30 abril, 2019

LA MÁQUINA POLÍTICA Y LA REPRESENTACIÓN MAQUÍNICA

La política. Sería un juego apasionante si pudiéramos jugarlo desde fuera. Detrás de una vitrina donde el mundo fuese diferente a este mundo. Y si fuere un juego sin más consecuencias que el ganar o perder como se gana o se pierde en un juego. Luego, sería la vuelta a nuestra vida. En este caso, la vida tras la vitrina. Una vida que sería totalmente distinta a la que hubiéremos conocido en otras épocas oscuras, cuando la política era otra cosa. Otra cosa. Otra vida. Otro mundo.
Pero seguimos en este mundo. Se construyen modelos mentales que hagan resonancia con la gente. Con cuanta más gente mejor. Es un juego de consonancia entre afectos y modelos o modelos y afectos. Quiénes están desesperados y por qué. Quiénes desean tal mundo. Quiénes se sienten víctimas de ... Quiénes odian a quienes. Quiénes quieren dominar a... Quiénes quieren liberarse de... Todos quisiéramos vivir mejor y nuestra fórmula sería la mejor para todos si nos dejasen desarrollar todas las grandes ideas que tenemos.
Nuestras representaciones del mundo. Nosotros vivimos y sentimos a diario, otros hacen las representaciones de lo que vivimos y sentimos. El poder se basa en las representaciones que capten más afectos.
La ideología nos une y la unión hace la fuerza. Pero lo que vivimos o sentimos quizás lo representemos con valores ya elaborados por otros de antemano. Este mundo funciona en clave máquina. Máquinas representacionales. Las estructuras corporeas e incorpóreas. Las visibles y las invisibles. La capacidad de eliminar individuos llegado el caso o de hacerles la vida imposible en otros. La capacidad de premiar o castigar. De juzgar. ¿Hay algo detrás de las máquinas? ¿Hay otros mundos tras de las máquinas? ¿Qué hay detrás de toda representación? ¿Hay algo? ¿Nada?
Si hemos sido capaces de hacer la pregunta, entonces .... otra pregunta....y otra...ad infinitum.
Quizás este universo sea una encerrona sin salida. Help! Is anybody out there? ¿Quién está ahí detrás de la vitrina?

14 comentarios:

  1. EL SUMUM PLACER MAQUÍNICO

    A veces he soñado con la máquina. Mis años de fábrica me hicieron querer a las máquinas. Entes inocentes. Las máquinas son inocentes. Solo hacen aquello que les mandan y no tienen más opción que estropearse. Luego acaban en la chatarra y desaparecen. Las máquinas ahora son más complejas. Procesan información y se mueven en la instantáneidad. Siguen obedeciendo. Hacen aquello que se les dice.
    He sentido enorme placer trabajando con máquinas eficientes. Siempre exactas. Cumplidoras. Dispuestas en todo momento a desempeñar su trabajo. Sin rechistar. Revisión. Aceite. Cambio de piezas. Limpieza. Siempre dispuestas. A veces la excesiva fricción las hace recalentarse. Y se quejan. Hay quejas en forma de ruidos, de desencajes. Quien ha trabajado mucho tiempo con máquinas sabe quererlas. Mimarlas. Sentirlas como algo propio. Sabe cuando sufren. Se siente mucha pena cuando un modelo sustituye a otro y el viejo pasa a la historia de los juguetes rotos y para siempre olvidados. Después de tantas horas juntos trabajando. Haciendo tantas piezas o tantos cortes o modelos o plegados o auténticas obras de precisión.
    No es cierto que la máquina deshumaniza. Nostros humanizamos a la máquina y ella nos maquiniza. Nos sentimos mecánicos y ordenados, organizados; resistentes a los golpes de la vida orgánica. Muchas veces he querido transformarme en máquina. Ser máquina mecánica. Metálica. Con piezas de caucho recauchutado y cables como venas. Plancas y bielas. A veces he llegado a ser máquina y he vivido la soledad de la nave industrial en plena noche. O el sin parar de los tres inexorables turnos de mañana, tarde, noche.
    Máquinas con armazones y esqueletos de hierro fundido. Calladas. Quietas en su sitio o dirigidas por un humano. Brazos y pies torpes en su exactitud y precisión. He llegado a sentirme máquina y aprender a ver el mundo con la mirada reducida a lo inmediato. Mis pasiones y emociones constreñidas al presente. Quemadas en la inmediatez del trabajo sin posibilidad de volar o reclamar deseos imposibles. Paz. Quietud. Repetición. El placer de lo maquínico. Alma maquínica.
    Alma. Cuerpo y alma. El alma de una máquina. La mística maquínica. Creadores de máquinas. Universo maquínico de placeres instantáneos, de redes electrónicas infinitamente expansivas. Disolución en flujos maquínicos. Éxtasis orgásmico en la inocencia primordial.

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  2. FE Y RAZÓN

    La pared en frente de mí permanece quieta, estable. Ningún átomo se rebela y la hace moverse o restallar por algún sitio. Es pared. Tabique. Quietud. Estabilidad. Ha quedado formada como estructura y no rechista. Se conforma a las fuerzas y tensiones y atracciones que la forman. Hay equilibrio. Estructura equilibrada. Obediencia a el ordenamiento de los hombres. La materia obedece. Aparentemente. El paso del tiempo la va corroyendo. Si hacemos correr el tiempo como lo hace una máquina del tiempo a un siglo por hora, en unas horas la pared se acabaría desintegrando, perdiendo coherencia, desgastando, hundiéndose. Los equilibrios son siempre provisionales y relativos a quien los contempla. Nada resiste al paso del tiempo. Ni nuestro planeta, ni el sol, ni el tiempo-espacio mismo, en sí mismo se resiste a sí mismo. La gran máquina física.
    Es un error confiar en la política como si fuese nuestra tabla de salvación. Nada humano nos puede salvar. Las máquinas mueren, se deterioran, Nada es imperecedero. Millones de años son segundos ante otra mente superior. El mundo suprasensible y sobrenatural de las abstracciones geométricas ha quedado supeditado a la nueva geometría del tiempo-espacio. La geometría se hace inmanente a las leyes físicas, al mundo natural/físico.
    Me niego a aceptar lo inevitable de la nada como final irrevocable. Del silencio absoluto de mi conciencia. De la muerte individual. El conocimiento que produce la razón no sirve para salvarnos. Nos preserva más o menos tiempo, pero no nos salva. Nos dice que hemos de aceptar lo inevitable, lo inexorable.
    Yo me niego.
    Y si la razón no salva quizás entonces tenga que recurrir a la fe. A la locura de la fe. Al absurdo de la fe.

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  3. EL DILEMA DE LA FE CRISTIANA

    Mucha gente dice creer en Jesucristo, pero hay una diferencia entre decir que se cree, a creer de verdad, a tener fe en Jesucristo. Lo primero es un sentimiento o apego sentimental hacia la figura de Jesucristo. Se traduce en gestos tales como ir a la iglesia y cumplir con ciertos preceptos de vez en cuando. Estadística y nominalmente se es cristiano. Pero hay una distancia entre la fe auténtica en Jesucristo y el sentimentalismo cristiano. Es una distancia que va por grados, pero que no logra dar el salto a una fe verdadera en Cristo. Uno/una, hasta puede llegar a ser una fanática o fanático en Cristo o su Iglesia, pero sin lograr dar el salto a una fe auténtica. Se quedaría en eso: en un fuerte apego emocional de gran intensidad en muchos momentos, incluso agresivo, pero sin poder dar el salto. Seguiría siendo algo subjetivo, sin arraigo real en el alma.
    Pues una fe verdadera en Cristo implica llegar a una situación en que hay que dar el salto porque no hay otra alternativa. Y cuando se da el salto ya no hay regreso. Has pasado de una vida que se agota y muere, a otra que nunca se agota y no muere. Eso es lo que prometen los evangelios y el Nuevo Testamento. Algo que ya está latente en toda la Biblia.
    Otra cosa es quién puede dar ese salto. O quién ha sido elegido a dar ese salto. A eso se llama salvación por la fe. Y esa salvación por la fe no tiene problema alguno en creer en la resurrección, los milagros de Jesucristo, el misterio de la relación entre Dios padre y el Hijo, la vida eterna y el perdón de todo pecado a través del sacrificio de Cristo en la Cruz. Simplemente cree y vive creyendo. No se davana los sesos en demostraciones científicas, históricas, teológicas. Lee las Escrituras y cree en ello. No entra en discusión alguna con nadie y comparte esta fe con los que también poseen o viven tal fe. Quien no ha logrado dar el salto, por razones misteriosas, pues jamás podrá entender el milagro de la fe. Y entonces discutirá, pedirá pruebas, se enbrollará en discusiones teológicas interminables; exigirá pruebas de fe, militancia y afirmación en su iglesia o denominación en otros casos. Pero sin saber lo que es la fe auténtica.
    Uno podría darse cuenta de esto. De este esquema de fe o creencia, pero sin que hiciera mella en él o ella. Bueno, esa es la fe cristiana en toda su dimensión. Efectivamente así es, pero a uno no le ha sido dado creer de esa manera. La diferencia entre autosugestión y fe le resulta confusa. Una representación de fe que podría saciar muchas ansiedades y dar sentido real a la vida bajo un Dios todopoderoso que la abarca toda, es una gran tentación. Atrae a muchos. Pero no a quien todavía ve apegos subjetivos en todo ello. Apegos humanos. Falsas salidas al dilema de la existencia. Aunque eso no quita que la fe pudiese ser algo abrumador y REAL en alguien. O sea, que la fe sea REAL y UNÍVOCA en la vida de muchos. ¿Cómo saberlo? ¿Cómo comunicarlo?

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  4. MAQUINANDO CON LA VIDA

    Un coche es una máquina real, objetiva, material. Pero una idea o una serie de ideas organizadas como discurso forman una máquina inmaterial, incorpórea: un fantasma. Tenemos la cabeza llena de fantasmas. Un cuerpo orgánico es una máquina biológica. Se ve, se toca, se oye. Cuerpos inertes, orgánicos, máquinas mecánicas o virtuales, y máquinas incorpóreas o fantasmas. Un universo maquinal, maquínico. Platón nos desveló la posibilidad de refugiarnos en un universo fantasmal de ideas puras y eternas. Protegidos del mundo material y humano, del tiempo y espacio reposando en la perfección, transparencia, pureza y verdad de las Ideas. A través del intelecto. El mundo inteligible del pensamiento. El bendito mundo fantasmal de las ideas. Las máquinas perfectas, incontaminadas, eternas en su quietud y mismidad.

    FELISA: Oye, despierta. Acaba de llegar el fontanero y viene a reparar el lavabo. Por cierto, Ramiro está trayendo malas notas y esto me empieza a preocupar. Tendremos que ir al instituto y hablar con la tutora a ver qué está pasando.

    JULIANO: ¡Jobar! Tiene que venir ahora precisamente cuando me iba a duchar. Lo de Ramiro ya lo hemos hablado antes. Sí, tendremos que hablar con la tutora. Este chaval está empezando a salir con malas compañías. Me preocupa a mí también. A veces uno preferiría no tener que despertar.

    FELISA: Yo me voy a ir a comparar el regalo de mi prima Vera. Recuerda que es su cumpleaños y hay que ir el domingo a Colmadura a celebrarlo en familia. Ya sabes, hay que evitar hablar de política cuando estés con mis primos o mis tíos. Ya sabes que la gente se puede ofender mucho cuando se les lleva la contraria y tú eres dado a meter la pata.

    JULIANO: Sí, claro. La gente puede decir las burradas que les dé la gana sin opción a responder como a uno le apetecería. Además si las burradas son sustentadas por las masas y el sentido común, pues con más atrevimiento y arrogancia se defienden. Una idea tuya a la contra y corres el peligro de que te corran a gorrazos. Viva la vida. Viva las ideas. En 3000 años de filosofía no hemos progresado nada.

    FELISA: Anda, vístete que el fontanero está ahí peleando en el otro baño y habrá que mirar lo que ha hecho y pagarle. Tú eres más entendido que yo en estas cosas. Lo importante, vida mía, es llevarse bien con todo el mundo y evitar discusiones y conflictos. Hablar del tiempo, de fútbol, de la moda, de cosas comunes, insignificantes, banales, baladíes. Y si alguien dice que X es mejor que Y, pues dale la razón y punto pelotas. No me seas ingenuo con la gente. Eres muy dado a predicar ideas que nadie traga ni entiende.

    JULIANO: Sí, cierto. Qué gran razón tienes. Voy a vestirme rápido y a ver qué está haciendo el fulano. Ese lavabo llevaba goteando casi dos meses. Por cierto, mañana tengo que ir al médico a ver este ardor de estómago que no acaba de quitarse. Así que tendré que pedir permiso en el trabajo de nuevo y el jefe está que trina conmigo. Oye, ¿qué hace el gato con ese trozo de pollo?

    FELISA: ¡Madre María Santísima! Chuscu ya metió la pezuña en la pota donde tenía el pollo con el ajo y la salsa. Este gato vamos a tener que educarle. ¿Sabes que el coche empieza a arrancar mal? ¿Qué crees que es?

    JULIANO: La batería. Sí, hace tiempo que empezaba a fallar. Ya es hora de cambiarla. Tengo que pedir cita en el taller....

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  5. TOCA REFLEXIÓN POLÍTICA

    Nacionalismo. No son lo mismo las lealtades de un subdito de cualquier territorio del siglo XIV, que las de un ciudadano del siglo XXI. Las lealtades del siglo XIV en Europa pasaban por poderes terrenales locales inmersos en un poder divino o natural que todo el mundo aceptaba, y/o un poder real/monárquico un tanto lejano con prerrogativas de orden divino. Como poder paralelo o confundido con el político estaba la Iglesia y su Papa. La gente vivía en un orden natural donde todo el mundo estaba en su sitio. Las almas se salvaban obedeciendo a la Iglesia y se relacionaban con sus señores como siervos en propiedad, campesinos, o diferentes estamentos con sus reglamentaciones o juramentos de vasallaje.
    En el siglo XXI, el estado moderno está compuesto de individuos libres bajo una misma ley común a todos. Los individuos se gobiernan por órganos colectivos a través de representantes elegidos democraticamente. El Estado está subordinado a las decisiones de los gobiernos surgidos a través del voto democrático. El presidente o primer ministro ha de atenerse a la misma ley común y ha de estar limitado y vigilado por el Parlamento con el fin de evitar abusos o arbitrariedad en su ejercicio de poder. El Parlamento limita y vigila tanto los posibles abusos de poder de la máxima autoridad, como al mismo Estado en caso de interferirse o caoartar los derechos de los ciudadanos.
    La ideología del Estado moderno democrático es el nacionalismo. El poder real y material de un estado es el monopolio de la violencia. Poder de eliminar enemigos. Pero si en el siglo XIV era la religión católica y las prerrogativas divinas del poder civil investido en reyes o demás estamentos locales, vía hereditaria, las representaciones inmateriales con las cuales todo el mundo se identificaba; en el siglo XXI la representación inmaterial común a todo ciudadano más o menos consciente o intensificada es el nacionalismo. El nacionalismo es la ideología que produce el estado moderno o las comunidades nacionales que aspiran a ser estado.

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  6. Y TÚ QUÉ SIENTES

    MUNRO: Fuimos a la entrada de la cueva, pero nos quedamos a la misma. Teníamos miedo. La oscuridad y los ruidos que oíamos en el interior nos asustaban. Los alrededores de la cueva eran agrestes y el bosque de robles comenzaba a hacerse más espeso. Cerca había una cabaña y a la puerta de la cabaña había una vieja que tocaba una flauta.

    CLEPA: Vale. Hay una cueva. Tengo miedo a las cuevas, pero en caso de tormenta o nieve espesa la cueva puede ser un refugio. Un buen refugio si puedes hacer fuego. Pero una cueva en pleno atardecer cerca de un bosque ofreciéndote oscuridad y ruidos raros, te mete miedo. Oscuridad. Incógnita. Algo desconocido. Necesitamos luz para ver en la oscuridad. No tropezar. No caer. Quién sabe hasta donde puede llegar una cueva. Te puedes perder. Pero podríamos descubrir algún mundo subterráneo. O viajar al centro de la tierra como Julio Verne. O conocer a algún brujo misterioso. O a algún loco. O empezar a ver visiones o crear fantasías. ¿Habrá mundos ocultos que se llega a través de cuevas como esa? ¿Qué mundos podrían ser? Quizás cuando te metes en una de esas cuevas comienzas a despertar a un mundo de sueños o entrar en otra dimensión nunca jamás descubierta y de repente todo cambia. Nunca sabes lo que te puede deparar una cueva. Y además cerca de un bosque de robles. Que comienza a ser espeso. Hum.

    MARLO: Hablas de un bosque. Los niños solíamos ir a jugar al bosque. Lo pasábamos muy bien. Nos imaginábamos todo un mundo nuevo. Había aventuras. Malos y buenos. Brujas y hechiceros. Guerreros invencibles y reyes malvados. Pero llegado el atardecer el bosque se convertía en oscuridad. Y era un bosque muy grande. Así que había dos bosques: el de día que estaba a nuestro alcance y hasta ciertos límites, y el de la noche que evitábamos a toda costa y que además nos estaba prohibido entrar. Nuestros padres nos lo prohibían. Una vez se perdió una chica del grupo en la profundidad del bosque por ser más atrevida que los demás y cuando la encontraron después de dos días se había vuelto loca. Loca para siempre. Nunca recuperó. Además había muchas historias sobre ese bosque que nos ponía los pelos de punta. Otras eran hermosas historia. Todo dependía de quién contaba las historias.

    GRENFILDA: No hablemos ya de esa vieja que toca la flauta a la puerta de la cabaña. Además cerca de una cueva y ya en medio de un bosque que comienza a ser espeso. Por favor. Esa vieja sabe cómo entrar en los mundos de ultratumba y despertar almas ciegas y confusas con esa flauta del demonio.

    BURMEL: O todo lo contrario. Podría ser un hada bonachona oculta con ese sayón y ese rostro que luego al acercarte se va trasformando en una cara sonriente y hermosa. Y la música de la flauta te va llevando a unas verdes montañas y unas aldeas pobladas de gente inocente, gente buena que te ofrece todo lo que tiene....

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  7. TODO SE COMPLICA

    MUNRO: Entramos en la cueva y ayudados de linternas caminamos unos cuantos metros. Quizás unos cien metros que no se nos hicieron largos. Curioso. El miedo inicial desapareció y se transformó en valentía, en decisión, en aventura. Salimos a una especie de pradera verde. No había señal de camino alguno. Todo había cambiado. Ahora no había bosque. Nos quedamos indecisos. ¿Qué hacer? ¿Por dónde ir? ¿Qué hacíamos allí?

    CLEPA: Más que una cueva eso parecía un túnel. Una cueva suele presentar obstáculos, tropiezos, estrecheces, bifurcaciones, estalagmitas, estalactitas. Eso entonces parecía un túnel o un pasadizo hecho por alguien. Quizás para huir o acortar camino o a lo mejor fue el principio de una mina fallida, o de un ferrocarril nunca continuado o quizás continuaría por otros sitios. Pero también podría ser un pasadizo secreto que casi seguro marca una ruta hacia algún sitio importante, alguna fuente, alguna mina, algún pueblo o ciudad. Algún templo, algún país escondido... tendríais que seguir buscando en los límites de la pradera y encontrar algún sendero.

    MARLO: Es raro que no hubiéseis encontrado ningún animal. Alguna alimaña tuvo que haber hecho de la cueva su guarida. O quizás murciélagos o vampiros. A veces las cuevas acumulan gases que hacen alucinar y esa pradera no es más que una alucinación. En realidad seguís en la cueva alucinando. Yo me fijaría en los detalles. Cuando uno no está seguro de dónde está hay que prestar atención a los detalles. Mirad bien esa pradera. Observad la hierba. Tocarla. Id a los límites y mirad qué tipo de arbusto o matojo hace de límite. Quizás no sea una pradera real. Solo un sueño o una alucinación. Y entonces despertáis y casi seguro que seguís en la cueva.

    GRENFILDA: Aplicad la razón. Si todos habéis atravesado la cueva como un túnel o pasadizo y todos habéis llegado a una pradera y todos seguís siendo los mismos; entonces esa es la realidad real y no hay más que especular. Ahora os toca atravesar esa pradera por el medio y casi seguro que al otro lado hay un camino que os llevará a un pueblo de gente ruda y laboriosa. Preguntadles dónde estáis y punto. La vida no es tan complicada.

    BURMEL: Hay algo extraño en todo esto. Todo ello está basado en un relato de Munro. Pero ese relato es tan solo un relato que se puede cambiar, y, en lugar de haber una cueva o la entrada a una cueva, podría haber un dibujo de la entrada a una cueva que algún pintor o aficionado hubiese hecho. O podía ser la cueva del tren de la bruja y todos lo pasaríamos bien dando vueltas y recibiendo escobazos y viendo calaveras y fantasmas. Los relatos se pueden cambiar. Podemos hacer de la realidad lo que queramos, ¿no? ¿Por qué forzarse a seguir el relato de una forma teniendo la posibilidad de cambiarlo a otras formas? ¿Cuál?

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  8. LA TORMENTA

    MUNRO: La gente que me sigue es leal, es noble. Es algo extraordinario tener amigos de verdad. Amigos que no te van a abandonar nunca. Que te quieren y aprecian y están dispuestos a seguirte porque confían en tí. Mirla es una mujer encantadora. Una mujer de una integridad a prueba de bomba. Pancho es un hombre trabajador, de convicciones profundas; con una marcada inteligencia natural que le hace ser curioso y receptivo con todo lo que le rodea. Mirkah, mujer silenciosa, algo reservada, pero con un corazón generoso y comprensivo. Podría seguir con los demás. Ahora vamos a cruzar el prado, la pradera y seguro que encontraremos un sendero y luego un pueblo y en ese pueblo habrá gente que nos obligará con su actitud hacia nosotros a tomar una decisión. Hay algo extraño. Hemos ganado mucha confianza en nosotros desde que hemos salido de la ciudad. Nos sentimos muy unidos. Fuertes. Hemos recobrado el sentido de nuestra vida. Lo hemos compartido. No hay nadie que nos divida o destruya. No hay mejor valor que esta amistad y sentido de comunidad.
    Ahora cruzamos la pradera. Las nubes se acumulan en el cielo. Deamsiadas nubes y demasiado deprisa. Viento. Viento fuerte. Se acerca una tormenta. Lluvia. Ráfagas de lluvia. Y todos en medio de una pradera que ahora nos parece inmensa. Nos cogemos de las manos. No soltéis. No os soltéis. No desmayéis. El agua nos empapa. Son sábanas de agua. De dónde puede salir tanta agua. Truenos. Relámpagos y truenos. El aire nos empuja. Nos arrastra. No puede ser. Apenas vemos. El viento nos arrastra. Nos soltamos. Nos arrastra a cada uno en una dirección diferente. Truenos. Relámpagos. Viento. Ríos de agua que nos arrastran. Quedo solo. Solo. No controlo mis movimientos y grito. Grito. Quiero gritar con fuerza. Es injusto esto que está ocurriendo. Siempre hay una injusticia o una ruptura, o una desgracia o una crisis inexplicable que nos devuelve al absurdo de una soledad incomprendida. Parece que las cosas calman. Se calma la situación, pero no veo a nadie. Ya no hay nadie de la comitiva. He vuelto a quedar solo. Quizás hubiese sido mejor nunca haber salido de la ciudad. Quedar allí en lo de siempre, en la rutina de siempre. Estoy fuera de la pradera. Mojado. Con frío. Siento frío. Angustia. No sé dónde habrá acabado mi mochila. Tengo que evitar entrar en pánico. Tranquilizarme. ¿Hay alguién ahí arriba? ¿Hay alguién que pueda escuchar los gritos de auxilio y angustia?

    CLEPA: Todo eso es muy inesperado amigo Munro. Es demasiado trágico. No puede ser que estando con tan buenos amigos, tan buena gente, tan buena comunidad y con tantas ganas de vivir y explorar, os haya ocurrido eso. Pero esas rupturas pueden ocurrir en esta vida. De hecho ocurren con más frecuencia de lo que creemos. La pradera es ese espacio amable, de expansión amable, de hierba verde refrescante que te invita a correr, a unirte con buena gente y formar una comunidad de personas libres. Luego vienen los proyectos, el trabajo en conjunto, la exploración de otros paisajes, poner a prueba otros valores nuevos. Pero algo, alguien, una conjunción de cosas inesperadas, se conjuran para destruir, romper, desunir, aislar, arrasar. La tormenta que no te imaginabas. Esa llamada de una fuerza natural ciega, agua, viento, relámpagos, rayos....

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  9. (viene de arriba)

    MARLO: Esa comunidad o comitiva que describes es envidiable. La amistad hoy día la vivimos más alrededor de una marca de coche o televisor o partido político, que actúan como símbolos unificadores en el universo de las imágenes. Universo de las imágenes. Luego están las ganas de correr por esa pradera en libertad como los animales. ¿Existe aún esa posibilidad de amistad al modo clásico? Yo creo que no. Hemos deconstruido todo y esa amistad al modo clásico sería una amistad marica, o un apego lésbico o un sexo sublimado o indiferente por agotamiento. Todo menos nobleza o honestidad. Oiga, tales palabras hoy día suenan a impostura pura y dura o a ingenuidad infantilona. El cinismo y la simulación lo corroe todo. Joder, mejor me callo. Me entran serios impulsos de teorizar. La estética de la pradera sería una estética ecologista. No podía ser de otra manera. Esa tormenta lo descuartiza todo. Lo tritura a placer. No existe más posibilidad de vida que llegar a ser un puto huérfano muriéndote de frío en tu soledad. Seguro que más tarde encontrarás a un ideólogo o a un burócrata socialdemócrata ofreciéndote ayuda social y estatal. No sé si decirte que te quedes ahí y te busques la vida tirándote al monte, pero ya no hay monte.

    GRENFILDA: Os estáis dejando llevar por el pesimismo. Un poco de sentido común y razón acaba con esta historia. Un grupo así, una comitiva de ese estilo puede existir sin problemas hoy día. ¿Por qué no? Podría ser expresión de pos-pos-pos-verdad que ya agotadas todas las deconstrucciones posibles o saturada de simulaciones e imágenes, pues este grupo de gente se hacen amigos sin más. Unidos por valores de nobleza y honestidad. Vuelta a lo clásico. Claro que sería lo clásico siendo conscientes de adoptarlo como clásico. ¡Leches! No podemos llegar a ningún sentimiento natural o espontáneo. Todo podría estar sometido a ese poder de simulación como si fuésemos ya imágenes incorporadas a un universo de imágenes. ¡Aggghh! Qué venga la tormenta y nos descomponga, nos rompa, nos fagocite...

    BURMEL: Bueno. Voy a recomponer esto. Grupo de amigos. Porque sí. Pradera verde porque sí. Potencial disfrute de pradera verde extensa, porque sí. Tormenta porque sí. Destrucción de grupo o comitiva porque sí. Soledad y frío porque sí. Y a continuación a seguir viviendo porque sí. Creo que nos hemos olvidado de la vieja que tocaba la flauta a la puerta de su cabaña....

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  10. JUEGOS DE RELATOS

    MUNRO: Cuando algo parece acabar otra cosa comienza a renacer. Una vez que cesó la tormenta intenté buscar refugio en alguna cabaña o casa. Sentía frío y angustia. Cuando estás solo y desorientado porque no conoces ni el territorio en el que estás, sacas fuerzas de lo más profundo de tu alma. Pero no es nada fácil. Surgen dudas desesperadas sobre todo. Muchas cosas en las que habías puesto confianza o esperanza de repente no sirven para nada, se diluyen con la desesperación sin oponer ninguna resistencia. No servían para nada y sin embargo llenaban mucha parte de tu mente. Ideas de todo tipo: políticas, especulaciones filosóficas, cosas banales del día a día, reflejos de personas que desaparecen sin dejar rastro alguno. Te ves solo ante un mundo que resulta frío, hostil, intratable. Desarraigado. Importa poco si lloras o gritas. Nadie ni nada parece escucharte. Si te mueres ahí mismo de terror nada iría en tu auxilio. Pero una imagen cobró fuerza y vida ante mí: la vieja que tocaba la flauta a la entrada de la cabaña. Esa imagen se fue haciendo real y palpable, pues su mano me ayudó a levantarme del barro y sentarme en una piedra cercana. Me cubrió con el manto que llevaba y me fue secando con un paño. Todo en silencio. Luego me ayudó a caminar un trecho largo. En silencio. Y al final me dejó entrar en su cabaña. Ya era de noche. El reflejo del fuego dejaba ver cuadros extraños cargados de simbolismo. Me entregó una de las mochilas que ella había recogido y me cambié de ropa. Siempre en silencio, pero con una mirada de intensa comprensión hacia mí, me dio a probar una sopa caliente con trozos de pescado. Luego sentí sueño. Me fui sumiendo en un dulce letargo y no desperté hasta la mañana siguiente.

    BURMEL: La vieja te ayuda a renacer. Es quien te ayuda a salir del trance, de la tragedia, para empezar algo nuevo. Las cosas suceden porque sí. Según vienen.

    MARLO: La vieja pudo haber vivido en Nueva York o en California por muchos años. Quizás haya trabajado de investigadora en algún laboratorio importante y más tarde es muy posible que se haya entregado a estudiar ocultismo y misticismo y cosas de esas. Suele ocurrir con algún que otro científico. Se cansan del mundo racional y se disparan hacia el mundo de lo irracional. Esa nueva experiencia la habría llevado a reconsiderar su vida de forma radical y entonces descubrió ese rincón cerca de ese bosque y ahí se puso a descubrir la naturaleza bajo otra mirada. Quizás la mirada de los detalles infinitos. La disciplina de los detalles infinitos.

    CLEPA: O porqué no una madre de familia cansada de su vida burguesa en una ciudad provinciana; una de esas mujeres inteligentes y llenas de pasión por la vida, pero que de alguna manera se ven absorbidas por un espejismo de hombre que luego resulta ser un tarugo insensible, y toda su vida de mujer se ve estrangulada en una vida hogareña llena de aburrimiento y frustración, salvo por las lecturas de libros raros que logran abrir su mente a mundos de imaginación infinita y así hasta que un día le dice bye, bye, al tarugo y se escapa con una mochila y unos pocos ahorros y se mete en una organización de brujas en una ciudad lejana de un país extranjero hasta que consigue encontrar su camino y así llega hasta esa cabaña y con esa flauta y esos cuadros y esa idea de que alguien o algo llegará para ayudarle...y....

    (continúa abajo)

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  11. viene de arriba)

    GRENFILDA: Ay, Ay, hay cómo está la imaginación. Suelta. Muy suelta. Yo en cambio pienso que quizás haya sido la amante de un obispo católico de cierto prestigio. Los dos habrían llevado una vida muy pasional e intensa, tanto en el amor como en las ideas místico-religiosas; pero habría llegado un momento en que la relación no podía seguir por ser ya muy manifiesta y porque además ella se entera que el obispo, su obispo, mantenía una vida sexual intensa fuera de la relación y en forma de orgías secretas en lugares muy seguros. Al final todo se sabe y así habría roto con esa relación clerical, para luego llevar una vida de estudio autodidacta sobre las teologías más raras y atrevidas y súmamente heréticas a través de la Historia y así se llegó a convencer que la mejor vida que podía llevar era la del retiro en una cabaña, tocando una flauta y repasando los mandalas que habría ido adquiriendo en sus viajes para descubrir el camino secreto hacia cualquier misterio....

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  12. PARTIR DE CERO

    MUNRO: La mañana. Salí fuera de la cabaña. El sol brillaba en el cielo ahora despejado. Caminé unos pasos. Rezumaba humedad de la hierba. Me agaché a contemplar la hierba. Estaba asustado. Perturbado. Anhelaba reencontrarme con mis amigos. Presté atención a los sonidos. Pájaros. Trinos de pájaros. Graznidos de cuervos. El aire que mueve los árboles y las plantas. Esa es la realidad material. La realidad de los sentidos. El pensamiento, las emociones, son invisibles. Incorpóreas. Fantasmas. Pero me acucian. Me desequilibran. Me embotan los sentidos. Reclaman mi cuerpo y alma. Si al menos pudiera neutralizarlas. ¿Desde dónde? No hay punto fijo desde dónde actuar con dominio. Todo fluye. Parece un tópico, pero todo fluye. No hay dónde agarrarse. Pero el tiempo pasa y uno, curioso: uno, sigue fluyendo y las emociones varían en intensidad. La atención se va fijando en cosas que van apareciendo. Pero torna la inseguridad, el miedo. Desesperación. Vuelvo a la cabaña y allí está la señora.
    Ya no me gusta llamarla vieja o vieja bruja. Eso fue hace tiempo...cuando empezamos a ver la cueva y la señora estaba allí tocando una flauta. Pero han pasado cosas inexplicables. No puedo dar razón de ellas. Quizás me haya vuelto loco y todo lo sucedido no ha ocurrido más que en mi mente. Ahora mismo no sé dar cuenta de mi mismo, del tiempo, del lugar. Solo está esta señora que podría explicarmelo. He de intentarlo.
    --Buenos días. Gracias por haberme ayudado. Estoy muy agradecido que haya podido ayudarme de esta manera. ¿Me puede explicar qué fue lo que me pasó?
    --Sí, claro. Vi cómo os metíais en la cueva. Luego surgió la tormenta. Hay algo en la cueva que podría estar conectado con la tormenta. Ha ocurrido varias veces durante el tiempo que llevo aquí. Cada vez ha sido diferente. Quizás tampoco encontremos la cueva. Tus amigos puede que sigan en el tiempo anterior echándote en falta. Quizás te crean muerto. Es posible que seas tú el desaparecido y no ellos que siguen en su tiempo. Lo mejor que puedes hacer ahora es comer algo. Te he preparado un te y un bizcocho. Si quieres puedo freirte un huevo. Tengo pan. Yo hago mi pan. Luego tendremos que buscar el pueblo. Siempre habrá algún pueblo cerca donde se pueda comprar algo o trabajar en algo o vivir de algo-- Y calló. La señora guardó silencio.
    Increible. Desolador. ¿Partir de cero?, pensé yo.

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  13. (Continuación)

    GRENFILDA: Sus amigos siguen en su tiempo. Empiezo a ver un nuevo personaje. Hay un personaje que se está apoderando de tí. Y él y la vieja bruja están en otro tiempo. ¿Cuántas veces intentamos cambiar el tiempo sin conseguirlo? Cambiar el tiempo o cambiar la percepción del tiempo y el sentido común. Y las formas de pensar y percibir en general. Te comprendo. Mejor dicho, comprendo al personaje que has comenzado a descubrir. Lo seguiré con atención. Me pongo de lado y eres libre de explorar y aventurarte.

    CLEPA: Yo una vez me arriesgué a esas cosas, pero me perdí. Sé por dónde va todo esto, pero me da cierto miedo. A veces piensas que es broma, que es literatura, fantasía, cosa de radicalismos estéticos o juegos con relatos. Pero esto es como el espiritismo: te ríes de ello, pero lo respetas y te distancias. Yo me distancio. Buena suerte.

    BURMEL: Me perece que estáis empezando a ser unos gilipollas. Os estáis poniendo interesantes. Yo siempre digo que las supersticiones nunca acaban. Se van unas pero vienen otras. La ficción nunca puede superar a la ciencia y al conocimiento racional. La ficción juega, nos entretiene, nos creamos nuestros munditos de fantasía, pero luego siempre viene la realidad con su fuerza inexorable de sentido común y objetividad. Yo seguiré observando esta narrativa. Me pondré a un lado a ver cómo la resuelve. Como un mecanismo al que vas siguiendo a través de sus piezas y conjunto. Un mecanismo. Todo acaba siendo un mecanismo.

    MARLO: Hay mecanismos con alma o sin alma. Cuando llevas la razón a cualquier parte comenzamos a ver mecanismos y piezas del mecanismo y desaparece el alma del mecanismo. Como aquellos profesores de literatura que te hacían descomponer un poema en sílabas, en ritmo, en estructura gramatical o estructura poética para poder examinarte objetivamente, pero el poema dejaba de ser un poema con alma y vibración y sentimiento para convertirse en eso: en mécanismo controlable. La señora dice que sigue el mundo material de los sentidos y el cuerpo, pero quizás bajo otra óptica. Dejemos que siga. Si es que hay que seguir.

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