10 junio, 2017

LA DESAPARICIÓN DE DIOS: UN MISTERIO DIVINO

COMENTARIO Y RESUMEN DEL LIBRO DEL HEBRAÍSTA RICHARD ELLIOTT FRIEDMAN 

Este libro se presenta como un misterio a resolver, y es un misterio que subyace en la Biblia como tema a través de todos sus libros. Bien sea que consideremos las historias de la Biblia como mitos, literatura o revelación, para Richard Elliott Friedman en las Escrituras hay un progresivo desarrollo de la manifestación de Dios al hombre, que va desde el conocimiento de Dios como presencia empírica, real, visible y audible; hasta su desaparición como divinidad que interviene en los asuntos humanos de forma explícita. Así vemos que en el Edén Dios hablaba íntimamente con Adán y Eva, paseaba por el paraíso, ordenaba lo que tenían que hacer. Más adelante Dios habla con Noé, participa en la construcción del arca, hace un pacto con él; rompe el cosmos para crear una inundación.
Dios está allí presente, cercano, visible con su poder y su ira. Luego escoge a Abraham y en un momento dado hace presencia física con él en forma de tres varones que se acercan a su tienda. Uno de los varones se identifica como Yahweh y habla y dice. En general en los cinco libros de la Torá Dios es presencia visible, audible ante multitudes, sus intervenciones tienen repercusiones en el desarrollo histórico de Israel, son relevantes para la humanidad.
En el Éxodo, Números y Deuteronomio, Dios se manifiesta por medio de milagros, prodigios, habla con Moisés cara a cara, el pueblo ve sus portentos, la gloria de Dios hace presencia en forma de nubes. Pero poco a poco estos milagros y portentos, estos pactos con su pueblo y con sus líderes, van disminuyendo, hasta llegar a un momento en que Dios mismo dice: “Se encenderá mí furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro … /…ciertamente yo esconderé mi rostro  en aquel día. (Dt 31: 17,18). Progresivamente la presencia de Dios se va reduciendo a determinados habitáculos o sitios específicos donde se manifiesta de forma mediatizada y más indirecta: el tabernáculo, más adelante el templo. En este Dios habita en el sancta sanctorum y sólo los sacerdotes pueden llegar a él. Los milagros públicamente portentosos y directos van disminuyendo para quedar más reducidos a milagros personales a través de algún juez o profeta que los efectúa en su nombre, pero al mismo tiempo ya dejan de ser milagros con relevancia en el destino de Israel y la humanidad. Así habían sido los pactos con Noé, con Abraham, las promesas de líneas de sucesión, el Diluvio como giro en la relación con la humanidad, el Decálogo en el Sinaí, la personal matanza de los primogénitos por parte del mismo Dios. Y así mismo su presencia física, directa, empírica: la lucha contra Jacob en Peniel donde Dios es una forma humana en conflicto con el futuro patriarca, etc., las apariciones como hombre o ángel.

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37 comentarios:

  1. (viene de arriba)

    Hay entonces una evolución de los milagros y las manifestaciones de Dios. Cuando llegamos a los jueces, a Josué, a Sansón, y más adelante a los profetas Elías y Eliseo, los milagros son ya, según Friedman, de un nivel personal, como demostración de un poder que necesita de un profeta, de un hombre de Dios (ya se va viendo en Moisés mismo). Son milagros que pierden trascendencia colectiva, pública y relevancia histórica. Sansón está metido en una trama más bien particular y en base a su relación con las mujeres. Dejan de oírse voces en el cielo, deja de verse la gloria de Dios, etc. Nace entonces la profecía y los profetas, (Nm 12:6) y ahora la presencia de Dios se basa en los sueños, en las visiones del profeta, en sus profecías que se han de demostrar como ciertas, o formas sin descripción concreta. Entonces hay un periodo en la Biblia en que los milagros desaparecen, la presencia de Dios ya no se produce salvo a nivel subjetivo, los ángeles o manifestaciones de Dios (hipóstasis de Dios) ya no aparecen más como tales. Deja de hacer aparecer también en las Escrituras la frase: “Y Dios (Yahweh) dijo a”, la última vez lo hace con Salomón. En 2ª Re 1:3,15 es la última vez que aparece un ángel. No aparece Dios a ningún rey posterior a David y Salomón, y al final el templo lo destruye un poder político babilónico borrando toda señal visible y material de presencia de Dios en la Tierra. El rostro de Dios desaparece. Dios se esconde de los hombres. De una presencia y conocimiento empírico de Dios se pasa a una creencia/confianza en Dios. El libro de Ester no menciona a Dios para nada, los libros de Nehemías y de Esdras son libros relatados en un estilo realista donde Dios es una figura indirecta que no aparece para nada en la construcción de un segundo templo, salvo como libro, como su palabra. El segundo templo es un templo sin las señales de Dios: sin tablas de la ley, sin tabernáculo, sin la serpiente, etc. Dios pasa a ser también la palabra, el libro, la Torá.

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  2. (viene de arriba)

    Para Friedman la relación de Dios con el hombre presenta también una evolución curiosa. Pasa de tratar con Adam y Eva a través de órdenes y con seres con poca complejidad psicológica, a enfrentarse a seres humanos cada vez más complejos, más exigentes con Dios mismo. Noé o Abraham son hombres que en realidad cambian poco desde su aparición en la Biblia hasta su final, pero Jacob ya es un personaje más complejo, con más aristas, es un personaje que lucha con Dios. Su final es de un anciano dependiente y desvalido. José mismo posee un poder de adivinación que aunque procede de Dios ya se confunde con su misma personalidad. La vida de Moisés parte de un hombre que duda, que es inseguro; pero que poco a poco va adoptando una personalidad más segura de sí misma, va adquiriendo un protagonismo arriesgado. Es capaz de quejarse de Dios en unos versículos asombrosos: (Nm 11:11-15) y llega el momento en que sobrepasa el límite y ha de ser castigado con firmeza. Pero Moisés es capaz de cambiar a Dios de idea y arrepentirse (Nm 14:11-19), su personalidad posee mayor riqueza y complejidad a medida que va adquiriendo independencia y responsabilidad.

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  3. (viene de arriba)

    A medida que avanza la historia de Israel Dios va concediendo el poder de los milagros a las personas por Él elegidas y más y más el poder del milagro se va trasladando a la misma persona y de modo más indirecto a Dios. Se ve con Josué que dirige él mismo el milagro de parar el sol en Gilgal. Sansón. Los profetas Elías y Eliseo usan milagros de forma ya personal, sin más trascendencia que el refuerzo de su poder como profetas, con la excepción de los sacerdotes del monte Carmelo. Dios va cediendo poder e independencia a Israel como pueblo haciendo pactos con él y llegando a concederle lo que para Él era un rechazo directo a su poder y confianza: la instauración de la monarquía. La relación de Dios con David es difícil, ha de perdonarle más de una vez, pero incluso y a pesar de sus desobediencias hace un pacto con él, un pacto de Reino eterno a su descendencia. A partir de la muerte de Salomón pasamos ya a la era de los profetas y las monarquías. Dios no aparece ya a ningún rey y todos sus mandatos se hacen a través de profetas. La relación de Dios con el hombre se va haciendo más subjetiva, incluso más distante, más indirecta.
    El análisis de Friedman hace ver que lo que está pasando es que Dios va comprendiendo su relación con el hombre como una relación conflictiva e imposible. La solución es la solución del padre que ha de ir cediendo más independencia a su hijo hasta que este va madurando con la experiencia de la vida/historia. Queda entonces el Libro y la relación subjetiva con un Dios que simplemente desaparece del foro público. Hay una reflexión sobre el judaísmo rabínico y el cristianismo que de alguna manera para Friedman confirma más la ausencia de Dios y de una forma tremendamente irónica, pues habiendo Dios “tomado la figura de hombre y reconociéndose él mismo como hijo del hombre” sin embargo la mayoría de Israel/la humanidad lo rechaza, no lo reconoce como Dios, los milagros ya no convencen. Y Jesús mismo, como hombre agonizante que habla en nombre de la humanidad, pregunta al Padre (Deus abscónditus) el porqué de su rechazo y abandono del ser humano.

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  4. (viene de arriba)

    Pasa luego a reflexionar el libro sobre la muerte de Dios como máxima expresión de una ausencia de Dios ya generalizada y asumida, tal como la expresan Nietzsche y Dostoievsky. Toda esta trama de la presencia y ausencia de Dios conlleva una crisis moral de fuerte confusión en la civilización judeo-cristiana. Si en un principio de la historia sagrada la moral tenía una fuente divina segura y externa que confirmaba su validez bajo el miedo y el temor a un Dios omnipotente y visible, ahora, una vez que Dios ha sido relativizado en muchas religiones y creencias, transformado en un Dios subjetivo, para pasar a ser incluso ya un dios que ha muerto como ente y guía tanto a nivel objetivo/empírico, como subjetivo; el hombre ha de descubrirse así mismo, desarrollar su potencial él mismo en la historia. Dios ya no está presente, ya ha abandonado su manifestación visible; se ha escondido y allí permanece escondido en su dimensión como Deus abscónditus; el hombre se las tiene que arreglar solo De ahí el concepto de superhombre de Nietzsche. De ahí que si Dios ha muerto todo está permitido, según Dostoievsky. Es entonces cuando la ciencia expande la mirada del hombre hacia el universo, las leyes físicas, el misterio de la cosmología, el dominio de la naturaleza; al mismo tiempo que se sumerge en una confusión de valores y los gobiernos basados en una voluntad general de individuos independientes y supuestamente responsables.

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  5. (viene de arriba)

    Friedman relaciona entonces todo esto con la nueva cosmología que nos abre la ciencia y la nueva física cuántica y también con la tradición mística de la Kabala. Se trata del descubrimiento del Bing Bang por la ciencia, relacionado con la creación según el concepto de tzin-tzum cabalístico. La ciencia descubre el origen del universo en una singularidad donde todo comienza; pasada dicha singularidad se esconde una dimensión que rompe con todas las leyes físicas posibles. La Kabala habla de la creación como un evento que acontece dentro del mismo Dios como tza-tzum y entonces se produce una expansión que desarmoniza/se desencaja con su ein-sof o ser íntimo de su esencia produciendo la materia en diferentes grados de alejamiento; materia que de todas maneras lleva consigo una chispa divina que aspira a una reconciliación después de un exilio vivido como ausencia, extrañamiento/alienación; pero también como reconstrucción de ese universo para una nueva refundición en una vuelta al ein-sof. Ciencia y Kabala nos reinterpretarían lo que la Biblia nos relata como un misterio de Dios o de dependencia inmadura a fuerzas externas a nosotros que necesitábamos para “marcarnos el paso” de una manera explícita, visible y audible; para luego ir desarrollándonos como seres humanos autónomos, cada vez más independientes pero con la chispa divina dentro de nosotros mismos—Dios dentro de nosotros—buscando la reconciliación después del cataclismo o la tragedia de la creación. Todo ello, todo nuestro necesario caminar por este universo de transición, conlleva un fuerte compromiso ético y moral en cada acto y cada pensamiento. El universo es territorio sagrado y todo él pasa a tener un sentido divino que busca su reconciliación con su trascendencia perdida. Big-Bang/Big-Crunch.

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  6. El libro se titula en inglés: "The Disappearance of God: a Divine Mystery." Lo bajé por Amazon y no pude encontrara al editor o reseña alguna de editor. Es del año 1995. Elliott Friedman es conocido por aquel famoso libro publicado en español "¿Quién escribió la Biblia?" (Editorial Roca, 1988). Este blog tiene una larga reseña de ese libro con ocasión de una charla del "Círculo Teológico Alfonso I de Oviedo".

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  7. LA OBRA DE ARTE

    Una obra literaria no se comprende a menos que seamos cómplices de la narrativa y del mundo que allí se recrea. El hecho de ser ficción no invalida lo que allí acontece. Don Quijote es un mundo real en la novela y nosotros tenemos que ser partícipes de esa realidad e irrealidad tal como la viven los personajes. Hemos de comprender que entramos--con la lectura--en otro mundo, en otra realidad y hemos de comprenderla en sus propios términos. Bajo esta perspectiva el autor no cuenta, cuenta el mundo que ha creado y si ese mundo es coherente o incoherente. El lector tiene que abandonarse a ese mundo y aceptarle como tal. Es así como lograremos entender cualquier obra de arte. De lo contrario estamos interfiriendo nuestro mundo propio, nuestros prejuicios; la vida del autor y sus anécdotas, a la propia dimensión de la narrativa o estructura. Siempre habrá un tinte de nuestra subjetividad, pero lo mismo que una ecuación matemática tiene su propia estructura que no podemos violar, también la obra de arte goza de esa propiedad que hemos de respetar abandonándonos en su realidad.

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  8. CADA VIDA

    Cada vida hay que entenderla en sus propios términos en primer lugar. Cada vida es una obra de arte en sus propios términos. Jamás podremos comprender a nadie si primero no logramos entenderle en sus propios términos, en su propia estructura de pensamiento e imaginación, en su forma de representarse a sí mismo. Pero más que nada en su forma de actuar, en sus hechos concretos. Entender al otro no quiere decir agotarle en su significado, cosa imposible, Pero se trata en primer lugar de comprenderle/la en sí mismo hasta donde sea posible.

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  9. Cada vez que nos sumergimos en una realidad-ficción o ficción-realidad, y nos situamos en ella con total complicidad, es cuando descubrimos al mismo tiempo hasta dónde puede llegar nuestro propio universo, nuestra alma. Cada vez que nos sumergimos en la vida del otro/a y nos situamos en ella con total complicidad, entonces descubrimos al mismo tiempo hasta dónde puede llegar nuestro amor, nuestro odio, nuestro rechazo, nuestra simpatía, nuestra mezcla de pasiones, nuestra alegría o tristeza. Las obras de arte que surgen de la relación o confrontación entre humanos suelen conllevar todos los géneros y modalidades: lo trágico, lo cómico, lo tedioso, lo horrible, lo envidiable....

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  10. Hay personas que nos rechazan desde un principio. Hay personas que ya rechazamos de principio. Hay otras que se entretienen con nosotros. Hay personas que nos entretienen. Hay personas que les caemos bien desde el principio. Hay personas que nos caen bien desde el principio. Hay personas que nos ven como un misterio a resolver. Hay personas que nos resultan un misterio a resolver. Hay personas que desde un principio nos tratan como objetos a manipular. Hay personas que buscamos manipular como a objetos.... ¿Oíga? Yo jamás manipulo a nadie. ¿Está usted seguro de tal cosa? Quizás en algún momento. Qué trama más compleja y desesperante la que se forma entre los humanos.

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  11. Esas personas que se me presentan como un misterio a resolver...me fascinan.... Pero el misterio pronto se disuelve cuando vas descubriendo las capas de miedo e inseguridad que bullen en lo profundo de toda alma.

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  12. EL PROGRE QUE SE ENAMORÓ A LO LOCO

    Aquel progre de libro y manual que defendía un feminismo radical y una sexualidad polivalente y el poliamor más descarnado; además de odiar por sistema las hamburguesas McDonald y las donaciones de Amancio Ortega; pues se enamora de una mujer hermosa, pero muy convencional y recatada; una mujer conservadora en ideas, y en el vestir tan elegante y sugerente con sus insinuaciones tan moduladas y barnizadas de rubor. Y nuestro progre se enamora bestialmente de esa mujer a quien ama con todas sus fuerzas y con quien está dispuesto a casarse por la iglesia católica y hacer una petición formal de mano a sus padres legítimos y nunca divorciados. Su sexualidad progre se trastoca con aquellos cruces de piernas que insinúan pero que nunca enseñan, aquel cuerpo casto y recatado, guardado para la noche nupcial; aquellas palabras educadas y portadoras de valores burgueses y aristócratas de mujer educada para su hombre de toda la vida....
    El pobre hombre ya casi había acabado la botella de vino y me decía una y otra vez lo locamente enamorado que estaba y que de ser aceptado oficialmente por sus padres se estrellaría en el altar de la Santa Católica y Apostólica iglesia romana.
    Bueno, y ¿sabéis de aquella hiperfeminista que se enamoró de un musulmán radical libio y de la noche a la mañana acabó con la cabeza tapada y militando en las filas de las mujeres al servicio del guerrero?

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  13. Todas las religiones son subjetivas. El Islam es una religión entre otras y por mucho que se arrogue la verdad, no deja de ser una religión entre otras. El cristianismo lo mismo: es una religión más entre muchas otras. Mientras no venga un dios de verdad que se aparezca en los cielos a la vista de todos y nos diga: "Aquí me tenéis bien vivo y ahora os diré cuál es la religión verdadera. ¡Atentos! La religión verdadera es......"
    Pues mientras esto no ocurra todas las religiones son subjetivas, dependen de una fe subjetiva indemostrable. La gente cree porque eso le da sentido y valor, pero jamás pueden mostrar al dios viviente y real.
    En los primeros libros de la Biblia Yahweh aparecía a los patriarcas y al pueblo de Israel en el Sinaí y en el desierto de forma abierta y portentosa , objetiva, con milagros palpables. ¿Qué pasó que ahora ya no se presenta así?
    Yo creo que incluso si Dios se manifestara así de forma abierta y portentosa habría muchísima gente que lo negaría de muchas maneras. No hay nada que hacer, me voy a dar una vuelta por el barrio.

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  14. Las ideologías políticas de izquierda son también algo parecido a la religión. En general todo aquel que cree en la posibilidad de un ser humano bueno y un mundo paradisíaco está siendo atraído por una fe pseudoreligiosa. Vivimos las consecuencias de una infancia muy duradera y creemos que siempre habrá unos padres buenos que nos van a querer y nos harán el mundo fácil. El mundo luego es pérfido, la trama de toda sociedad humana es básicamente egoísta y las buenas personas que ya nacen como tales son las que más han de sufrir. Hay gente buena que nace siendo buena y noble, pero esa gente son los que menos nos hablan y predican sobre un mundo mejor y más justo. No necesitan justificar lo que hacen: lo hacen y punto. Quienes predican esas cosas de justicia universal y distribución y comunismo y socialismo, suelen ser curas o monjas de vocación metidos ahora en la política progre. Antes se metían en la iglesia y desde ella hacían labor misionera para salvar almas, pero ahora ya no hay posibilidad de salvar almas por medio de la iglesia y entonces van a salvar el mundo a través de la política. Cuando hablan sigue siendo la misma voz rabanera y misionera; la misma sed de poder, de dominio sobre los demás; de dominio sobre las conciencias proclamando virtudes universales de las cuales ellos son administradores. Cuando cogen el poder no hay quien los quite. Son como garrapatas: te chupan la sangre como el más desalmado capitalista.

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  15. Hay una derechona en España que resulta espantosa por su odio a la cultura y al pensar crítico. Suelen ser provincianos con rigor. Con todos los prejuicios provincianos de gente de bien y conciencia de seres privilegiados por la naturaleza y el buen nacer. Se mueven muy a gusto en el mundo de la picaresca, pues la picaresca es la mejor expresión de la chulería y el desprecio con que les gusta tratar a quienes consideran tontos de la uva. Roban a través de la política porque la política son ellos y tienen el derecho a sacar ventaja de los demás porque ellos se lo merecen por ser tan listos y tan espabilados. Son los hidalgos de antaño. Los que no daban golpe y estaban orgullosos de no darlo. A veces les tienta el fascismo. Suele haber mucho protofascista entre ellos, pero no dudan en pasar por grandes demócratas de toda la vida llegado el caso. Algunos se dicen liberales, pero del dicho al hecho hay un gran trecho: el talante liberal exige la renuncia al provincianismo casposo y al protofascismo profundo. El liberalismo exige ilustración, lecturas y estruje de pensamiento. Exige respeto a la ley. Un fuerte respeto a la ley y un sentido de dignidad individual extensible al resto de los habitantes del planeta. La derecha española, salvo excepciones, está a años luz del pensamiento liberal. Siempre fue antiliberal. Aliada del antiliberalismo católico más rancio por varios siglos.

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  16. España entró en la modernidad hasta cierto punto. Hay moderados de izquierdas y de derechas. Empieza a haber una derecha crítica y lectora de buenos libros y hasta sinceramente interesada por el arte y los idiomas. Hay hasta una derecha e izquierda liberal que pueden entender los problemas complejos con cierta capacidad de pensamiento gradual y modulado, lejos ya de los maximalismos clásicos de nuestra cultura hispana o el pensamiento polarizado y maniqueo.
    Pero persiste una derechona protofascista y con miras a un pasado sublimado que ven como glorioso, y por parte de la izquierda un pasado también agrario de pueblo noble y trabajador que se junta en comunas de comuneros igualitarios y beben vino con bota común y cuentan recias historias de pueblo honrado. Esta sublimación también precapitalista se ve mucho en canciones y baladas progres, poesía, discursos políticos que beben en estos arquetipos. Incluso el feminismo recio considera modelos de mujer campesina fuerte e independiente y capaz de castrar al bestia machista que solía muchas veces entrar por casa borracho.
    España aceptó la modernidad hasta cierto punto.

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  17. ¿Cómo crear comunidades al margen del Estado? ¿Cómo crear tribus al margen del estado? ¿Cómo crear grupos humanos independientes al margen de las iglesias y los estados?
    Oiga, no delire.
    Bueno, el delirio se ha hecho carne con el Estado. Todos deliramos con el Estado.
    Oiga, sin el Estado todos revestiríamos a un salvajismo feroz; a la ley de la selva.
    ¿Está usted seguro de eso? Yo creía que usted creía en la bondad humana por ser tan de izquierdas y tan progresista.
    Bueno, la bondad humana hay que producirla a base de Estado y leyes que lleguen hasta las mismas vísceras. Un derecho que ha de producir leyes como loco.
    Ya, ya...permisos, certificados, inspecciones, revisiones, licencias, certificados de buena conducta, homologaciones, sanciones, subvenciones, subsidios, chequeos, .... ¿ustedes creen en la bondad humana?
    El Estado garantiza la bondad humana, fuera del Estado está la barbarie.
    Ya. Ya.

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  18. Nuestra tribu ya se ha trasladado a los territorios fronterizos. La frontera. Más allá de la frontera comienza la exploración de los nuevos territorios.
    ¡Oiga, corten! Después de la frontera ya no queda ningún territorio por explorar. Ya está todo codificado.
    Es cierto. Recurriremos a la imaginación, pues la imaginación sigue siendo libre y a ella no alcanzan las codificaciones del Estado.
    Eso se cree usted. Muchos artistas quieren subvenciones del Estado para ser más defensores del Estado. La imaginación al poder quería decir la imaginación funcionaria del Estado.
    Bueno, esta frontera que yo me estoy imaginando es única y exclusiva y ningún funcionario, ni policía, ni trabajador social, ni psicólogo sabe de ella. Más allá hay territorios desconocidos, inexplorados. Allí construiremos una federación de tribus...
    Allá usted. No tardarán mucho los inspectores de Hacienda en descubrirlos y arrestarlos llegado el caso.

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  19. Ha desaparecido el mundo y su lugar lo ocupa el Estado. Sin Estado no hay existencia legal.
    Todos discípulos de Hobbes. El Gran Leviatán es nuestro Dios y salvador. No hay rincón que no alcance su vista. En valles de sombra y de muerte, allí estará el Estado. Hegel ha triunfado: el Estado ya se confunde con el Espíritu Absoluto. Allá donde vaya siempre habrá Estado. Si subo al cielo: allí estará el Estado; si bajo al sheol: allí estará el Estado. Un burócrata reconoce mi existencia; y un funcionario me despide de la existencia.

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  20. Pudimos cruzar las fronteras del Estado y allí estaba la sensación de lo desconocido. Como una nueva infancia. Como un nuevo comienzo. Ella estaba sentada a mi lado. También el Estado tiene sus fronteras y sus porosidades. Sentimos una fuerte seguridad, una confianza casi total en el destino. Lo nuevo y lo desconocido no significaba miedo; todo lo contrario. Habíamos encontrado un punto fijo. Un punto fijo que no dependía de nuestra subjetividad, de nuestros devaneos psicológicos, de nuestras pasiones. Un punto fijo más allá de los espectros, de las fronteras, de las relaciones de fuerzas. Tan sólo un punto fijo puede cambiar todo el sentido. Un punto fijo orienta todos los flujos del alma en el universo. El punto fijo es el comienzo y el fin. Un punto fijo significa descanso. Nos miramos y nos reconocimos por primera vez. Resonancia y reconocimiento más allá de las representaciones del Estado. Descanso, Alivio. El abrazo de la absoluta confianza.

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  21. Decían ciertos gnósticos cabalistas que el universo se creaba y expandía dentro de Dios mismo. Hay un aspecto de Dios que lucha contra sí mismo en continua fricción, en continuo conflicto: un conflicto que se origina o surge de la misma esencia infinita de Dios. De ahí la creación: no la creación de la nada como una acto de amor infinito y libre de Dios, sino como una crisis interna de la misma Divinidad que necesita escenificarse como exterioridad hasta su posible resolución o disolución. Qué grandes misterios hay por ahí por esos remotos parajes incomprehensibles para el humano.

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  22. En un manuscrito maldito que encontré en el suelo, a punto de ser tragado por una alcantarilla, de un parque de un pueblo triste y depresivo en una tarde fría y lluviosa; leí:

    "Miramos al universo como algo externo a nosotros, a nuestra piel, a nuestro cuerpo; pero olvidamos que miramos ese universo desde nuestro universo interno que es a su vez el universo externo del que consideramos universo externo, bajo nuestra mirada distorsionada, alienada. Alguien estará intentando mirar desde universo "exterior" y a través de nuestros orificios, nuestro universo interior que para ellos sería exterior. Quizás los grandes y pequeños agujeros negros que querríamos atravesar sean los orificios de entrada y salida a otro universo o universos. ¡Qué grandes misterios nos aguarda descubrir desde esta frágil y triste existencia!"

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  23. Ciertos gnósticos malditos y desgraciados que ejercían como pedigüeños en una ciudad decadente, decían en voz alta a los ya decrépitos transeúntes de aquella civilización condenada:

    "No sigáis el juego al demiurgo loco que nos ha creado: él quiere la guerra y el conflicto y la violencia y odia que alguien se dé cuenta de su rufianesca trama. Él se disfraza de religioso y moralista y demagogo hipocrotón para así cautivar a los infelices humanos y hacerlos sufrir más en este su desencajado universo de tiempo y cambio. Y muchos humanos le siguen el juego y se embadurnan en su lodo villano y creen estar en la verdad.
    "Tenéis que negaros a seguir su juego y buscad el punto absoluto del amor. Cada uno lleva en sí la chispa divina que ha de fusionarse con otras chispas divinas en indisolubles lazos de amor."

    Qué triste era oírles hablar así cuando ya la atmósfera del planeta iba desapareciendo y volatizándose de forma irremediable.

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  24. LA GRAN FÁBRICA

    Mi padre me metió a trabajar en la gran fábrica de productos químicos para la limpieza de zapatos, muebles, cristales, metales y mármoles. Mi padre creía que mi cabeza no era lo suficientemente potente para entrar a estudiar en la Gran Universidad de Petromolk. Así que me quiso llevar al despacho del Director de la gran fábrica y comenzamos a subir una escalera circular en forma de caracol ascendente de un radio desproporcionadamente grande y que dejaba un hueco enorme como un pozo de casi 70 metros de diámetro que impresionaba y me producía vértigo. Mi padre estaba emocionado porque había podido conseguir ese trabajo para mí a través de unos sacerdotes que él conocía y que ellos conocían al director por ser un devoto de su templo al dios Khamor. Las escaleras parecía que no acababan nunca. En un momento dado miré al pozo y la profundidad acababa en una negrura insondable. Sentía cada vez más terror, pero mi padre subía alegre y orgulloso de tener un hijo que habría de trabajar para la gran fábrica. Llevábamos ya un cuarto de hora subiendo y allá en las alturas se veía un techo acristalado que dejaba traspasar la luz del día. A pesar de ser una subida y bajada duradera y pendiente, sin embargo el tránsito era continuo de gente que subía y bajaba. Algunos ancianos se agarraban a la barandilla y bajaban lentamente, muy lentamente. Otros se quedaban a descansar en algún peldaño y allí comían un bocadillo que ya habían preparado en casa. No comprendía el porqué ir a ver un director de una fábrica podía llevar tanto esfuerzo y tiempo, pero las cosas había que tomarlas según venían. Una mujer vomitaba en el pozo. Mi padre entonces me dijo que lo mejor sería descansar por unos minutos y comer unas galletas que había traído en uno de los bolsos de la chaqueta. El Director tenía su despacho en el último piso, pero ya quedaba menos y no podíamos despreciar tal oportunidad para mi futuro: empezaría siendo un aprendiz y luego con los años acabaría siendo un buen oficial ganando un sueldo decente. Al acabar las galletas vislumbramos el último piso ya cerca del techo de cristal. Cientos de personas bajaban en tropel.

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  25. EL TRABAJO DIGNIFICA

    Me pusieron a trabajar con una máquina de grandes proporciones que mezclaba múltiples componentes químicos y los combinaba en diferentes productos de limpieza. Yo me tenía que meter en una cabina estrecha y tan sólo habría de observar las pantallas de ordenadores sin hacer nada, pues si surgía algún problema los técnicos-programadores actuaban ipso facto. Yo solo tenía que estar allí ocho horas mirando a las pantallas y siguiendo el ritmo y movimiento de la gran máquina. Nada más que eso, ya que según el supervisor mi puesto era un puesto de gracia que solo servía para pagarme un sueldo. La máquina a veces caminaba sobre unas orugas y escapaba por los inmensos pasillos de baldosas metálicas bufando y mezclando componentes químicos en una especie de hormigonera que luego conectaba con diferentes depósitos a través de tubos y mangueras. Pero los mecanismos eran muy complejos y complicados dentro de aquella máquina del demonio. Bramaba y echaba vapores por diferentes sitios y entonces la cabina se cerraba herméticamente y yo quedaba allí aislado sin poder salir pues mi vida corría peligro si tragaba alguno de los vapores. La máquina entonces cogía una velocidad desmesurada en proporción a su estrambótico tamaño y salía a unos patios donde había muchas más máquinas y depósitos y grandes camiones cisterna. Y seguía tomando una especie de pista que recorría varios kilómetros siempre dentro del complejo de la gran fábrica y a un lado y otro de la pista funcionaban máquinas de todo tipo y de repente frena y las puertas de la cabina se abren y alguien vestido con un traje de protección me señala que baje.
    "Es hora del bocadillo", me dice

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  26. PASEA CON CUIDADO POR LA GRAN CIUDAD

    Mis paseos por la ciudad son solitarios. Las calles a veces se alargan y se tuercen y llegan a plazas oscuras de edificios gigantescos medievales donde solo habitan tribus de mendigos. Hay muchas zonas de la ciudad desiertas y oscuras, pero luego están los barrios de inmigrantes de diferentes países todos con sus costumbres y sus exóticas religiones o religiones malditas y paranoicas con dioses asesinos. Es en esos barrios donde más me gusta pasear, sentirme extraño entre idiomas absolutamente desconocidos; parar a comer un bocadillo en alguno de sus bares o tascas. Son barrios inmensos y cada uno marca una territorialidad étnica o racial. Ayer me mezclé con los obtarmon que provienen de los desiertos del sur y sus mujeres son conocidas por su hermosura. Su barrio se extiende por todo el distrito 46 y sus calles estrechas me permiten perderme totalmente en un mundo que trastoca mi tiempo y espacio y parece que estoy rememorando infancias que pudieron haber acontecido. Una mujer anciana me invita a tomar café a la puerta de su casa. Viste un sarí de seda verde que le cubre la cabeza. Pronto sale un anciano que parece su marido y trae una tetera con tres tazas sobre una bandeja de madera. Las casas son pequeñas y las calles que nos rodean despiden aromas de incienso y perfumes. Tan solo nos miramos y sonreímos. La anciana me coge de las manos y me dice algo que debe ser una bendición o un buen deseo. El hombre saca una flauta pequeña y comienza a tocar una melodía nostálgica, remota. Unos niños se arriman a nosotros y entre ellos hay una chica joven de ojos negros, muy morena y hermosa, demasiado hermosa; tan hermosa que me he descentrado por completo. Viste de pantalón vaquero y una blusa azul. Los niños la llaman Marla y quieren que siga jugando con ellos. La anciana me hace señas para que yo también vaya con ellos a jugar a la plaza circular con un toro en el centro echando agua por la boca. Siento que un poder mágico me embriaga y comienzo a jugar un juego de pelota desconocido. Se hizo de noche y me tuve que despedir de todos. Marla me cogió las dos manos y me las sacudió como si de un saludo se tratase. Su rostro sonriente. Adiós. Mugaram. Mugaram. Adiós.
    Tenía que apurarme y echar a correr para volver a mi barrio, cruzar las zonas solitarias y desoladas, las plazas de enormes edificios envueltos en la oscuridad más profunda y temible. Cruzar los barrios de otras tribus con sus dioses extraños y costumbres remotas.

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  27. FELIZ ENTRE LAS MÁQUINAS

    Seguí trabajando con la inmensa máquina por varias semanas. Desconocía quiénes eran los que trabajaban en otras máquinas. A veces las máquinas se lanzaban corriendo sobre sus orugas por los pasillos de planchas metálicas y entre otras muchas diferentes máquinas de diseños que a veces resultaban imaginativamente extraordinarios o simplemente delirantes; pero yo había de asumir que aquello tenía todo un sentido que a mí necesariamente se me escapaba. Desconocía cuáles eran los verdaderos límites de la Gran Fábrica. Yo entraba y salía por una puerta muy pequeña de servicio al tiempo que unas máquinas me iban escaneando a través de un túnel de unos 20 metros de largo. Por allí sólo salía yo. Por otros túneles salían otros. Cuando llegaba la hora del café nunca sabías dónde tomarías el próximo. Podría ser cualquier cabina en un patio de máquinas siempre trabajando, siempre activas. Me gustaba ver las máquinas engrasadas, activas, bufando, roncando con sus motores; pero mejor las otras máquinas silenciosas, sigilosas, con su precisión, con su discreción. Cada vez me sentía más a gusto entre las máquinas. Ellas eran como animales nobles e inocentes que cumplían con su deber hasta agotarse, dando todo lo posible por su creador y diseñador. Una máquina me servía el café y el bocadillo. El bocadillo solía estar muy bueno. Luego era seguir el recorrido y acompañar el funcionamiento de mi Ds324, ese era el nombre de mi máquina, cumpliendo con mi trabajo de gracia, protegido herméticamente de todos aquellos vapores venenosos que invadían a veces la atmósfera. Mi trabajo consistía en ocupar un puesto para recibir un salario, pero hacía ya años que solo unos pocos trabajaban realmente para producir algo. Y el caso era que a mí me daba lo mismo hacer eso que otra cosa. Ocupar un espacio ya era algo.
    A la tercera semana un supervisor me llama para darme un nuevo encargo. Me entrega un bloc electrónico y me dice que al día siguiente a las 6 de la mañana habría de empezar a seguir una ruta que me iría marcando aquella pantalla. Se trataba de buscar a un tal Schavarne 67er-34 que estaba haciendo labores de investigación en barrios muy marginales y desde un puesto que había de ser relevado. El supervisor acabó de codificar el aparato y me lo entregó ya de una manera oficial.

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  28. FAMILIAS A LA CARTA

    Al llegar a casa aquella tarde mi madre me dijo claramente que sino dejaba el sueldo entero a la familia, entonces me tendría que ir. Éramos muchos en la familia: mi padre tenía tres mujeres y mi madre dos maridos más. Luego estaban todos los hijos de todos ellos, entre ellos yo. Mi padre compaginaba dos apartamentos y dividía su vida entre ellos. Mi madre tenía uno de sus maridos en el piso original de la familia: mi madre y mi padre cuando se casaron oficialmente. Ellos eran el núcleo de esa familia. Mi familia. Más tarde vinieron los demás cónyuges. Yo sospechaba también que compartían juegos eróticos de todo tipo en las comunas DS543 en horas muertas. Lo hacía ya casi todo el mundo cuando se veían al borde de una depresión y como otra medicina más antes de caer en el abismo de la rutina y el aburrimiento. Casi todos en la familia trabajaban en trabajos de gracia. Cada familia se delimitaba de mutuo acuerdo, lo cual implicaba una formalización documental y de registro ante el Estado. Ello hacía que cada miembro consideraría a otros parentescos simplemente como parentescos consanguíneos sin ningún otro vínculo con ellos más que el de conocerse. Había familias de toda naturaleza o función sexual. Las familias del pasado nos parecían relaciones de museo. Una curiosidad de la historia.
    Pero ahora mi dilema era que tenía que decidir entre quedar con la familia o marcharme y vivir por mi cuenta. Cada vez era mayor el número de personas que vivían solas. Vivir solos implicaba no tener que enfrentarte a problemas con los demás que te podían llevar a la locura. En mi familia se discutía por cualquier cosa. Cualquier cosa era motivo para despedazar a alguien o sentirse víctima de todo. Pero no todo el mundo podía vivir solo, así que se fundaban residencias comunales donde se compartía la vida individual con la colectiva. Se poseía un cuarto propio, pero luego la comida era colectiva, el lavado de ropa, cuidado de niños, etc. Había cada vez más y más fórmulas para vivir como uno quisiese. Aun así, el número de suicidios era alarmante.

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  29. NO HAY MAYOR LIBERTAD QUE UNO MISMO SI NO MUERES EN EL INTENTO

    Opté por vivir solo y me inscribí como ocupante en una colonia de apartamentos para individuales. Las colonias de individuales eran cómodas, aunque el espacio era pequeño. La independencia era total. Nadie te molestaba con nada. Dabas tu código a la máquina central del complejo y ya todo se arreglaba por sí solo: pagos mensuales, etc. La automatización no era generalizada, sin embargo, una sociedad basada en los trabajos de gracia no podía permitirse una población sin ocupación en su tiempo libre. Los trabajos de gracia no exigían mérito alguno por parte de los ocupantes y su distribución era aleatoria: no se podía discriminar a nadie por color o sexo o nacionalidad o origen familiar y social. Pero luego la gente no sentía necesidad de competir por nada ni estímulo por mejorar sus conocimientos o preparación como hacían cien años atrás. La ociosidad era un problema. No todos pensaban en dedicarse a actividades deportivas o artísticas o estudios añadidos. Una gran mayoría no sentía tal inclinación y entonces los malos formaban malos ensamblajes, ensamblajes peligrosos en forma de tribus urbanas destructivas que vandalizaban todo lo que podían y su pasión era el cómo enfrentarse a la policía con mayor éxito. Otros acababan formando tribus de pedigüeños en zonas abandonadas o decadentes con sus vociferantes líderes. Fue así cómo descubrí la estrategia de la "slow motion strategy". En lugar de seguir automatizando todas las dimensiones de la vida dejando energía humana liberada sin metas ni objetivos, lo mejor era "liberalizar" los automatismos en trabajo o actividades slow motion. Solo se automatizaría aquello que fuese razón fundamental de Estado, pero lo demás, los vínculos de las poblaciones con el Estado y la producción tornarían poco a poco a las prácticas burocráticas de meticulosidad infinita a base de programas basados en datos y más datos, permanentes revisiones médicas, permanentes revisiones de moral ciudadana, permanentes solicitudes y permanentes y agobiantes desplazamientos por calles y edificios de alturas increíbles sin ascensores públicos. La gente habría de estar ocupada sin límite.
    Pero habría de saber más cosas. El funcionamiento de la Gran Ciudad y del Estado era algo más complejo y yo lo iba aprendiendo poco a poco.

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  30. SE TRATA DE SEGUIR TRABAJANDO

    Cuando llegué al garito de encuentro estaba ya quien sería mi nueva compañera de trabajo. Se llamaba Eva. El supervisor nos había entregado ya la tableta electrónica y nos dijo que ese era nuestro trabajo: seguir las indicaciones del programa para ir en busca de Schavarne 67er-34e. Nos dijo que seguíamos trabajando con otra máquina. Hizo énfasis en eso: seguíamos trabajando con otra máquina. Eva y yo nos quedamos mirando el uno al otro. No nos conocíamos de nada. Tampoco teníamos gana de hablar de nada. Aquello era un trabajo y había que hacerlo para seguir conectados a la vida y al mundo. No hacerlo, negarse a ello, sería tanto como desparecer de la misma realidad para formar parte de cualquier tribu en cualquier barrio perdido y a merced de las crudas y aleatorias circunstancias. El supervisor desapareció por una puerta metálica y se introdujo de nuevo en las entrañas de la gran fábrica. Nosotros nos dispusimos a salir de la garita de encuentro, pero la puerta no abría. Una voz nos indicó que había que esperar unos segundos para salir a la hora exacta. Efectivamente, también la tableta indicaba espera.
    Salimos a la gran ciudad y habríamos de seguir la avenida Murtaj en dirección a la zona 6C. El tráfico era silencioso. Los vehículos se deslizaban sin oír apenas la fricción de las llantas sobre el asfalto. Nosotros haríamos de seguir la acera derecha. Apenas había viandantes. Cada vez había menos viandantes. Eran las seis y cuarto de una mañana fresca. Vestíamos uniformes de la gran fábrica, pero eran uniformes especiales que podían utilizar una escafandra en caso de gases peligrosos o aires nocivos. También llevábamos una mochila con diversos artefactos de defensa y provisiones. El tiempo de búsqueda de Schavarne 67er-34, era impredecible. Podía llevar un día o un mes o quizás tiempo indefinido. Seguimos a lo largo de la avenida Murtaj que se perdía en el horizonte visible. Un viandante vestido con una túnica verde y con capucha puesta nos preguntó si podíamos ir a su calle cercana a reparar una tubería de agua potable que estaba inundando su barrio. Había llamado a los servicios de reparación pero no llegaban y quizás nosotros pudiéramos hacer algo. El barrio se inundaba y el agua se perdía. Su acento era el acento de un mopaliano y el barrio quizás fuera en su totalidad de etnia mopaliana. No podíamos hacer nada. Debían de esperar a que el helicóptero de inspección llegara. Sin la llegada del helicóptero oficial no habría reparación posible, aun sabiendo que las cámaras de vigilancia y los aparatos de detección ya habrían diagnosticado el problema al instante. Efectivamente, en aquel momento ya oíamos un helicóptero Xds-3 sobrevolar el cielo de la zona. El hombre encapuchado se fue retirando hacia su callejón perpendicular a la avenida. A Eva y a mí nos sorprendía la ausencia de viandantes de la avenida. En realidad éramos los únicos caminando, mientras el tráfico aumentaba en densidad sin apenas meter ruido. Los vehículos colectivos no permitían ver el interior ya que las ventanas eran oscuras o cubiertas por impresiones publicitarias. De repente la tableta pitó. Nos indicaba meternos por la calle ID-37. Estábamos entrando en el distrito 87-Zn. Era el distrito donde comenzaba la antigua ciudad, digamos el origen y centro de la ciudad, pero ahora era otra cosa. Si en otra época había sido centro de la ciudad, ahora era un centro cualquiera con sus edificios antiguos en decadencia o recodificados en nuevas calles de elegancia para nuevos estamentos sociales surgidos del boom de las nuevas producciones psicotecnológicas. Gente con nuevos gustos y trabajos muy bien pagados por el momento.

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  31. DISPERSIÓN SOCIEDAD ANÓNIMA

    La ciudad había dejado de tener centro. Los puntos neurálgicos de control de la ciudad estaban dispersos. Los barrios, distritos y zonas eran mundos en sí mismos. Los niveles de la gran ciudad estaban basados en códigos. Códigos de nivel. Todo el mundo habría de pertenecer a algún código que lo unía de algún modo al Estado. El Estado, en teoría, podía responder a cualquier necesidad o problema y en función de los niveles sociales. Existía una analítica de distribución de la población en base a cartografías, una sincronía del poder estatal que pretendía lograr planos o puntos comunes de contacto entre niveles sociales, entre barrios, entre zonas, entre distritos. La gran ciudad pretendía funcionar como una gran máquina, pero a veces los puntos comunes de contacto eran muy débiles o se inutilizaban por falta de colaboración o interés y entonces había muchas zonas, etc., de la ciudad que se gobernaban ellas mismas; que habían declarado su independencia hacía ya tiempo y el control estatal era meramente simbólico. Todo esto lo fui aprendiendo por medio de mi trabajo o simple ocupación de tiempo. Eva y yo caminábamos silenciosamente a través del distrito 87-Zn. Desconocíamos el nivel o niveles de su población. En función de los niveles el Estado podría ejercer mayor o menor control y entonces sabríamos a qué atenernos. Pero podría haber una población descodificada o que ya funcionara dentro de sus propios códigos y circuitos blindados y en función de otra red de poder. La confusión podría ser cada vez mayor. En realidad nunca sabríamos a qué atenernos. En realidad incluso donde creíamos que el Estado estaba funcionando con sus políticas de control social, de trabajo de gracia, de trabajo real; sus burocracias complicadas, sus laberínticos códigos y programas; pues a lo mejor ya no existía tal Estado y solo había redes sociales controladas por programas cuyos centros neurálgicos eran ellas mismas. Lo curioso era que todo aparentemente funcionaba en su sitio. Hasta las bandas y tribus marginales, fuera de control, desclasificadas o descentradas o descodificadas, sin embargo siempre habitaban ciertas zonas localizables y, en momentos de brotes serios de violencia o rebelión o invasión armada por parte de estas tribus a otras zonas más pacíficas y organizadas, el "Estado" siempre acababa neutralizándolos con sus fuerzas de intervención instantánea. Pero sabíamos que cada vez había territorios fuera de toda red, territorios nómadas fuera de toda lógica social conocida. Cada vez sabíamos algunos que había más y más puntos muertos dentro de la analítica urbana y sus cartografías.
    Eva y yo entramos en una cafetería de aspecto apacible y dueños de raza blanca con gustos refinados a juzgar por el diseño, la música de fondo, las pinturas de firma reconocible. Y Eva sabía mucho de la Gran Ciudad.

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  32. LAS COSAS SIEMPRE CAMBIAN

    La tableta nos indicaba que habríamos de seguir. Eva apenas dijo nada mientras tomábamos el café. Era una mujer callada. Nos levantamos y seguimos caminando a lo largo de la calle ID37. El cielo estaba cubierto de nubes grises, quizás comenzara a llover en cualquier momento. Los edificios eran renovados. Eran pisos modernizados. Quienes allí vivían debían de tener un nivel adquisitivo holgado. Pero la calle seguía vacía y Eva observó que algunos vecinos nos miraban tras de las cortinas o visillos. Soplaba un viento húmedo. La temperatura era fresca. Eva seguía silenciosa. Parecía metida en sí misma, quizás estaba preocupada por algo, pero a mí no me interesaba la vida particular de nadie a menos que ese alguien quisiera compartirla llegado el caso. La vida privada y personal de la gente es un territorio sagrado. Simplemente no se puede entrar a menos que te den entrada y de haber entrada hay que tener cuidado de saber entrar lo justo. Me gusta tratar a la gente como son y respetando su peculiaridad al máximo. Procuro no herir susceptibilidades y me gusta que los demás hagan lo mismo conmigo. Eva a veces señalaba algo y yo miraba. En un momento la calle ID37 fue cambiando de forma. Ahora se abría a espacios vacíos como solares sin construir o solares que en otro momento habían sido viejos edificios ya derruidos. Comenzábamos a sentir una sensación de abandono. De calle desierta en un sentido ya literal. Más allá parecía que el distrito cambiaba de tonalidad. Podíamos ver a lo lejos y todavía en la ID37 una especie de colonia de viviendas hacinadas. Eva me indicó precaución, y la tableta así mismo comenzaba a hacer guiñar la luz naranja de precaución. Al sobrepasar una arboleda a mano derecha pudimos contemplar una expansión indefinida de colonias o colmenas habitables. Obviamente las cosas iban a cambiar. ¿Cómo?

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  33. OIGA TENGA CUIDADO CUANDO DÉ UN PASEO POR CUALQUIER BARRIO

    Expansión de torres de viviendas. Colmenas de viviendas. Tomamos a la izquierda la avenida que cruzaba tal inmensidad de colonización. Eso nos indicaba la tableta. La avenida estaba llena de gente caminando. Los niños jugaban en parques infantiles. Los abuelos se sentaban en bancos contándose historias. El transporte público circulaba por ambos carriles con toda normalidad. Las máquinas funcionaban con precisión. Las máquinas humanas funcionaban con máxima precisión. A simple vista todo era orden. Todo formaba un orden compacto. Todo estaba en su sitio. Miles y miles de personas paseaban, se divertían, tomaban sus bebidas en terrazas de cafeterías y restaurantes. Hasta este momento nunca había sabido que esta zona de la ciudad existía. Jamás había tenido ni la más remota noción de lo que podría suceder en este distrito. Eva seguía silenciosa. Había algo que la inquietaba. Seguíamos caminando y nada parecía cambiar y las personas eran de carne y hueso y todo era real, tan real como nosotros dos; pero la avenida no parecía cambiar y después de dos horas caminando todo seguía igual y las torres de viviendas seguían poblando más extensión de territorio y más allá más todavía y a los lados y cualquier calle perpendicular nos señalaba más y más edificios de veinticinco pisos o treinta o incluso cuarenta.
    Algo iba mal. Eva se paró y se quedó mirando fijamente a mis ojos. "Esto no va bien", dijo preocupada. La tableta ahora nos dirigía hacia un lado de la avenida y todo nos parecía extrañamente alucinante. Real pero alucinante al mismo tiempo. Quizás un proceso de realidad inducido. O quizás la realidad misma repitiéndose sobre sí misma, replegándose sobre sí misma y nosotros limitados en nuestra percepción, en nuestra reducida mente. O quizás el proceso inducido estuviese ya programado desde dentro de nosotros en forma de algún microprograma. Chocamos adrede con un señor muy bien vestido para comprobar la realidad de carne y hueso y la sorpresa del rostro del señor que no comprendía el porqué de aquel choque algo violento. "Podrían pedir perdón", nos dijo. Y así fue, le pedimos perdón varias veces. Y seguimos hacia el lateral izquierdo de la avenida y seguía habiendo gente feliz, gente con rostros sonrientes. Mujeres hermosas y jóvenes alegres y todo aquello era un mundo feliz de equilibrio y sosiego y armonía dentro de aquellas inmensas colmenas de viviendas. De repente la tableta nos indicó bajar unas escaleras. Y las escaleras nos hacían descender a un inmenso garaje vacío. Seguimos la línea de indicación de la pantalla y pronto llegamos a un vehículo con las puertas abiertas y adosado a un raíl. Un raíl. Y más adelante dos túneles. Habíamos de entrar en el vehículo. Así hicimos y las puertas se cerraron y el coche tomó velocidad y nos dirigimos a los túneles a una velocidad moderada. Los túneles se convirtieron en toboganes que subían hacia las torres y se sostenían en columnas adosadas a los tejados. Y ahora la zona urbana fue tomando otro aspecto: la altura era de vértigo y abajo solo veíamos objetos indefinidos que se movían. La realidad pasaba a ser espectral: espectros de luces indefinidos.

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  34. CUANTO MÁS INTENTAMOS CONECTAR MÁS LOCOS NOS VOLVEMOS ...

    "Nos hemos quedado sin referentes" Me dijo Eva. "¿A qué te refieres?", le respondí.
    "Eso", dijo ella, "A qué me refiero. Referencias. Tener referencias significa saber distinguir lo cierto de lo incierto, lo falso de lo verdadero; lo espectral y difuso de la claridad y transparencia." Y se quedó silenciosa mientras el vehículo seguía circulando por el rail en las alturas y hacia no sabíamos dónde. Eva hablaba como si hubiera pensado mucho, como si su juventud se estuviera consumiendo en la búsqueda de algo que a los demás humanos nos daba igual con tal de seguir sobreviviendo de la mejor manera posible. Eva era una mujer extraña, pero sin apenas saber quién era mi intuición me inclinaba a valorarla, a escuchar y observar con atención lo que hacía, lo que decía.
    El vehículo se fue acercando a una especie de solar vacío. Fuimos descendiendo sin apenas darnos cuenta y cuando miramos para atrás las colmenas de viviendas del distrito 87-Zn quedaban ya muy lejos, difusas y desdibujadas en el horizonte urbano. La pantalla de la tableta nos indicaba salir inmediatamente. Hecho esto el vehículo siguió circulando en dirección a unas naves industriales y allí se perdió de vista.
    Nos quedamos solos en el solar. Parecía como si hubiese pasado una inmensidad de tiempo y la ubicación nos era incierta. Vivíamos en una ciudad que apenas conocíamos a pesar de haber vivido allí toda nuestra corta vida.
    "En realidad somos máquinas biológicas", dijo Eva. "Y la ciudad es otra máquina que nos intenta conectar para formar una máquina superior, y las ciudades intentan formar otra mega-máquina: el Estado. Y los Estados intentan formar otra mega-máquina aún superior." Eva hablaba con seriedad. Creo que sabía de qué hablaba, pero me era algo difícil de seguirla. Para mí el mundo era algo evidente que no necesitaba de mucha explicación. Simplemente había que vivir, que trabajar, que sobrevivir. En realidad, ¿quién era yo para hacerme esas preguntas tan jodidamente endiabladas? ¿Acaso no era suficiente saber razonar y hacer las cosas con la mayor claridad y siguiendo las reglas de juego de la mejor manera, con la mayor honestidad posible según nos habían enseñado en nuestras familias o tribus? Lo que estábamos haciendo no era más que un trabajo para la empresa a la que pertenecíamos. Por ahora nada malo había en ellos. Teníamos que llegar a encontrar a Schavarne 67er-34e y relevarle. Eso era todo.
    "Lo que está ocurriendo es que las conexiones no están resultando exitosas", dijo Eva en voz alta, casi gritando. "Somos máquinas biológicas, pero no parece que nuestra composición de vísceras y de moléculas y de tejidos sea algo que siga una estructura acabada, completada, circunscrita a una única representación y codificación. Somos más bien espectros, somos máquinas espectrales creando otras máquinas auxiliares y complementarias para intentar explicarnos, intentar conectarnos en forma de flujos predecibles, hacer del planeta una esfera compacta, universal. Se ha hablado mucho de Unidad, Unión, la Humanidad, la Iglesia Católica Universal en otras épocas; la iglesia universal invisible con el protestantismo, pero ya no una iglesia visible universal. Las conexiones fracasaron. Siempre fracasan. El comunismo fracasó. Es imposible la total conexión. Y el mercado es como la idea pura que aunque esté ahí siempre retrocede. Nunca llegas a ella. Siempre estás en un espectro de infinitos intercambios."
    Eva me desconcertaba. Creía que era algo más mayor que yo, pero ahora me parecía infinitamente mayor que yo. La tableta nos indicaba seguir en dirección a la zona de naves industriales.

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  35. OIGA, OIGA, LO IMPORTANTE ES QUE SE TRABAJE, QUE HAYA TRABAJO

    Las naves industriales estaban vacías. Pero había infinidad de gente trabajando en su mantenimiento y conservación. Eran los programas de trabajo de gracia. Las naves estaban limpias, impecables, con tejados nuevos y resplandecientes, con los interiores pintados y requepintados, el suelo embaldosado y limpio con ceras plásticas de calidad. Pero vacías. Sin contenido. A nadie le importaba la razón de ningún contenido. Ni tampoco se concebía que aquellas naves tuviesen algún contenido en forma de máquinas o fabricación de productos. Yo estaba sorprendido, pero mi mismo trabajo en la Gran Fábrica no era otra cosa que mantenerme ocupado en algo. Había trabajadores uniformados por todas partes repitiendo las mismas tareas una y otra vez. Objetivo: mantener aquellas miles de naves industriales de un pasado todavía no muy lejano brillantes. Eva volvió a hablar en voz alta. Yo era su único interlocutor. Si entendía o no entendía lo que quería decir era mi problema, pero ella sentía la necesidad de hablar. Y dijo: "Ya hay otra máquina recodificando la antigua realidad en forma de nuevas conexiones. Es difícil de saber cuál es el nuevo planning, la nueva recomposición, el nuevo plano, el diseño. De hecho es posible que la misma red cibernética se esté autoprogramando en función de su racionalidad; de su absoluta objetividad racional. Una máquina abstracta indiferente a cualquier subjetividad. ¿Un comunismo maquinal sublimado? ¿Un mercado de equivalencias e intercambios en función de la idea pura? Vaya usted a saber. ¿!!Acabará funcionando todo de una puta vez!!?", y así se puso a gritar. Luego paró. Teníamos que seguir. La pantalla indicaba seguir por la calle principal entre naves, vehículos de todo tipo y carga, obreros, técnicos, etc. Quedaban dos horas de luz solar y tendríamos que comer algo antes de comenzar la noche. Una noche incierta, pero mientras la pantalla de la tableta dictase órdenes tendríamos una referencia real y posiblemente segura.

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  36. A LA HORA DE LA VERDAD TODO SE COMPLICA

    Paramos a comer en un gran comedor público para empleados de las naves industriales. Para mí vivir era aquello: caminar, parar, comer, mear, y seguir viviendo las cosas como una aventura, hasta donde pudiera resultar una aventura. Las grandes explicaciones me creaban dolor de cabeza. Si algo se presentaba como una dificultad o aburrimiento pues habría que luchar para superarlo o salir de ello como fuere. Las grandes explicaciones eran algo así como querer atrapar la luna reflejada en el estanque. No hay manera de comprender todo y todo se escapa a una explicación total. Y los cambios van surgiendo de forma inesperada.
    Comimos rápido. Habría que seguir caminando y hacer noche en alguna parte que nos indicaría la tableta. Seguimos caminando hasta dejar las naves industriales atrás y ahora habríamos de atravesar un parque y unas arboledas. pero el parque se iba haciendo más extenso de lo que creíamos y las arboledas se convertían en bosque. Pronto vimos que el bosque estaba habitado pues había varios niños jugando al escondite y en los claros jugaban también al fútbol o a otros juegos. A medida que nos internábamos en el bosque los niños eran cientos y cientos jugando a muchos juegos diferentes. No salíamos de nuestro asombro. Bien es verdad que los niños cada vez vivían más y más institucionalizados y al margen de cualquier cuidado tribal o familiar. La Gran Ciudad y su gobierno actuaban cada vez más como protectores supremos de la infancia. Liberar a la infancia significaba liberarla de sus familias o tribus o reductos particulares de convivencia y educación y entregarla a una educación planificada en todos los aspectos posibles.
    No siempre eso era posible. Los barrios étnicos, de inmigración, de diferentes procedencias eran refractarios a la entrada de la educación estatal. Hubo grandes enfrentamientos con los autobuses escolares para impedirles la entrada a los grandes barrios o guetos. Los niños se quedaban allí con sus familias y sus propias escuelas. La Gran Ciudad era ya un mosaico de multitud de etnias, religiones, culturas y razas muchas atraidas por los grandes beneficios del trabajo de gracia y facilidades de promoción social y la necesidad de nueva sangre que compensase la escasez de población originaria de la ciudad y su bajo nivel de reproducción. Pero si en un principio se pensaba que los programas de integración iban a funcionar ello resultaba cada vez más difícil. Cada vez se hacía más difícil saber a qué cultura había que integrar. Y entonces comenzaban las descentralizaciones de las escuelas y los convenios con los barrios a cambio de un mínimo común denominador de currículo. Pero todo ello se escapaba al control de una centralización estandarizada y ahora surgían nuevas estrategias descentralizadas o simplemente fuera de control, pero asimilables a un poder supervisor cada vez más invisible. Extraño.

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  37. UN BOSQUE ES ALGO MÁS QUE UN CONJUNTO DE ÁRBOLES

    Cuando hicimos aparición los niños apenas notaron nuestra presencia. Estaban centrados en sus juegos. Pero había vigilancia y supervisión. Pronto apareció un monitor o profesor o educador o pedagogo o psicólogo o maestro o planificador de ocio y nos preguntó si teníamos permiso para estar allí. Les dijimos quiénes éramos y mostramos nuestras señas de identidad, cosa que tranquilizó al técnico educativo. Este se ofreció a seguirnos durante el trayecto que habríamos de hacer atravesando aquel bosque encantado. Había más monitores y también cámaras de vigilancia por muchos sitios disimuladas entre los árboles o pequeñas columnas metálicas. "Los niños aprenden jugando y por eso procuramos que los juegos estén diseñados para que haya repetición y creación al mismo tiempo", nos decía el educador: "repiten las reglas del juego, pero al mismo tiempo han de adaptar estrategias para hacer variar las reglas, darles el mayor desarrollo imaginativo para poder ganar al otro equipo. Pero se trata de equipos solidarios: solidarios entre ellos dentro de cada equipo y solidarios con el equipo rival que ya no es rival sino compañeros simuladores de resistencia. Procuramos anular todo tipo de competitividad y rivalidad. Todo ello no es más que violencia potencial."
    Eva y yo escuchábamos con atención aquellas explicaciones tan medidas y justificadas. No habíamos caminado cien metros cuando de repente dos niños se comienzan a pelear y a insultar en torno a un juego de bolas. Los gritos eran de rabia y furor. El educador llamó rápidamente por teléfono a una monitora que estaba sentada mirando una pantalla-tableta. "Mara, aplica código 34-S. Pronto, aplica código 34-S en zona PhP 4." La monitora a quien podíamos divisar a simple vista se levantó y se dirigió a lo que ahora era ya una melé de golpes e insultos sin control. Mara tocó un silbato y al momento apareció una patrulla de monitores vestidos de blanco que fueron colocando grandes espejos plegables entre los niños, de tal manera que multiplicaban sus imágenes como espejos superpuestos y los niños perdían el sentido del tiempo y espacio, perdían el control de su agresividad y acababan confusos sin saber qué hacer. Caían en un estado de paroxismo que los monitores aprovechaban para colocarles puzzles o rompecabezas que habían de reconstruir en un tiempo de cuarto de hora a veinte minutos. Las figuras a reconstruir eran grandes parásitos, tales como piojos, pulgas, garrapatas. O también insectos como cucarachas o termitas. Una vez reconstruidos como bichos gigantes comenzaba luego su destrucción en grupo. Los niños ahora disfrutaban viendo cómo las figuras de desplomaban como un castillo de naipes reducidos a una total desintegración. "Victoria, Victoria" gritaban. Los monitores comenzaban a aplaudir y todos aplaudían y hasta nosotros aplaudimos. La tableta nos indicaba seguir, pues habríamos de llegar al punto TR del distrito en una hora y pronto oscurecería.
    El monitor nos despidió con cara blanda y sonriente. Estaba visto que era un creyente fiel de esas técnicas. Los niños habrían de recogerse pronto para cenar y luego dormían en grandes instalaciones tipo residencia. Las aulas eran el aire libre del bosque y prácticas lúdico-pedagógicas a través de pantallas en tres dimensiones.
    Poco a poco fuimos adentrándonos en más espesura de bosque, pero ahora no había nadie. Tan solo los cuervos graznaban y a lo lejos había un murmullo de algo.

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