Una cosa es lo que se hizo, lo que se materializó; y otra cosa lo que pudo haber sido pero no fue.
Sólo es lo que se fue materializando y la materialización de una opción sobre otras dependió de un infinito de concatenaciones favorables a la materialización producida. No pudo ser de otra manera.
Las causas y efectos son inexorables, y las concatenaciones que llevan a que una vida sea lo que es no nos son inteligibles. Podemos hacer las interpretaciones que queramos. Podemos interpretar nuestra vida a la luz de cualquier metafísica o relato filosófico o religioso o político, pero lo que ha de ser ha de ser de todas maneras y cómo no hay manera de descifrar tal concatenación de causas y efectos, para el caso es como si fuésemos libres de elegir dentro de una realidad donde no hay tal libre elección. Nacemos dentro de una naturaleza inexorable, una biología determinada; luego aprendemos a representarnos dentro de una cultura, un lenguaje; también determinante. Si hay algo que se escape o trascienda tales determinantes; por ejemplo, un espíritu libre de condicionantes, transparente a sí mismo y capaz de elegir sin determinantes previos, ¿cómo lograría encarnarse y seguir siendo tal espíritu libre? Nunca lo podríamos saber, pues un espíritu ya encarnado pasa a ser uno más en la existencia determinada. Y si no fuere así, entonces jamás se podría comunicar en esta tierra: su naturaleza espiritual y la naturaleza de lo material jamás serían coincidentes. No habría posibilidad de co-municación, de co-existencia, de con-vivencia. Y si se encarna por algún milagro milagroso, entonces no tendría más opción que actuar dentro de una "normalidad" humana, aunque fuese considerada extraordinaria. De otra manera sus actos y conducta no serían jamás inteligibles ni comprensibles.
Me subí al tonel y vi un ejército de soldados de goma. Unos botaban y otros saltaban y otros dormían y otros bailaban. Un rey les daba órdenes, pero la corona era de cera y al contacto con el fuego de una antorcha se fue derritiendo. El campo de batalla era un paisaje cubierto de harina. A lo lejos se veía venir al enemigo que jadeaba levantando nubes de harina. Cuando se acercaron a los soldaditos de goma ya estaban todos cubiertos de blanco y confusos. El rey ya no tenía corona y los soldados de goma se quedaron quietos. Como si de repente se les escapase la vida. Todo lo veía desde mi tonel. Subido al tonel. Y todo era comprensible desde mi tonel.
ResponderEliminarHay algo común a toda la humanidad: el desencaje entre pensamiento y realidad. Nunca llegamos al punto de unidad y siempre lo seguimos intentando. ¿Hay alguna posibilidad de asumir la realidad de este desencaje entre la mente y el mundo?
ResponderEliminarUN TEMA A DEBATIR
ResponderEliminarHay un determinismo certero: el determinismo biológico de cada cual. Nacemos con un cuerpo y cerebro determinado y esa configuración cerebral y corporal nos va a determinar cómo vamos a ordenar nuestros pensamientos, emociones y representaciones. Mucha gente nace con deformaciones biológicas, otros con una gran inteligencia despierta, otros torpes de mente, otros con problemas de autismo; otros con un cuerpo privilegiado y otros con un cuerpo débil con mala salud crónica. Luego nacemos en un contexto determinado: ricos, pobres, padres buenos, padres desalmados; sin padres, familias conservadoras o familias de izquierdas, religiosas o ateas, fascistas o comunistas o liberales o indiferentes.
Nuestro acontecimiento de nacer es ya una lotería moral y genética. Hay una suerte o mala suerte inicial para muchos y ello hace que nuestra vida ya desde el principio sufra o sufra menos o disfrute de más o menos ventajas y todo salga bien con pocos obstáculos. Pero para muchos, para una gran mayoría la naturaleza y el ambiente ya han jugado las bases determinantes de toda una perra vida.
Hay gente que busca su pueblo. Su comunidad. Su gente. Hay hombres y mujeres solitarias que buscan su gente. Creen que su gente, su pueblo, su comunidad tiene que estar por algún sitio. Se los ve pasear en su soledad buscando rostros que expresen conexión con alguna secta secreta, algún culto de escogidos, alguna comunidad bajo la sombra. Su pueblo es un pueblo de mutantes como ellos; gente perdida en un mundo que les aburre de muerte. Mutantes. Nómadas. Buscan la conexión con la gnosis que se les ha revelado y no saben el porqué. Quizás en el mundo haya más sectas y cultos secretos de los que pensamos. Quizás haya un submundo de pueblos que viven una contracultura radical, una sensibilidad misteriosa; unas comunidades visionarias de gente que han descubierto la conexión con lo invisible. Ruptura con la realidad establecida. La construcción de un nuevo arte de vivir.
ResponderEliminarVeo personas solitarias en busca de sus pueblos, comunidades, sectas, cultos. Se descubre en sus rostros el anhelo del milagro para sus vidas.
PEPONA HABÍA LEÍDO DEMASIADA FILOSOFÍA. ENTREGÓ ESTA NOTA A SU AMANTE ANTES DE DESAPARECER
ResponderEliminarMucha filosofía es labor de policía. El filósofo-policía investiga la realidad a fondo para poder ponerla a disposición de sus jefes. La realidad subordinada a la Ciudad griega o al Estado moderno. Investiga también las oscuridades y territorios del inconsciente y las subjetividades para poder nombrarlas o reducirlas a conceptos manejables que puedan separar lo patológico de lo normal de manera clara y sencilla. El filósofo-policía pone la realidad al servicio de una objetividad donde se pueda actuar legalmente. Transparencia. Tu alma es transparente para el Estado. Tu alma es transparente para la iglesia. Para el imperio. Para el Pueblo. Para la República. Para tu secta, y, lo mejor o peor de todo PARA TÍ MISMO. Máxima extensión de la Mirada. Tú mismo transparente ante ti mismo. ¡Horror!
Toda filosofía busca abrir territorios. Nombrar territorios. Explorar territorios. Pero los territorios cuando ya han sido nombrados, medidos y explorados pasan a ser espacios colonizados. Pasan a ser propiedad de alguien. Barbarie y civilización. Lugares de tránsito o acampada provisional. Estabilidad. Arresto en el tiempo. Territorio propiedad. Producción agrícola. Concentración de riqueza. Relación política/propiedad. Distribución de la riqueza. Distribución del poder. Red de poder y ejercicio del tal. Afuera: barbarie, nomadismo, transitoriedad. El hombre circula por el territorio. Sedentarismo: el hombre intransitivo. El territorio se hace intransitable: es propio de alguien. Es propiedad de alguien y la propiedad excluye al no-propietario. Propietario. No-propietario. Tránsito común. Intransitable. La filosofía hace posible abrir más territorios transitables y sin colonizar. Los filósofos así como los artistas se vuelven exploradores, aventureros, nómadas. Y lo ya colonizado se descoloniza para volver a circular con libertad. Qué extraña es la vida.
ResponderEliminarLAS ENSOÑACIONES DE UN VIEJO POSADERO HUNDIDO EN LA CAMA DE LA VIEJA PENSIÓN CON LA VENTANA CERRADA Y EL AIRE YA IRRESPIRABLE.
ResponderEliminarNo es lo mismo vivir en tránsito que vivir en sedentarismo. Cuando se está de paso las cosas adquieren otro valor. Valor transitivo. Nomadismo. La realidad deja de estar fija y todo se pone en movimiento. El territorio de la vida es un tránsito. Mañana hemos de seguir explorando. Hay que preparar lo justo que necesitamos para esa nueva caminata. marcha, escapada. Lo justo para sobrevivir, para gozar, para defendernos. Abrir nuevos caminos, nuevos horizontes. Canaan está más allá de esa colina. Más allá de ese bosque. Quizás donde el cielo azul se une con el desierto. Pero nunca encontraremos ese punto de unión.
Mañana tengo que pagar a la patrona y sólo me quedan 10 pesones. Ya le debo tres mensualidades y es posible que mañana me diga que tengo que desalojar. Le debo 60 pesones. No sé de dónde los voy a sacar. No me queda más remedio que ponerme a lavar platos en el restaurante de la esquina por 100 pesones al mes.
ESPAÑA Y CATALUÑA
ResponderEliminarCuando debatimos o discutimos ideas apelamos a una verdad externa que es la que nos ha de dar la razón ante un contrincante que, asumimos, carece de ella. Bueno, esto puede ser verdad si discutimos sobre hechos concretos verificables para todo el mundo, o indiscutibles por su plena objetividad. Nadie negará datos sobre población de los países, o estadísticas fiables sobre cualquier cosa, o datos científicos o cosas lógicas y demostrables.
Otra cosa es cuando hablamos de política o de religión o de ideas o de calificaciones morales, o de juicios sobre los fenómenos sociales o históricos o psicológicos, etc. Ahí la cosa ya se complica mucho. Podemos decir que cuando dos personas debaten sobre política , por ejemplo, no podemos apelar a una verdad externa que sirva de razón o dato objetivo común a ambas personas. Lo que uno ve como verdad absoluta y defendible hasta la muerte si es preciso, para otro podría no ser más que una superficialidad o de un valor muy relativo, tan relativo que la mejor solución sería llegar a un acuerdo amigable y punto.
El asunto es que cuando se parte de configuraciones de afecto y pensamiento diferentes, ya no estamos viendo la realidad de forma imparcial u objetiva hasta donde sea posible; sino que partimos de un paradigma subjetivo que nos condiciona a ver el mundo de un color u otro. Tal paradigma viene determinado por muchos factores: educación, tradición familiar, experiencias vividas, intereses económicos o sociales, etc.
Por tanto, cuando un español niega el derecho a Cataluña de ser nación, lo que hace es proyectar su paradigma a una realidad que no puede admitir fuera de sus propios códigos y escala de valores. Cataluña es España y punto. Apelar a una razón objetiva externa a todo condicionante para defender tal "verdad" es falaz; simplemente no existe. Gustavo Bueno quiso en su día demostrar la Razón Universal del Imperio español, pero, es evidente, que tan sólo estaba proyectando su fuerte nacionalismo patrio.
Y cuando un catalán nos dice que su nación es real y evidente y ningún español puede negar tal evidencia, pues también nos está hablando desde un paradigma donde Cataluña es un sentir condicionante. No hay, entonces, una VERDAD común a los dos paradigmas. Sabiendo además que dos paradigmas que no comparten territorio común tan solo saben enfrentarse o confrontarse o ser indiferentes el uno al otro, es entonces imposible que catalanes nacionalistas y españoles nacionalistas se lleguen a entender en el plano del dialogo y el debate de buena fe y buena voluntad.
Y entonces se recurre a la fuerza. Y cuando se recurre a la fuerza ya no gana el entendimiento ni la razón, ni siquiera existe la posibilidad de crear territorio común desde donde entenderse, por muy pequeño que sea este. La fuerza nos puede llevar a la guerra sucia, a la mentira, a la degradación del contrario, al todo vale con tal de aplastar al otro que me niega, que no se aviene a mi verdad e identidad. Obviamente, quien tiene la fuerza del Estado hará valer "sus argumentos" ideológicos, en última instancia, con la represión, la intimidación en base a una legalidad elevada a razón universal incuestionable. Faltaría más.
Así se puede ganar, pero nunca convencer. Y el problema habrá de seguir in secula seculorum. Salvo que una parte llegue a imponerse a la otra definitivamente. Esta es la historia y la condición humana.
SOMOS O NO SOMOS
ResponderEliminar¿Somos o no somos libres? Nuestro cuerpo está absolutamente condicionado a las leyes físicas y biológicas. Nuestra dimensión incorpórea está condicionada o producida por la estructura del lenguaje. Y el lenguaje es lo colectivo/social y común dentro de nosotros. A nivel instrumental entiendo todo este absoluto determinismo. Hago muchas cosas porque son necesarias para mi supervivencia más elemental y ahí el lenguaje funciona perfectamente en esa dimensión instrumental del día a día, de la cotidianidad. Pero hay dimensiones incorporales/invisibles; hay tonalidades en mi subjetividad que me llevan a incógnitas sin solución. Ahí entramos en lo comunicable y lo no comunicable. Cada persona es única y singular no importa lo muy determinados o condicionados que estemos por nuestro lenguaje o leyes físicas o biológicas; seguimos siendo únicos como individuos. Cuando nos interrelacionamos con el mundo hemos necesariamente de compartir territorios comunes de sentido, significación. Pero escogemos sentido y significado en función de nuestra singularidad, que nunca llega a ser predecible, completamente repetible; que nunca se agota ni se llega a cosificar. Una cosa es lo comunicable de nuestra persona y otra lo no comunicable y que se resiste a poder ser comunicado por mucho que lo intentemos. Es la dimensión inevitablemente no compartible. Ojo, no porque no la queramos compartir; sino porque no encontramos los medios o las ocasiones para hacerla explícita, comprensible. Y sin embargo es el motor de nuestra voluntad. Es lo que nos impide fragmentarnos, lo que nos mantiene con sentido, con una fuerte unidad de sentimiento y afecto por nosotros mismos dentro de nuestra infinita complejidad.
Saber conjugar nuestra dimensión X con el mundo comunicable, con el terreno común social; es la clave de nuestra libertad, de nuestra integridad, de nuestra cordura; aún manteniendo fuertes equilibrios con el mundo. Si esta conjugación falla ello nos llevaría a la necesidad de acoplarnos a fuertes identificaciones externas a nosotros, esclavizarnos a la voluntad de otros que consideramos más fuertes que nosotros; a adorar ídolos de diferente tipo; cuando no a la simple y nefasta desintegración de nuestra personalidad.