reino de los Cielos donde habita Dios. Otra palabra hace referencia a Satán y su aparente reino sobre la naturaleza y la historia. Bien parece que todo lo que el diablo pretende poseer no es nada más que humo, pues para tener el poder real sobre lo que dice poseer necesita la sumisión de Jesús, el poder divino, arrebatar el poder divino y ponerlo a su servicio. Así entonces la única realidad "real" es la que sustenta el reino de los Cielos. El reino del diablo sería un reino vampírico.
    Y Jesús se pone al servicio de la realidad del cielo, venciendo así las apariencias satánicas palabras con su palabrería, promesas, visiones; pero siempre apariencias.
    Jesús escoge la realidad, el poder real sobre la naturaleza y la historia: la Voluntad Divina.
    Las tentaciones de Mateo acontecen en la conciencia del Jesús "humano". Son voces en la conciencia, confrontación de palabras que dicen representar poder o ambición de poder. Poder real y poder falso.
    En el hombre normal y corriente estas "voces" ya sabemos cómo se resuelven: pura ambigüedad donde Satán parece tener la sartén por el mango la mayor parte del tiempo. Pero en la conciencia de Jesús hay poca o nula normalidad humana, vence al diablo con rectitud y con disparos certeros en la diana. Las tentaciones son humanas, muy humanas, pero el poder de vencerlas es muy divino. Sólo puede pasar en el escenario de la imaginación. El espíritu invisible e incorpóreo vence imaginariamente al diablo, pero en la vida real existente, la existencia humana cede inevitablemente al diablo una y otra vez.

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  8. PASEOS

    Dedico mi tiempo a caminar por senderos por los alrededores de Gijón, Posada de Llanes, Villaviciosa, Colunga, y otros concejos. En Asturias cualquier camino te lleva a la tranquilidad de paisajes verdes y algún que otro bosque. A veces te lleva directamente al mar. Mira al mar. El camino de Posada a Porrúa es un camino de tranquilidad y serenidad a través de bosque. Confundirse con la naturaleza y soltar los pensamientos libremente. Caminar a la playa de Niembru o por el parque de Peón de Villaviciosa o por Castiellu de Bernueces hasta el golf parando en la pequeña capilla de San Miguel y sentándose al lado del roble milenario mirando ya al golf. Hay una promesa de más allá en el más acá.
    La naturaleza es inocente, como inocentes son los animales. Los únicos que hemos dejado de ser inocentes somos los homínidos. Hay homínidos que conservan cierto grado de inocencia y lo notas. Lo notas en la nobleza de corazón, en la disponibilidad, en cómo habla de la vida. Nada que ver con el hipócrita, o el simulador, o el beato: se les nota a la legua la piel de cordero y el lobo rapaz esperando. Los niños son inocentes hasta que crecen y comienzan a vivir la amplitud del mundo. Lo más normal en nuestro mundo de homínidos es la desconfianza, el miedo, el odio, la venganza que espera el odio. Cuando vivimos nos vemos inevitablemente envueltos en la mierda del mundo. No hay manera de salir porque ya vivimos en ella desde que somos cuerpos y cuerpos conscientes. Nos pasamos la vida queriendo salir de ella y vislumbrar el paraíso perdido. Miramos por muchas ventanas: a veces la filosofía te eleva en espacios mentales sublimes, la música, el arte, la naturaleza, aquella persona que te hace sentir alegre o que despierta en ti sentimientos fuertes de alegría. Pero luego todo parece agotarse o la rutina nos torna aburridos, o las ideas pierden brillo. A la naturaleza la miramos poco. Normalmente se interponen las preocupaciones. Aquellas personas desaparecen de tu vida para nunca más volver. Todo queda en la nostalgia y se mitifica o se idealiza. Tenemos poder de mitificar e idealizar para hacer la vida menos áspera o aburrida.
    Tiempo para escuchar música, tiempo de lectura, tiempo de paseos largos, baños en el mar, viajes, amigos; búsqueda espiritual para encontrar algún camino que nos haya sido dado y que quizás no hayamos sido capaces de descubrir todavía.
    El camino comienza en todas partes. Una buena novela deja un trasfondo de esperanza. Un buen poema te apunta al misterio de la naturaleza y la secreta magia de la materia que hemos matado en nuestra vida diaria. Una persona nos hace resonar el alma en frecuencias comunes de un más allá posible. Hay figuras religiosas que inspiran, que apuntan también.

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  9. LA MÁQUINA ANTIRRELIGIOSA

    La máquina antirreligiosa se basa principalmente en dos mecanismos. Uno es la utilización del método científico como herramienta única de la verdad. Otra es la politización de toda la existencia, donde todo está situado en una relación de fuerza. En los dos casos hay una visión del universo absolutamente inmanente, lo cual obviamente, excluye cualquier posibilidad de trascendencia ya que es imposible pensar nada fuera de los parámetros del pensamiento y categorías humanas. Todo nuestro universo está regido por formas de pensamiento traducibles a experiencia humana, fuera de tal experiencia no hay nada pensable, ni concebible por la mente.
    La religión entonces sería una mentira, pues todo lo que pretende no son más que proyecciones humanas. Anhelos humanos, ilusiones humanas, etc.
    ¿Qué decir a esto?

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  10. RESPONDIENDO ARRIBA CON LA LECTURA DE MATEO

    Jesús comienza su ministerio predicando las nuevas buenas del reino de los cielos, o sea, el próximo fin del mundo y el comienzo del reinado de Dios a través de su Mesías. Y entonces recorría las sinagogas de Galilea predicando estas buenas nuevas y ejerciendo su poder real divino de forma clara, objetiva y visible: "sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo". Todo ello hace que mucha gente le traiga más gente con dolencias de todo tipo. Incluidas las locuras, las posesiones, etc. Tales acontecimientos hacen posible la fama de Jesús más allá de Galilea.
    Esto respondería muy bien a lo planteado arriba en La Máquina Antirreligiosa.
    ¿Qué rompería esa imposibilidad de trascendencia que plantea el inmanentismo actual en forma de método científico y de radical politización de la existencia? Conviene decir que los buenos científicos son muy conscientes de los límites de la ciencia. La ciencia no acapara todos los aspectos de la experiencia humana. Los segundos son mucho más decisivos en su radical politización que utilizan como llave maestra para encajar toda la experiencia humana en función de su programa (siempre político por tratarse de relación de fuerzas). Toda la interpretación evangélica estaría pues en función de tal politización.
    Pero nos quedaba el existencialismo. Toda experiencia humana sigue siendo inmanente en todo momento y circunstancia, siempre ya insertada en la historia y ella misma historia, incluida su politización consciente. Lo único que podría romper esa inmersión absoluta en lo histórico, en lo humano o el dasein de Heidegger, sería el milagro.
    El milagro apuntaría directamente a la trascendencia con su sola actuación. Se podría todavía apuntar al poder psicosomático de un hombre carismático, pero si el milagro es una resurrección o una reversión de una lepra u otros prodigios visibles y testificados por muchos; entonces la trascendencia se anuncia sin duda alguna en forma de milagro. De hecho palpable. Mira. He ahí.
    La fe estaría basada en el milagro visible y palpable. Esa sería la única demostración de que la Trascendencia es un poder superior a la inmanencia humana aun sin poder visualizarla, ni comprenderla, ni tan siquiera pensarla en base a conceptos por no disponer de material apto para los sentidos o transmisión en intuiciones espirituales comunes a todos.
    Ese es el evangelio en Mateo. El anuncio del evangelio en Mateo. Estamos leyendo sólo Mateo.
    Podríamos decir que Mateo "inventa" los milagros o que sobredimensiona las curaciones típicas de un taumaturgo de la época, pero lo que no cabe duda es que si el evangelio ha de ser evangelio, las buenas nuevas del Reino de los Cielos--de la Trascendencia--el milagro entonces es la única prueba que se puede mostrar a los humanos para que no quede resquicio de duda y haya fe a pesar de los pesares.

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  11. EL VIRUS Y SUS CONSECUENCIAS

    Este virus nos está demostrando lo que ya sabíamos. No vamos a considerar aquí los que niegan su misma existencia o lo atribuyen a una invención de poderes ocultos. Tampoco los que lo atribuyen a una fabricación malvadamente deliberada por parte de Soros o Gates o China, etc., para meternos el 5G por el alma y a través de futuras vacunas. La imaginación humana es rica y fértil, y sobre todo en tiempos como los actuales. Nada está demostrado, y todo puede ser al mismo tiempo.
    Me refiero más a quienes creen en el virus y ven necesaria la intervención del gobierno con medidas sanitarias y se indignan si no se cumplen las normas. Todo ello de palabras para afuera, pues de puertas adentro o entre amigos y familiares o en el bar tomando unas copas, las normas quedan olvidadas, simplemente no rigen. Hay una cierta complicidad interna que dice: ¿pero tú realmente crees en eso?, o, pero no podemos vivir así todo el tiempo, somos humanos y necesitamos besarnos, abrazarnos, disfrutar, etc. No hablemos ya de los jóvenes. Anda ya, ¿tú no te quitas el bozal? ¿Crees en esas tonterías? Pasémoslo bien y que le den. Nos gusta el desafío, poder reírnos de las normas o simplemente no sentirlas como propias.
    Y por lo tanto en los bares la gente se junta y se ponen a hablar aunque unos vengan de Cáceres y otros de Luarca; en familias también se juntan todos como si nada estuviese pasando, pues de puertas adentro todos lo hacemos bien y si vienen parientes de Cadiz o de Guadalajara, pues todos a disfrutar la comida o las reuniones como siempre ha sido. Es absurdo comer a un metro y medio de distancia, peor aun usar mascarilla, se puede considerar una afrenta, etc. En las playas y parques los chavales siguen como siempre en sus grupos sin distancia alguna. Hay excepciones a todo esto, claro que las hay, pero yo diría que son minoritarias y que el que trate de guardar normas internas es quien ha de dar explicaciones, no al revés.
    Ahora sí, puertas afuera todos con mascarilla, A veces el camarero te habla con la mascarilla descubierta por la nariz, mucha gente mayor hace eso también como alivio a la incomodidad que supone el barbijo todo el tiempo. Otros la tienen casi siempre bajada. Pero lo que sí es verdad es que la mayoría la gente en la calle y en sitios cerrados cumple. Y eso, creo yo, ya es mucho. Doble moral la que se quiera y más.
    Pero hay otro aspecto más inquietante que nos amenaza además del virus. Se trata de la excepcionalidad política y social en todo el mundo que ya se está alargando demasiado. No niego que sea por pura y urgente necesidad tal estado de excepción, pero nos estamos acostumbrando a la necesaria intervención del Estado a través de los gobiernos en aspectos colectivos y personales que podrían crear hábito y extenderse más allá de lo necesario en el tiempo. Ya los hay que ven la eficacia del Estado en clave policial como panacea y solución a la irresponsabilidad humana y la poca fiabilidad que merece la gente cuando se les deja libres. El control social se ha incrementado de forma notoria y siempre bajo la amenaza de la peste. Las técnicas de control social se ven ahora como necesarias y liberadoras (rastreadores, encierros parciales o totales, etc.), pero la pregunta que algunos nos hacemos es ¿volverá todo a la normalidad una vez haya pasado tal pandemia o de lo contrario quienes han reforzado y apoyado tales medidas como higiene social de salud pública, las seguirán apoyando como soluciones para otros problemas? La pregunta es importante, pues puede ser que con el virus v la peste las cosas empiecen a cambiar hacia un control social y político de fascismo amigable (no importa si son de derechas o de izquierdas, da lo mismo). China, Turquía, la inviolable monarquía española y su inamovible constitución, Rusia, etc, Ojo al parche que si somos imperfectos e irresponsables con el virus y sus efectos reales y nefastos, también lo podemos ser en totalitarismos políticos interesados . Todo por el bien público y la salud pública.

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  12. Nada que decir. ¿Se puede llegar a un estado en que ya no haya nada que decir? Posiblemente ya esté todo clarificado.

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  13. No. Queda algo. Hay una verdad que hay que ir ampliando con plena libertad.

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  14. LEYENDO A MATEO. LAS BIENAVENTURANZAS.

    Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Dice la primera bienaventuranza. ¿Quiénes son los pobres de espíritu? La pregunta es importante porque "los pobres de espíritu" son candidatos seguros al reino de los cielos, y si uno quiere ir al reino de los cielos debe de saber si es o no es "pobre en espíritu", y, si no lo es, también ha de saber cómo llegar a ser "pobre en espíritu".
    En primer lugar el "pobre en espíritu" ha de pertenecer al pueblo de Israel ya que Jesús en el sermón de la montaña está hablando al pueblo de Israel, a los judíos concretamente. Un gentil no sería candidato a esta condición de pobre de espíritu. En segundo lugar tendría que ser capaz de seguir escrupulosamente la Torá tal como Jesús explica en el resto del sermón. También debe de ser humilde y no esperar nada de nadie en cuanto a su salvación que no sea lo que la Torá dice y Jesús indica cómo se ha de interpretar la Torá. Pero si no hay explicación concreta por parte de Jesús pues entendemos de forma limitada lo que significa exactamente.
    El resto de las bienaventuranzas vienen a ser variantes de una forma de ser aceptado en el reino de los cielos. O sea, condición necesaria para entrar en dicho reino.
    Los que lloran. Lloran por la muerte de alguien. Sufren. Lloran por la desgracia que padecen. Supongo que llorar por la muerte de un tirano o algo parecido no entra en esta categoría. Se entiende que es el llorar del pobre o del oprimido o el agobiado por sus faltas y pecados.
    Los mansos. Los perseguidos en general a causa de seguir al mesías Jesús, o por los poderosos cuando se trata de hacer justicia. También los pacíficos o pacifistas.
    Todos ellos han de ser judíos que aceptan su autoridad de Mesías, que están dispuestos a arrepentirse de sus obras pasadas y que van a vivir una vida de rigurosa ley tal como luego explica Jesús en el resto del largo sermón.

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  15. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA

    Para entender el sermón de la montaña habría que situarse en el Israel de entonces ocupado por el imperio romano, dividido en territorios gobernados por reyes títeres o procuradores de Roma. Un Israel que había atravesado guerras civiles, humillaciones, desacatos y profanaciones a sus lugares religiosos. Un Israel con una casta sacerdotal controlada por los saduceos y su complicidad con Roma, una parte importante de la población sumida en la pobreza, las enfermedades y las limosnas. Todo ello hace posible un fuerte deseo de cambiar las cosas recuperando un orgullo como pueblo, reformando y adaptando el judaísmo a ese deseo de volver a un pasado reflejado en la monarquía davídica. De ahí las sectas puritanas como los fariseos o los esenios, los radicales violentos como los zelotas, la aparición de supuestos mesías como Judas el galileo y Teudas, o el mismo Juan el Bautista como profeta de un próximo juicio final.
    Un Israel que bulle, que discute en las calles, que se enfrenta de diferentes formas contra el imperio gentil, que produce diferentes sectas e interpretaciones de los textos antiguos.
    Y Jesús aparece precisamente en un momento en que la llegada del mesías esperado y profetizado por las escrituras era un anhelo de muchos. Tal situación solo requería de una solución drástica: la intervención de Dios provocando el fin del mundo actual y la entrada en vigor del Reino de los Cielos o Reino de Dios a través de su Mesías. Sería un reino donde la Torá actuaría como ley irrecusable y donde la Justicia por fin habría de ser una realidad.
    Tanto el Bautista como Jesús anuncian la llegada de ese reino justo y nivelador. El Mesías como rey.

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  16. LEYENDO A MATEO Y REFLEXIONES

    Mateo nos quiere presentar su buena nueva como un acontecimiento milagroso que parte ya del nacimiento de Jesús. Se cumplen los tiempos en que el sufrimiento y la degradación que vive Israel ha de corregirse. Las buenas nuevas es que todo ello se ha de acabar para dar lugar a otra tierra renovada. Es una restauración del reino davídico, pero esta vez para siempre.
    Pero "Mateo" escribe decenas de años después de la muerte de Jesús y en esos años las cosas han cambiado. La comunidad cristiana de Mateo (posiblemente Antioquía) mantiene una rivalidad con los discípulos de Pablo, las diferentes sectas gnósticas, los seguidores de Pedro y con los judíos fariseos contemporáneos. En realidad todos se consideraban dentro del cuerpo del judaísmo a pesar de las diferencias, la separación formal vino más tarde a la hora de decidir quién era seguidor de Cristo y quien del judaísmo en función del canon establecido por cada sinagoga o asamblea.
    Es por ello que en el evangelio no destacan los romanos como fuerza imperial gentil con un gran poder represivo, más bien los enemigos supremos parecen ser los escribas y fariseos, o sea, gente del mismo pueblo judío cuyos descendientes espirituales son los judíos supervivientes: o sea, los rabinos que salvaron el judaísmo después de las masacres romanas, de extracción farisea.
    Podemos decir que el evangelio de Mateo no se separa en lo fundamental del judaísmo del segundo templo. Aceptar a Jesús como el mesías era otra posibilidad dentro del judaísmo. Y como hemos de ver la Torá que Jesús predica en Mateo es una Torá estricta y sin concesiones a quienes tratan de salvarse solo por la fe.

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  17. NO IMPORTA

    Caminaba sólo. Siempre solo. Algunos decían que sólo sabía hablar con las serpientes y los coyotes. Era amigo del desierto y de las nubes lejanas. Solía ir al pueblo a comprar sus suministros y asistir al servicio religioso de la iglesia presbiteriana. Luego se iba. Sólo con su mochila cargada o su biblia de pastas negras cogida con la mano. Siempre vestía una chaqueta negra y sus pantalones eran de lona vieja y gastada. En su cabaña, a las afueras del pueblo, no muy lejos del antiguo rancho de la Viuda; allí fabricaba sus esculturas y figuras de piedra o barro cocido tan demandadas en los mercadillos de Walnut Cross y Cherry Town. Eran figuras extrañas inspiradas en las noches estrelladas del desierto cuando la mirada sabe descifrar los misterios de lo insondable. Era necesaria una soledad radical y absoluta para poder esculpir o moldear aquellos símbolos y rostros mitad humanos y mitad de vida irreconocible; vida con forma pero demencialmente retorcida: un aborto de otras latitudes estelares, quizás.
    Nadie sabía cómo se llamaba nuestro hombre.
    Había aparecido un día por el pueblo vendiendo sus figurines y otro día desapareció a una edad que nadie sabía desentrañar. Desapareció por las montañas secas de Monte Pelado, no muy lejos del Valle del Pecos. Dicen los más viejos que todavía se acuerdan de él, que un chico; el hijo del pastor Urdí de la iglesia presbiteriana, vio a nuestro hombre rodeado de coyotes cerca del pozo del Indio. Él, en medio de la jauría, aullando como una alimaña más. Luego las nubes cubrieron la luna llena y el chico ya no pudo ver más.
    No importa. Qué más da. Ya nadie lo recuerda.

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  18. NILMA Y TELCO HABLAN DEL EVANGELIO DE MATEO

    NILMA.- Es interesante eso que dices que Mateo no considera a los romanos como el poder represivo en aquel Israel ocupado. Efectivamente, el Jesús de Mateo ataca con ferocidad a los escribas y fariseos, pero aunque entre ellos hubiese de todo como en botica, no justifica tal generalizada descalificación, máxime sabiendo que Jesús compartía alguna de sus doctrinas y que la interpretación de la Torá parece más bien en grado que en esencia. Los romanos ejercían una represión sistemática y no dudaban en masacrar o torturar sin piedad llegado el momento. Los fariseos y los escribas eran judíos piadosos después de todo, con sus defectos, hipocresías, etc. Pero toda persona o grupo religioso suele caer en tal hipocresía más tarde o más temprano. Todo el Nuevo Testamento parece eximir o justificar al Imperio romano de cualquier culpa, lo cual nos hace pensar un poco sobre el porqué de tal inhibición.

    TELCO.- Sí, puede ser porque todo él fue escrito después de la gran sublevación de los años 60 y la fuerte represión y masacres de las legiones de Tito y lo mejor era la cautela y discreción por si las moscas. Pero cabe también pensar en la típica interpretación hebrea del castigo de Dios a su pueblo infiel a través de los imperios extranjeros. Es decir: si Israel ha llegado a tales grados de inmoralidad o pecado, corrupción y confusión religiosa es porque se ha apartado de la Ley y entonces merece su castigo a manos de otro imperio. La culpa no es de Asiria, Babilonia o Roma, sino de la insoportable desobediencia de nuestro pueblo. Roma en este caso es el instrumento que Dios usa para castigar a Israel. Aunque esto no se dice explícitamente en los evangelios, implícitamente parece que es así. Observa que tanto el Bautista como Jesús están empeñados en anunciar el fin de los tiempos y el establecimiento de una teocracia basada en la verdadera Torá. El paso no es la rebelión armada, la toma del poder por la violencia, sino el arrepentimiento y la vuelta a la Ley depurada de la cizaña.

    NILMA.- Sí, todo el sermón de la montaña y las parábolas y el mini apocalipsis de Mateo tienen como objetivo el establecimiento del Reino de Dios sobre Israel e indirectamente sobre las naciones gentiles para siempre. Jesús es el Mesías, el rey y sumo sacerdote, de tal Reino de Dios. En realidad el Jesús de Mateo se mantiene dentro del judaísmo, pero con una radicalidad interpretativa de la Torá que indica un puritanismo muy impaciente y necesitado de venganza (Justicia) sobre un mundo insoportable. El mal ha de ser castigado y por sus obras conoceremos a los malos y los buenos.

    TELCO.- Pero fíjate que es la misma cantinela de siempre. La ley es perfecta y el pueblo se desvía, Dios manda profetas para regenerarle, castigos para advertirle y corregirle, pero la situación se repite. Es un círculo vicioso sin salida. O bien falla la ley o bien falla el pueblo, o sea, las personas. Y el sermón de la montaña no lo pone nada fácil, pues el listón de exigencia de la Ley es bastante más alto y ya no solo las obras externas y visibles, sino el mismo "corazón" del hombre en su intimidad e intenciones. Ahora la ley va en serio y el juicio no va a perdonar a nadie, de ahí que sólo unos pocos se salvarán. Un resto fiel. La medida serán las obras.

    NILMA.- Lo cual indica también que la teología de Mateo se enfrenta al antinomismo de los discípulos de Pablo, o posiblemente al mismo Marción que negaba la valided del Antiguo Testamento. Algunos dicen que Mateo fue escrito ya entrado el siglo II en la ciudad de Antioquía donde se fermentaban rivalidades entre grupos cristianos y judíos. Era difícil todavía diferenciar a todos ellos del judaísmo como cuerpo religioso. Pero la línea teológica del Jesús de Mateo es obvia: la salvación es por obras y obedeciendo la Torá punto por punto. Pablo estaría equivocado y los rabinos fariseos del momento habrían vaciado de contenido la Ley a cambio de una práctica meramente ritualística e hipócrita.

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  19. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (I)

    El sermón de la montaña. Un sermón muy largo para retenerlo en la memoria. Quizás fueran trozos de enseñanzas de Jesús a lo largo de su corta vida reunidos como un gran sermón. Lo más probable. Dice Jesús que hay que cumplir la ley de pe a pa. También dice que quien quiera quitar una jota o un acento a la ley la está debilitando. Los que siguen la ley de pe a pa, son los que entran en el reino de los cielos en la categoría más alta, pero los que la debilitan entrarán en el reino de los cielos pero estarán en la categoría más baja. Pero quien no cumpla la ley en un grado muy superior a los escribas y fariseos, ese no entrará jamás en el reino de los cielos.
    Queda claro que los radicales seguidores de Pablo y cualquier antinomista gnóstico que anduviere por ahí en la época de Mateo, está condenado al fuego eterno.
    La ley prohíbe matar, pero antes de llegar al hecho mejor es matar la pasión de matar en su raíz. Y la pasión de matar se manifiesta primero en la ira o en el deseo de llevar las cosas a juicio público contra el otro. Jesús va a la pasión que se produce antes de llegar al asesinato. Para Jesús es más importante ver la pasión que se produce en el alma humana y actuar sobre ella anulándola que llegar al acto. Entonces ya no hay remedio. Entra la ley con todo su mecanismo para condenar.

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  20. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (II)

    Luego viene el adulterio. El adulterio lo produce la pasión del placer sexual y toda su omnívora potencia. De nuevo Jesús nos lleva a la pasión que lo produce y cómo hay que eliminarla antes de que nazca o se agrande y perdamos el control sobre ella. O sea, viene a decir que la ley está ahí por una razón importante: las pasiones humanas destructivas. Si no hubiese pasiones humanas destructivas no habría ley. Por eso la ley es necesaria. Pero esas pasiones podrían ser vencidas en su raíz, antes incluso de que se produzcan por medio del amor al prójimo. Pero Jesús llega a decir que si es necesario quedar ciego o mutilarse para matar esa pasión, pues habría que hacerlo. La radicalidad es literal.
    O sea, el pecado está en el corazón del hombre. La raíz es el corazón con sus pasiones dañinas y destructivas. No se trata de ver en la ley un mecanismo externo que cumpliendo sus exigencias ya quedamos exentos de culpa. Los fariseos prestarían más importancia a esa exterioridad de la ley, a ese cumplir con exigencias rituales, o llevar las cosas al cuidado de los jueces. El mecanismo externo de la ley no elimina las razones subjetivas, internas, pasionales, del corazón humano. Todo lo contrario, las pasa de largo y con ello la ley y la justicia se convierten en un instrumento de poder social, pero sin efectividad real en el corazón humano. La fuerza y el amor: la razón de la fuerza o coacción y la razón del amor.

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  21. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (III)

    Jesús da al matrimonio una razón más fuerte que la ley judía. El matrimonio según Jesús es un lazo que se produce por razones sociales entre familias, pero una vez que se ha producido, todos sus conflictos pasionales o de enfriamiento, se han de poder solucionar en los corazones humanos. Antes de cometer el hecho consumado del adulterio, que ya no tiene vuelta atrás, se ha de matar el conflicto con amor, la razón del amor. Entonces para Jesús el matrimonio pasa de ser una función social a ser un vínculo de amor donde ha de operar la ley del mismo. Si la ley del amor se rompe y se adultera manifiestamente, entonces la persona que ha adulterado motiva un certificado de divorcio y ambas personas no pueden ya renovar otro matrimonio sin cometer adulterio, pues se ha roto con la ley del amor que era inviolable e indisoluble. De ahí que en los países católicos había separaciones pero no divorcio. El matrimonio primero era indisoluble y para siempre, lo demás era ilegal e ilegítimo. En países liberales el asunto religioso una vez separado del civil, pues hace del matrimonio una relación de hombre mujer con una función social enmarcada en una historia, y entonces desaparece su carácter indisoluble y eternamente vinculante para la ley civil, pero quien lo quiera enfocar diferentemente como asunto cristiano, pues es libre de hacerlo como asunto privado y de conciencia.

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  22. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (IV)

    En cuanto a los juramentos seguimos la misma pauta. Lo importante entre las personas que se relacionan es decir siempre la verdad sin necesidad de poner a Dios por testigo. Poner a Dios por testigo jurando por la tierra o por la cabeza (tradición farisea) induce a la hipocresía o a la mentira. De nuevo el mandamiento es necesario en casos importantes, pero en la vida diaria la pureza de corazón o la ley del amor ha de prevalecer. Por tanto si y no y con eso vale entre personas honestas.
    En cuanto a retribución o reparación cuando se sufre un daño violento o un intento de apropiación de algo que nos pertenece bajo coacción, o abuso de confianza pidiendo prestado, etc., aquí Jesús pide una conducta que en vida normal no resultaría para nada razonable. Sería una conducta masoquista un tanto ridícula que podría perjudicar mucho a personas dependientes de nosotros. Un hombre capaz de tal desprendimiento no podría sobrevivir en esta vida, pero sí sería posible en una situación de extrema excepcionalidad como es la pronta venida del Reino. Esta situación de excepcionalidad conduce a una ética de total desprendimiento. Es como decir: “mira, para el tiempo que nos queda nada es mío, ni nada poseo, si quieres algo de mí no necesitas recurrir al engaño, ni la violencia; tómalo a tu gusto o dime hasta donde he de tirar por ese carro que también podría tirar más de él”.
    Aun considerando la excepcionalidad no deja de ser una ética de un santo, de un superhombre. Si se tomare literalmente, y eso parece, lo que puede estar diciendo Jesús es: “La pureza de tu corazón ha de llegar al máximo, al puro desprendimiento de las cosas que posees, a la pura desnudez de cuerpo y alma”, lo cual resulta imposible para una persona, salvo que ocurra un milagro de conversión. Esta ética necesitaría de un ser humano diferente, absolutamente transformado por medios sobrenaturales.

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  23. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (V)

    El siguiente mandamiento de ama al prójimo y aborrecer al enemigo no aparece en ningún sitio en el AT. Puede que sea una interpretación basada en alguna tradición. Viene a ser una variante del anterior. De nuevo el desprendimiento de la persona interpelada por Jesús ha de ser total. Lo natural es amar a las personas que conocemos y nos ofrecen confianza, amar a quien nos insulta o maltrata o nos destruye es pedir algo totalmente fuera del control humano. Es una exigencia para superhombres, incluso en momentos de excepcionalidad mesiánica. De nuevo para que esto sea realidad en una persona se necesitaría del milagro. Tal pureza de corazón resulta posible con un milagro.
    Un mandato más razonable y suavizado está en 6:14: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”. Y en el mismo capítulo vemos el desplazamiento que hace Jesús de las prácticas religiosas comunes al judaísmo, haciendo ver la inutilidad de las exhibiciones públicas piadosas, la jactancia para recibir reconocimiento de bueno por los demás dando limosnas o gesticulando con exageración cuando se ora, etc. Tal jactancia deriva en formalismos hipócritas que ante Dios no tienen valor alguno. Dichas prácticas han de ser íntimas, interiores, en secreto. Una vez más la pureza interna de corazón es lo que cambia al hombre o lo que da señal de cambio profundo y real.
    Pero volvemos de nuevo a las exigencias muy poco recomendables en la vida diaria: si no nos preocupamos de cómo buscar un trabajo, o cómo sobrevivir pagando rentas o impuestos, o de la comida y el vestir, recurriendo a la espera confiada en la fe, lo más normal es que acabemos viviendo pobremente, muertos de hambre, pasando frío, etc. Salvo que alguien pase todos los días y nos dé pan y ropa por compasión o conmiseración. No hablemos ya si tenemos dependientes familiares que mantener. Nuestra irresponsabilidad sería absoluta. 6:34: “Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.

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  24. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (VI)

    En cuanto al juzgar a los demás yo creo que es imposible tal cosa, pues un estado de absoluta neutralidad respecto a nuestros semejantes es algo no dado a la contingencia humana. Una cosa es ser precavido respecto a lo que se dice de los demás y que mejor pudiera estar oculto, y otra estar libre de juicio alguno sobre los actos de los demás. Hay cosas que merecen juicio e incluso juicio recriminatorio en algunos casos de evidente maldad y daño por parte de algunos o políticos o tiranos, etc. También está el juicio hipócrita que solemos emitir sobre otros, sin antes habernos examinado a nosotros mismos. Suele ser muy corriente, pero eso no evita que otros juicios pueden ser necesariamente correctos para bien de todos. Callar sería de irresponsables.
    En cuanto al poder de la oración de nuevo entramos en terreno resbaladizo. Se entiende en estos versículos que si pedimos con verdadera fe, Dios nos responderá a nuestras oraciones. “Pedid y se os dará”, “buscad y hallaréis , etc.” Como normalmente las oraciones no son respondidas de acuerdo a esa ley de correspondencia tan generosa e incondicional, entonces podríamos decir que la oración no se hizo con fe. Pero entonces para conseguir esa fe habría que pedir fe primero, pero tampoco eso ocurre con esa generosidad milagrosa que esperamos en esta promesa. Los creyentes entonces optan por asumir que su fe no es lo suficiente y Dios queda exonerado. Nosotros siempre culpables. Pero también puede ser que se esté refiriendo a cumplimientos apropiados a su momento en nuestra vida o vida post-mortem. También puede ser una fe que sabe que la voluntad de Dios todo lo puede (Shestov) y que ese pescado que se pide podría en cualquier instante aparecer si la Voluntad de Dios lo quiere. De ser así no queda justificado ni explicado en estos versículos, ya que lo que se pide parece ser tan inmediato como el pan para nuestros hijos y no hay condicionalidad alguna. Pero la Voluntad de Dios no está condicionada a nada. Puede hacer como quiera.

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  25. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA (VII)

    La puerta estrecha. Efectivamente la puerta de entrada al reino de los cielos queda claro que solo es para muy pocos. El resto fiel de Israel, es muy pequeño. Recordemos que está hablando al pueblo judío como pueblo elegido visible dentro del conjunto de Israel (12 tribus). Los mandatos de cumplimiento completo de la ley son harto imposibles en algunos casos. Sólo los supercreyentes pueden lograr tal proeza. La mayoría del pueblo de Israel queda fuera. Ancha es la puerta de perdición.
    Sólo entrarán al reino de los cielos aquellos que muestren buenas obras. No vale decir: “tengo fe” o “Señor, Señor, mira lo mucho que creía y lo mucho que hice por ti, etc.” (7:21-23). Y dar buenas obras como un buen árbol frutal, es algo que nadie puede estar muy seguro de serlo. Los falsos profetas son gente que queda sin definir, pueden ser cualquiera que se creía muy piadoso y muy seguro, pero cuya fe era engañosa sin darse cuenta y hasta pretendidamente malévola. Es como decir: “Entre todos los no casados encontrarás a los solteros” (Price). No hay señal de quiénes pueden ser tales falsos profetas, pues los frutos pueden ser malos en cualquiera de los muchos que se pierden. Es muy raro que alguien trate de engañar a gente piadosa por pura maldad, más bien puede ocurrir que haya diferentes interpretaciones o se practique una doble moral, pero tratar deliberadamente de hacer daño a un creyente por el placer de engañarlo y maltratarlo psicológicamente es más propio de algún psicópata aislado que de gente normal por muy descarriada que esté.
    El sermón termina con el símil de la casa edificada en la roca y la casa edificada sobre la arena. “Cualquiera que oye estas palabras, y las hace,…/…o cualquiera que oye estas palabras y no las hace…” (7:24-29)

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  26. LEYENDO A MATEO: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA. REFLEXIÓN FINAL (VIII)

    Como reflexión final:

    a) El sermón de la montaña asume que el corazón humano es capaz de llegar a una tal perfección espiritual que haga posible cumplir la Ley en toda su compleción. Sólo unos pocos podrán hacerlo y serán quienes se salven porque sus obras buenas serán la prueba fehaciente ante Dios de su corazón limpio, humilde, pacífico, manso, sufriente, etc.

    b) Este es un programa completo de entrada al reino de los cielos. No hay teología paulina o luterana que lo pueda corregir. El evangelio de Mateo es claro a este respecto. Este sermón no encaja con la teología paulina o gnóstica marcionita, pero sí encaja con el judeocristianismo de Santiago, del hermano de Jesús, (Véase Gálatas).

    c) Pero cabe la posibilidad de que Jesús esté llevando el corazón humano a sus extremos de impotencia moral. Es como decir a su multitudinaria audiencia: “He aquí que Israel está hecho unos zorros de corrupción, miseria y abusos. Llevamos así por siglos y no parece que esto vaya a cambiar. Dios está ya cansado de vuestra maldad e hipocresía y quiere purificar Israel de una vez y por todas. Os había prometido el Mesías y así empezar el gobierno del reino de Dios. Pues bien, ese Mesías ya ha llegado y ya os está mostrando cuál es el camino a seguir. He aquí el verdadero significado de la Torá, su perfección, y ahora os toca a vosotros elegir. O os arrepentís y seguís estos mandatos, o de lo contrario acabaréis en la Gehenna eterna. Las exigencias son muy duras, pero el tiempo es muy corto. El reino está a la vuelta de la esquina. Es un tiempo de máxima excepcionalidad donde se os puede exigir tal fe y desprendimiento. De vosotros depende.”

    d) Pero podría haber una voz interna de padre bueno que dijese para sus adentros: “De sobra sé que no podéis cumplir con tales requisitos, de sobra sé lo débil y cobarde que es el corazón humano, lo violento y neurótico que puede llegar a ser por naturaleza caída. Pero os tengo que decir lo mucho que vale la Torá, y la utilidad instrumental que tiene para cuando falla el hombre. El problema ese corazón humano que no consigue nunca dar la talla. Que no puede ser limpio y puro salvo que haya un milagro. Tan solo un milagro puede salvar al pueblo de Israel.”

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  27. PASEOS ENTRE DOS TIEMPOS

    Después de haber vuelto del extranjero donde había vivido unos años me establecí en la ciudad donde había pasado mi juventud. Ahora llevaba ya bastantes años viviendo en ella y buscando su alma, pues las ciudades tienen alma. Quizás el pasar del tiempo de una ciudad o de cualquier otro lugar lo marque después de todo un trasfondo metafísico que no nos pertenece, pero que es el sustrato que da un sentido real a las cosas a pesar de nuestro sentir a través del paso del tiempo. Aquella tarde fui a la zona urbana donde creía seguir estando situada la pequeña fábrica de productos sintéticos donde había trabajado durante unos seis años. Era una tarde calurosa de verano que ya comenzaba a adentrarse en el anochecer pero todavía con suficiente claridad para ver el posible lugar. Caminaba con dos imágenes al mismo tiempo: la real del momento y la que permanecía en los recuerdos como un arquetipo incapaz de borrarse y que en su día parecía ser permanente. Las calles seguían ahí, pero cambiadas. Nuevos edificios habían sustituido las viejas casas grises y donde antes había habido una gran nave de principios del siglo XX, ahora era un parque con jardines y árboles donde los niños jugaban. Nuevas tiendas y nuevos bares y hasta un gran hotel moderno de cuatro estrellas resaltaba con su modernidad en el fondo de una de las calles.
    Encontré la calle correcta y seguí hasta donde creía poder encontrar el lugar donde había vivido mis primeros años de duro trabajo mezclado con las ilusiones de futuro. La calle que seguía viviendo en mis recuerdos fue recobrando vida, de tal manera que aquella calle fantasmal parecía ahora ser la realidad más concreta del lugar y el nuevo paisaje urbano pasaba entonces a ser irreal. El sueño parecía vivirlo en el presente y el pasado cobraba ahora una fuerza de realidad que reclamaba su permanencia a pesar de los cambios. Curioso.
    Fui caminando y descubrí el solar donde estaba muy seguro había estado la antigua fábrica. Sí, era ahí. Ahí mismo. Efectivamente, la fábrica ocupaba un solar entre dos calles que en aquellos años (ya casi más de cincuenta) eran todavía calles recién trazadas y ganadas a descampados indefinidos, con almacenes improvisados de planchas de hierro o maderas y todavía sin necesidad de vallas o delimitaciones formales. Unas calles sin asfaltar y con luces mortecinas por la noche que apenas lograban difuminar la profunda oscuridad que las bañaba una vez oscurecido.
    Efectivamente, ahí estaba el solar ya despejado de la antigua fábrica. La habían tirado no debía de hacer mucho tiempo a juzgar por el color de la tierra y la vegetación que comenzaba a cubrirlo. Me quedé mirando al suelo todavía cubierto con la misma capa de cemento de antaño y más o menos fui situando lo que la memoria me iba enfocando.

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  28. PASEO ENTRE DOS TIEMPOS (II)

    La memoria es difusa, indefinida. Una imagen sobre escenas de trabajo, de gente que se mueve, de caras concretas cuyos nombres se han olvidado en su mayoría. Pero todas esas imágenes reposan sobre un trasfondo de fuerte tonalidad que parece anclado en una dimensión permanente. Tal como si hubiese conectado con la realidad madre de donde proceden o deriva el presente y otros presentes ya formando parte del pasado, pero sin embargo flotando como capas desprendidas de esa realidad madre con su indisoluble tonalidad e indiscutible presencia. Matriz de todos los recuerdos y de todos los sueños.
    Allí estaba D. trabajando en su máquina de precisión. Más allá B. y S. preparan el material que ha de nutrir el moldeado de las piezas más corrientes. C. el encargado, va de un sitio a otro revisando el proceso de fabricación. A veces se para para hablar con alguien y dar instrucciones o simplemente para dar pie a una breve conversación. H. J, l bajan una gran pieza industrial de un furgón que ha entrado de culo al patio trasero de la fábrica. Hay ruidos, hay olores, hay tonalidades de colores; hay caras que se acercan y otras se alejan, restos de conversaciones, escenas, repetidos cambios de ropa en los vestuarios, la bicicleta que sale y se aleja por la calle de los grandes solares que hacían de almacén de planchas de acero a un lado y a otro el gran taller de estructuras metálicas con una considerable plantilla de caldereros y soldadores inmersos en una febril actividad que se hacía notar en forma de múltiples golpes, de chisporroteo de soldaduras eléctricas o sopletes autógenos, de grúas en movimiento.
    Ahora era todo un silencio. Un barrio silenciosos, apagado, tranquilo. El solar mudo sin más trazas que un suelo agrietado y desgastado sometido a la presión de la maleza que quiere recuperar su dominio después de casi un siglo de sometimiento al cemento y los muros; unas viviendas en frente, unas dependencias sociales del ayuntamiento de la ciudad al fondo, y más al fondo edificios que reflejan una modernidad globalizada e informatizada en forma de hotel de gran cadena internacional, de oficinas silenciosas de varias empresas trabajando en red. Al lado las dependencias de un periódico local que ahora se prodigaba como una publicación digital al alcance de todo el mundo, o mejor dicho todo el globo. Más allá, donde no había más que calles oscuras que habían surgido al albor de las primeras industrias de la ciudad con sus rudimentarias naves cerradas de ladrillo desnudo y muros de piedra muy altos; pues ahora había árboles que adornaban un parque con sus bancos de madera y su placidez vecinal.
    Cogido entre las dos realidades me quedé un tiempo tratando de dar más vida a lo que ya había muerto, pero decir que había muerto no era verdad pues ahora podía revivir en la memoria la voz de H. indicándome el número de piezas que había que hacer y la máquina asignada, también las conversaciones sobre lo que había pasado el domingo en la sala de fiestas, o el enfrentamiento con Z. por dar órdenes confusas. Pero también todo un mundo de acontecimientos, de noticias, de películas que veíamos en el cine, de amigos, de primeros ligues, de familia, de todo aquello que parecía ser permanente aun dentro de los imperceptibles cambios.

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  29. BIP, BIP APAGÁNDOSE

    Todo lo que existe y ha existido solo existe mientras haya testigos o pruebas que lo puedan testificar. Si desaparecen las pruebas y los testigos ese trozo de mundo desaparece así mismo. Solo podemos reconstruir aquello reconstruible, lo demás desaparece de la existencia para pasar a la nada. Podemos descubrir la existencia de cosas y acontecimientos, pero otra cosa es darle sentido a tales entes. Podemos aumentar la precisión y alcance de nuestros sentidos a través de aparatos y entonces podremos aumentar el número de entes existentes, pero de nuevo se nos podría escapar el sentido que tenían tales existentes, pues siempre nos faltarían más datos y más configuraciones donde comprender o encajar tales datos.
    No hace falta extendernos de tal manera. Mísmamente en este momento y cerca de nosotros y en nosotros mismos, ya nos faltan razones fundamentales para justificar lo que somos y lo que acontece a nuestro alrededor. Tan solo sabemos que hemos de sobrevivir a las necesidades físicas, las enfermedades, evitar la muerte y el sufrimiento, disfrutar del amor, el juego y la aventura hasta donde sea posible; pero todo ello es como un soplo que el tiempo se encarga de ir disolviendo en el olvido tarde lo que se tarde. Podrían quedar testimonios escritos u obras de arte o películas o grabaciones o fotos, pero la experiencia viva ya ha muerto y ya no se repite. Ha sido única para quien la ha vivido y para los que han participado de ella en la cercanía o lejanía. Luego se extingue o queda agotada por mucho que se intente repetir por medios técnicos de reproducción, que además sólo implicaría parcialidad de la experiencia.
    Estamos atrapados en un cosmos que nos fuerza a sobrevivir como entes vivos a costa de amplificar nuestro conocimiento en base a experiencias que mueren con el tiempo. Permanece por más tiempo lo que es posible repetirse, reproducirse, reconstruirse dando incluso una idea de indestructibilidad, de eternidad, que no es más que una ilusión. El tiempo nos destruiría incluso con todos nuestros órganos sintetizados para una cuasi infinitud de tiempo: simplemente acabaríamos perdiendo el sentido de las cosas para quedar flotando en el espacio vacío sin más vida que un bip, bip, apagándose.

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  30. PASEANDO ENTRE DOS TIEMPOS (III)

    Podía visualizar las máquinas haciendo su trabajo en obediente monotonía. Las máquinas parecían entes perdurables en el tiempo por su estructura y su material de acero o fibras sintéticas cuasi imperecederas. Cuando trabajaba en esta superficie ahora moribunda y cargada de maleza que la va cubriendo hasta que tales solares pasen a soportar proyectos futuros aún inimaginables, pues las máquinas, en aquella fábrica, eran la fuerza, la precisión, la duración y la noble obediencia a lo que dictara la conciencia del hombre. Sentía una inexplicable atracción por las máquinas y de alguna manera lograba establecer una sincera relación con ellas. Pero ellas también se estropeaban y causaban problemas incomodando nuestro trabajo en su tiempo de inutilidad. Las podía ver ahora ejerciendo su función, con sus ruidos, con sus potenciales piezas comprimidas, con sus olores a aceite y cables tostados. Ellas marcaban nuestros ritmos de trabajo, distribuían nuestro tiempo en segmentos computables; incluido el tiempo de comer, de ir a mear. Un descuido podía constituir una bronca o una amonestación.
    Entre las máquinas humanas las cosas eran diferentes, pero más complicadas. El ritmo de producción de una fábrica por pequeña que fuera, era el ritmo del ensamblaje en equipo, el ritmo de las jerarquías, de las conexiones o desconexiones de afectividad o interés por las tareas, de inteligencia suficiente o insuficiente, de estados de humor, de estado físico óptimo o desgastado por los problemas particulares. Había también vida fuera de la fábrica y múltiples conexiones y desconexiones con la realidad de la ciudad. Todo ello formaba el alma de la ciudad. Recordemos que estamos inmersos en el alma de una ciudad en diversos modos de tiempo afectados por la distancia.
    Un día saliendo del trabajo y coincidiendo al recoger las bicicletas para ir para casa, F. me hizo una señal para que me fijara en algo que se le había ocurrido. Cogimos las bicicletas sin montar y cuando habíamos recorrido unos cincuenta metros y era posible ver parte de la silueta de los dos altos hornos de la extensa siderúrgica cercana, la IRMA, echando humos diversos y oyendo el ruido de fuerza y potencia productiva, F. me dijo:
    "Mira, ¿ves lo grande que es la IRMA?",
    "Sí", respondí yo, "¿qué quieres decir con eso?"
    "Pues que esta fábrica nuestra podría llegar a ser como la IRMA, cada vez tenemos más trabajo y cada vez hay más máquinas y pedidos. Creo que tenemos mucho futuro." Dijo F. al tiempo que montaba en la bici y daba pedales para dirigirse a su barrio obrero ya casi en las afueras de la ciudad. Aquella tarde lloviznaba y hacía fresco. Yo también comenzaba a pedalear en mi otra máquina, mi bici obediente con la que pasaba buenos ratos fuera del trabajo yendo a visitar los parajes verdes y frondosos no muy lejos de la ciudad.
    Pedaleando entonces por esta misma calle que ahora permanece en silencio cincuenta años en el tiempo futuro, inimaginable entonces salvo que fuese posible hacer un bucle en el tiempo y ver el futuro; me alejaba viendo la gran siderúrgica ya desaparecida y ahora reconstruido su espacio en nuevos edificios y parques bajo otros ritmos y otras funciones urbanas que darán lugar a nuevas infancias y juventudes que también tendrán sus tiempos y relatos interminables.

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  31. EL CASO DE JIMMY SWAGGART

    ¿Quién era Jimmy Swaggart? Aparecía en la tele de nuestro apartamento en San Antonio. Era un famoso telepredicador. Hipnotizaba a las masas televidentes y también a las audiencias que acudían a su iglesia desde donde se rodaban sus programas. Hablo de los años finales de los 70 y principios de los 80. Su iglesia estaba en Baton Rouge en la vecina Lousiana. Primo de Jerry Lee Lewis y Mickey Gilley. A veces, durante su actuación, tocaba y cantaba al piano con fuerte voz de barítono.
    Ser televangelista con tanta repercusión y nivel de audiencia a nivel nacional y con cierta proyección internacional, requería dotes. Dotes de liderazgo, de mando, de carisma, de facilidad de palabra, de oratoria, de arte dramático: movimientos, gestos, ojos que proyectan poder y compasión. El gran Jimmy Swaggart con el micrófono en la mano y caminando sobre el escenario con movimientos de cuerpo poseído por el Espíritu. Buen pentecostal que sabe del poder invisible que se hace visible a través de un cuerpo que se deja poseer por el poder de Dios. Que podría ejercer el don de la curación sobre otros cuerpos llegado el momento. De hablar lenguas.
    Pudo haber sido un joven muy seguro de sí mismo, de sus dotes. Un estudiante de high school admirado por las chicas. Una personalidad que se desarrollaba con fuerza para solucionar dificultades, con influencia sobre los demás en cuanto a ideas sencillas y bien dirigidas. Quizás fuertemente pragmático en cuanto a que lo que importan son los resultados. Pastor, con el tiempo casado, con hijos y un gran ministerio que se proyecta a través del poder de la tele en color.
    Pero es el cuerpo quien le ha de traicionar. Si Dios le ha llamado y le ha hecho su predicador a través de los grandes medios, de su cuerpazo visible y bien trajeado, sus palabras que hipnotizan; que condenan sin paliativos toda inmoralidad sexual, todo adulterio, toda homosexualidad. Denuncia incluso a sus telepredicadores rivales por adulterio y logra que los expulsen de su denominación. Poder de la Palabra en boca de Jimmy.
    Pero un día su cuerpo es vigilado, espiado y por fin atrapado con una prostituta que solía frecuentar en un motel de Nueva Orleans. Ahora es él quien cae en desgracia. No cabe duda que el pecado que trataba de expiar condenando a los demás era el mismo pecado que le carcomía por dentro en forma de deseo y rebelión a escondidas en su nido particular desde donde los placeres diabólicos y prohibidos se podían practicar y disfrutar.
    La caída en desgracia se redime reconociendo el pecado en público. Y eso es lo que hace. En un programa de gran audiencia donde estaba presente su esposa y familia, pues allí desconsolado y con grandes lágrimas de arrepentimiento, dice: "He pecado contra ti, mi Señor, y desearía que tu Preciosa Sangre lavare y limpiare toda mancha hasta que se disolviere en el mar del perdón de Dios, para no ser recordado nunca más contra mí."
    Es expulsado finalmente de su iglesia y se retira por un tiempo de su ministerio para más tarde volver a aparecer con su propia iglesia de signo pentecostal. Vuelve a la tele y aparece dando consejos y enseñando la Biblia. Todo parece volver a la normalidad. Pero en el año 91 vuelve a ser descubierto con otra prostituta. Esta vez en California.
    Decía Lutero que nuestra voluntad se revuelve entre dos caballos que tiran de ella, un el caballo del Espíritu y otro el de Satanás, la lucha interna de Jimmy Swaggart debía de ser muy intensa y el pulso parecía ganarlo al final el puñetero Diablo.
    No hubo petición de perdón público esta vez. La respuesta a sus co-líderes fue: "El Señor me ha dicho simple y llanamente que esto no es cosa vuestra". Parece ser que con sus 85 años sigue al mando de su ministerio y su organización, con varios hijos y nietos siguiendo el ministerio por el cual él, Jimmy Swaggart, tanto ha venido trabajando.

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  32. Este virus, una cosa que nos enseña es que si no seguimos unas normas elementales, pero con fuerte voluntad y sin bajar la guardia, podremos ganar tiempo y esperar a una vacuna efectiva. Si cedemos a presiones de relajamiento, de falsa confianza, de "estás entre amigos" o "estás entre familia" y cosas parecidas, O, peor todavía, si te dejas llevar por el "¿no creerás en eso que te dicen?" o "así no se puede vivir, relájate tío", entonces somos candidatos seguros a la ruleta rusa del contagio. Aprovecha esta pandemia para poner a prueba tu voluntad y tus principios. Por lo menos puedes decir: "he hecho lo que he podido por el bien mío y el de los demás." A los demás jamás los podrás controlar.

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