09 marzo, 2015

CAMINANDO POR EL ZILKER PARK

Iba caminando por el Zilker Park de Austin, Texas, cuando de repente, en uno de los jardincillos que miran al río Colorado; una mujer de pequeña estatura y ojos brillantes llenos de vida que vestía unos vaqueros sencillos y una camisa blanca de lino, hablaba a un grupo personas de todas las edades que la escuchaban con interés. Yo me paré también a escuchar y empecé a oír lo siguiente:
 
"Las vibraciones de los humanos se captan y condensan con la música. La música nos lleva a las
miradas del silencio. Cuando se habla de la gracia muchos cristianos entienden sólo la parte moral. Pero la gracia es un acontecimiento transformador de la realidad. Lo profano se torna en sagrado y entonces uno comprende la dimensión musical y estética del mundo y empieza a formar parte de ello. La gracia entonces dejan de ser palabras y doctrina religiosa para ser acontecimiento sagrado que abarca toda la existencia. Inmersos en la realidad de lo bueno y lo malo, de lo feo y lo agradable; de lo horroroso y lo sublime; del ruido y el silencio; de la razón y la intuición; de lo ordinario y lo inocente; moviéndonos siempre en infinidad de "entres" que se cruzan y se diseminan en muchas direcciones. La gracia se coloca en un plano diferente de otros planos: ya no domina la política con sus ideologías y sus compromisos propios; ya deja de dominar la religión con sus iglesias y sus teologías propias; ya deja de dominar lo profano con su visión instrumental de las cosas. La gracia aparentemente no cambia nada, pero lo ha cambiado todo en su trasfondo de misterio y luz."

Luego fue el silencio. En los espacios americanos siempre era posible ver o escuchar algo nuevo o extraño o fuera de la normalidad prevalente. La vieja Europa se había hecho insoportablemente convencional en sus modalidades de nihilismo cursi u ordinario. Europa aburría, sus espacios quedaban reducidos a jardines domesticados; sus expectativas de vida estaban ya hipotecadas al Estado, al Gran Estado domesticador.

Oiga, la mujer hablaba de la gracia y usted nos habla de la vieja Europa y la Nueva América. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?

Quizás porque la gracia refiere a espacios, a nuevos espacios sin conquistar; a nuevas sensaciones sin domesticar, a la descodificación de lo político y lo profano para sentir lo sagrado. En América los espacios siguen todavía abiertos. La geografía no se cierra de la forma que se ha ido cerrando en Europa. Esa mujer de pequeña estatura y de ojos brillantes se ha convertido en mi profetisa del momento. Y ese grupo de gente ha pasado a ser mi iglesia del momento.

18 comentarios:

  1. Un estado de gracia se puede comunicar a través de un cuadro, un dibujo, una canción, una buena sinfonía; un poema, un relato; una conversación interesante; un descubrimiento de la cualidad de eso que estabas investigando: de repente eso que estabas investigado se te revela con una cualidad propia, especial, excepcional. Gracia es esa revelación de que tu propia existencia posee una cualidad especial y que esa misma existencia está abierta a un infinito de posibilidades. Gracia en el protestantismo es un estado de plena justificación ante Dios que abre la conciencia a un nuevo nacimiento pleno de piedad hacia la vida. Pero gracia incluye también la positivación de la moral como actos públicos: con los demás, ante los demás: no engañar a tu cliente o no aprovecharse de la debilidad o inocencia de nuestro prójimo; vivir en gracia conlleva vivir una moral de apertura y respeto a la dignidad de los demás. Que es algo muy diferente a vivir como un ingenuo.

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  2. Por mucho que uno trate de evadir las etiquetas políticas, es imposible. Nuestro cerebro humano asimila mejor las cosas en blanco y negro, en polarizaciones; y, en ciertas culturas, en maximalismos permanentes. El maniqueísmo político satisface mejor las mentes que rehúyen la inexorable complejidad de la política y la vida en sí; desgraciadamente la mayoría de nosotros. Las ideologías vienen servidas y empaquetadas en forma de consignas para las masas. Los fieles y creyentes de tales ideologías saben que han de aceptarlas al completo y sin salirse del guión o del territorio de la tribu. En caso de salirse del guión o territorio uno puede empezar a sufrir el estigma de las etiquetas y, por tanto del rechazo y la condena: ese es un facha del PP, ese es un progre sociata o pijo progre, el otro es "de derechas" y la otra "de izquierdas", etc, etc. No caben los términos medios, las críticas basadas en función de criterios morales per se, o de circunscribir casos concretos de injusticia vengan de donde vengan y aplicándoles criterios universales de justicia, etc.
    No. Las ideologías y las críticas que surjan de estas van todas en paquetes. Los individuos están siempre en función de partidos, de tribus, de colectividades de todo tipo que se puedan manejar, juzgar con facilidad, situar en correlación de buenos y malos; los míos y los otros que son malos: derechona, facha, ultraliberal; pijo progre, izquierdoso, nazi-feminista, nacionalista independentista, etc.. No cabe la posibilidad de que uno pueda juzgar con criterios propios y morales y entonces da lo mismo la ideología o tribu en que cada uno trata de refugiarse o blindarse: si somos unos chorizos lo seremos al margen del partido o tribu a la que pertenezcamos; si somos unos prepotentes o fanáticos del poder con talante calculador, da lo mismo que nos etiquetemos de izquierdas o de derechas o lo que sea: el daño lo vamos a hacer igual: quienes se interpongan en nuestro paso o no sigan nuestras consignas van a pagar el precio de todas maneras en forma de rechazo, exclusión, silencios, o marginación. La persona independiente estorba. La crítica moral basada en criterios universales de decencia o dignidad se ha de etiquetar rápidamente en función de nuestros maniqueísmos

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  3. Hay que deconstruir la modalidad de pensamiento metafísico de la lucha de clases y sustituirlo por un pensamiento crítico de valores universales que no tenga en cuenta clase, raza, religión, ideología, partido, género, sexo, nación, etc. La ideología de la lucha de clases favorece el dogmatismo, la división ontológica de la humanidad, la desvalorización de las personas que no encajen en el molde; la mirada unidimensional hacia el mundo, etc... Es urgente su deconstrucción dentro de la misma izquierda
    La lucha de clases y sus modalidades discriminan a la humanidad en función de clase social (definida a conveniencia), de hombre/mujer, de negro/blanco, naturaleza/sociedad, etc.. Privilegia discriminatoriamente en función de las variables que definan la supuesta víctima o sujeto oprimido y, siempre de acuerdo a los cánones partidistas o teorías metafísicas de intelectuales o jefes de partidos. Es imposible hacer justicia dentro de estas generalizaciones a que nos somete la lucha de clases y sus modalidades.

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  4. El concepto "clase" puede ser útil siempre que nos ayude a comprender una realidad específica en un contexto dado, pero lo que es un error interesado es utilizarlo como concepto universal.

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  5. LAS COMPLEJIDADES DE LA REFORMA: LUTERO Y CALVINO

    La conjugación de la iglesia invisible y visible en el protestantismo nos da la clave de aspectos importantes sobre Lutero y Calvino. Para Lutero la señal o signo de Dios en lo referente a la salvación es la Palabra, la Biblia. Digamos que la materialización del poder de Dios en función de la salvación del hombre,--lo que Dios quiere que el hombre sepa en cuanto a su relación con Él--; está escrito en la Biblia. Por eso la Biblia o la Palabra es un signo o señal de Dios visible y perceptible con el oído, en la tierra para salvación. Otra señal o signo de comunicación visible y material entre Dios y los hombres serán los sacramentos: el bautismo y la cena. Para Lutero esos dos signos o señales son lo que constituyen la iglesia visible; y, en torno a los cuales se organiza y vive en la tierra. Lo cual nos hace ver que la organización o disciplina de la iglesia es secundaria y que además no añade ni quita nada a la salvación que sólo proviene de la fe. Algo muy diferente a la Iglesia Católica, donde la Iglesia y su organización papal son signos mediadores entre Dios y los hombres necesarios para la salvación.

    Pero ¿qué es la iglesia invisible? Pues es la iglesia universal de todos los que han sido llamados a la gracia de salvación por medio de la fe en Cristo. ¿Quién sabe y conoce a los que son salvos? ¿Hay señales para su reconocimiento visible y material? Pues no. Una vida de buenas obras de alguien que va a la iglesia no es señal de ser de los salvos o pertenecer a la iglesia universal. El hecho de pertenecer a una iglesia y participar de los sacramentos, tampoco es señal de estar salvo La iglesia invisible es aquella que sólo Dios conoce y reconoce. Podríamos decir que es una experiencia profundamente subjetiva entre Dios y el creyente, jamás objetivable y materializable. Es una relación que forma parte del reino del espíritu. La iglesia visible constituida y organizada entorno a los signos y señales de la Palabra y los sacramentos no coinciden con la iglesia invisible. En una palabra, la iglesia visible está formada por aquellos que son salvos y los que no lo son, sin poder saber quiénes son unos y otros. ¿Quién conoce la diferencia? Sólo Dios.

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  6. (Viene de comentario de arriba)

    Veamos entonces la iglesia como institución. Sabemos que la iglesia en su forma exterior de organización, edificio, disciplina, teología, oficios pastorales, enseñanza, financiación etc., todo ello NO OBRA PARA SALVACIÓN bajo ningún aspecto. Tampoco las señales materiales de los sacramentos obran como salvación, aunque si son signos de presencia divina (Cristo) en la iglesia visible. Sólo la fe salva. Por eso para Lutero la organización de la iglesia y sus aspectos litúrgicos o funcionales no tanta importancia comparados con la fe y los sacramentos. Defendía a "sangre y fuego" su concepto de consubstanciación en lugar de la transubstanciación católica o la simbolización llevada a cabo por Zuinglio, y más tarde "arreglada" por Calvino. Pero curiosamente la organización y preservación de la iglesia con sus oficios, funciones y disciplina moral, las dejó en manos del poder civil, del Estado. Sería el Estado o poder civil, temporal, el encargado de velar por la buena marcha y organización de la iglesia; sería el poder del príncipe o magistrado quien velara también por la moral pública de los creyentes y en general todo aquello "externo" a las señales de la iglesia visible. Pero hay que tener en cuenta también que la política de entonces implicaba también los deberes cristianos para con sus gobernados. Un buen príncipe se preocupaba también del bienestar y protección de su iglesia.

    He aquí entonces la división de los dos reinos en Lutero (una variación de las dos ciudades de Agustín). El reino del espíritu es el reino de la absoluta libertad del creyente que goza de la gracia de salvación y tiene a la Escritura como fuente de su alimento espiritual, pero el reino terrenal corresponde a la carne y la materia y ese reino es jurisdicción del poder temporal también puesto por Dios para ejercer justicia y proteger su iglesia. El reino de la conciencia o del espíritu es cosa del creyente y Dios, pero cuando la moral se hace visible y pública o la indisciplina se hace evidente, es entonces el poder público quien ha de intervenir. A Lutero no le corría prisa reformar la liturgia católica y las vestimentas sacerdotales, pues no era lo importante. Tampoco varió mucho la organización episcopal, aunque luego sí sufrió cambios.
    ¿Y Calvino?

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  7. (Viene de arriba)

    Calvino está de acuerdo con Lutero en todo lo que respecta a la salvación por la fe y los dos signos visibles que hacen posible el reconocimiento de la iglesia en la tierra; pero Calvino añade un signo más a la iglesia visible: la disciplina. Una iglesia ha de mostrar orden, organización y autonomía. Entonces en Calvino los signos de la iglesia visible son tres: La Palabra (predicación de la Palabra), los sacramentos (presencia espiritual pero no real), y la disciplina u organización. Pero, atención, lo mismo que Lutero sólo la fe salva u obra salvación y esto además es obra de Dios por los incognoscibles e indiscernibles decretos de Dios. Los sacramentos y la disciplina son signos o señales de una iglesia visible en consonancia con la Escritura, pero no obran salvación alguna. Jamás pueden ser méritos de salvación, por mucha importancia que ahora cobre la organización y estructura de la iglesia visible para el reformador de Ginebra.
    Y es ahí donde Calvino elabora la organización, estructuras, funciones, oficios y ordenanzas. El reino del Espíritu tiene también como signo visible la buena organización y disciplina de la iglesia. La iglesia como organización cobra bastante mayor importancia en Calvino que en Lutero. También Calvino delega en el poder temporal de los magistrados en todo aquello referente a disciplina moral pública o conductas QUE LA IGLESIA NO PUEDA CONTROLAR desde dentro. La iglesia ha de ser lo más autónoma posible respecto al poder civil, aunque el poder civil también tiene una función divina, pero es más en función de las conductas y moralidad pública que se escapen a la iglesia por su gravedad. Nunca puede el magistrado entrar en las cuestiones de conciencia del creyente.
    La iglesia ha de tutelar en lo posible la vida moral de sus miembros en todos los aspectos incluida de su vida civil. Por eso una de las funciones de los pastores y ancianos (presbíteros) es la vigilancia en barrios, vecindarios, etc. Fallos en la disciplina han de juzgarse en el Consistorio o en alguno de sus sub-consejos. El Consistorio es el gobierno de la iglesia de la ciudad (Ginebra) y que puede juzgar a todos por igual en cuanto a disciplina eclesiástica, no importa rango o función social. Ante un problema grave que se escape a la jurisdicción interna de la Iglesia, es entonces el magistrado quien ha de aplicar la ley civil tanto a clérigos como a no-clérigos.
    Todo ello lleva a la supuesta teocracia calvinista de Ginebra que años más tarde con Theodore Beza se va relajando en una mayor jurisdicción del poder político sobre la iglesia y en las iglesias calvinistas francesas se rompe con esta estructura consistorial para evolucionar a un congregacionalismo de gobierno local.

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  8. SEGUIMOS REFLEXIONANDO SOBRE LUTERO Y CALVINO EN SUS PROPIOS TÉRMINOS.

    La iglesia invisible va ligada al concepto de predestinación. La iglesia invisible es parte del Reino del Espíritu: son los escogidos por Dios para salvación. Sólo Dios conoce a los suyos. Pero el espíritu del escogido habita inexorablemente en la carne y la carne pertenece al reino terrenal. El reino terrenal es el mundo natural; el mundo natural creado por Dios, pero también partícipe de la caída y necesitado de redención. El mundo natural tiene sus leyes y su historia. Es el mundo de la sociedad humana, también con sus leyes y sus gobernantes. El reino terrenal podríamos decir que consta del reino natural y la historia de la humanidad. Es el reino del pecado, de lo efímero, de lo defectuoso. El hombre natural es un ser caído. Todas sus facultades están corrompidas: no sólo el cuerpo, sino también el alma y la voluntad. El hombre vive una condición de absoluta dependencia al pecado y es incapaz de alcanzar o comprender a Dios. Por sí mismo no puede alcanzar ni comprender a Dios.
    De ahí que la salvación es por gracia divina y esa gracia divina se distribuye de acuerdo a los inescrutables y misteriosos designios de Dios. Quienes se salvan son llamados por Dios para salvación. Para Calvino quienes se pierden se pierden por haber sido elegidos para condenación. Su voluntad sólo puede elegir el mal y la negación de Dios. Sus obras son obras de condenación. Lutero sólo nos habla de los elegidos para salvación sin atreverse a llevar el concepto de predestinación más allá de los salvados para vida eterna. El reino terrenal lo forma toda la humanidad, ya que tanto los escogidos para salvación como los que se pierden viven en la carne. Es así que los hombres están capacitados para comprender las leyes del mundo natural y la misma existencia de Dios a través de las señales o signos de la creación de Dios; pero sabiendo de su existencia lo niegan o lo deforman practicando la idolatría.

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  9. (Viene de arriba)

    Dios ha provisto también del Estado para ordenar la vida humana y castigar al malvado y así impedir una inevitable autodestrucción o caos permanente. La vida civil, las leyes y autoridades son puestas por Dios para la pervivencia del mundo terrenal y del hombre natural. El creyente elegido para salvación ha de someterse también a dichas leyes, pues quien obedece al poder civil obedece también a Dios. Tanto Lutero como Calvino nos instan a esta obediencia mientras vivamos en nuestro cuerpo. Bien es verdad que hay excepciones. Serán excepciones siempre en función de hasta qué punto un gobernante decide legislar y coaccionar en contra de la ley de Dios. Pero de otra manera la obediencia a los poderes civiles son ineludibles.
    Entonces iglesia invisible y visible no coinciden mientras vivamos todos en el reino terrenal o mundo de la carne. Sólo Dios sabe quiénes son la iglesia invisible y universal; pero todos están obligados como iglesia visible a regirse por las Escrituras, y en cuanto a sociedad civil al respeto del soberano o magistrado puesto también por Dios para imponer la ley y el orden.

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  10. Para mí, lo importante de la Reforma es que rompe con un casi omnipotente poder espiritual y temporal que era el de la Iglesia. La Iglesia católica tenía la llave de los dos reinos y podía hacer y deshacer a conveniencia. Contaba con el arma de la excomunión y la excomunión era la muerte civil del excomulgado. Podía declarar herejía todo aquello que no interesare al poder papal en connivencia con los poderes políticos a los que estuviese aliado en el momento. Y herejía significaba en algunos casos muerte y exterminio sin piedad. Dictaba cuáles eran las corrientes de pensamiento correctas y no correctas.
    Con la Reforma da la impresión de que este modo intolerante de ser del cristianismo oficial cambia poco o nada. Pero sólo en apariencia. En sustancia ha habido un desplazamiento de poder que ha roto con su centro gravitatorio y ahora los poderes se diversifican. Lutero y Calvino tratan de recomponerlo en función de una iglesia universal que ya no coincide con la iglesia visible. El poder de la Escritura y su interpretación, por muy institucionalizada que esté, ya no es fuente de legitimación segura. Cada Estado puede adaptar su iglesia a sus intereses, pero siendo la salvación espiritual un don gratuito de Dios hacia el creyente EN PRIMER LUGAR, el cristianismo se va desplazando necesariamente hacia opciones e interpretaciones cada vez más, más particulares; y, a la larga más individuales. Lo político se va desligando cada vez más de lo religioso per se, aunque los motivos religiosos y políticos se sigan mezclando y coincidiendo en bastantes ocasiones. Poco a poco las conciencias se van emancipando de las tutelas religiosas: el reino espiritual se va abriendo a un pensamiento más libre y especulativo y el reino terrenal comienza a verse más "terrenal", más abierto a sus propias leyes naturales y económicas.
    La iglesia invisible sigue siendo invisible y sólo Dios conoce a los suyos. Por mucho que la iglesia visible se corrompa o se alíe con poderes políticos indeseables, o se manifieste de diferentes formas tanto doctrinales como organizativas; la iglesia universal será indestructible por ser invisible y haber sido elegida por Dios mismo. El camino hacia la tolerancia y la coexistencia dentro del cristianismo ha quedado abierto.

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  11. Platón y Aristóteles no desaparecen del escenario europeo. Ni tampoco el pensamiento y cosmología judía.

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  12. ¿Es todo inmanente a la Historia o hay un resquicio de trascendencia? Me produce cierta sensación de profundidad romántica cuando oigo hablar de los signos o señales. ¿Punto de encuentro de lo invisible con los visible? Es la creación y la materia y los árboles y los ríos y la vida en general el encuentro entre lo visible e invisible? ¿Signos, señales, símbolos? La Escritura ¿signo y señal de lo invisible con lo visible de la letra? ¿Qué es lo invisible? ¿Los signos y señales de D-ós para la humanidad? ¿Sacramentalidad?
    Es todo tan complejo y tan extraño y tan misterioso que apetece vivir con más intensidad para ir descubriendo más y más en esta apertura por la que hemos apostado.

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  13. Lo terrible de todo esto es que podría haber una sacramentalidad del mal (evil)...

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  14. O ¿será que los signos remiten a otros signos? ¿La inmanencia de los signos que siempre-ya están remitiendo a otros signos y nunca jamás a ningún significado? ¿La infinita apertura de los signos sobre otros signos en una pura inmanencia a modo de quien mira un diccionario y todas las palabras remiten unas con otras sin fin? Así nadie nunca sabría lo que es un significado en su pureza pues nunca hay posibilidad de alcanzarlo. ¿Es así? ¿Todo conocimiento y experiencia es un continuo juego de signos: estructuras formalizadas de signos?
    Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura. (1º Cor 1, 22-23) ¿Qué señales piden los judíos? ¿Qué es sabiduría para los griegos o gentiles? ¿No hubo suficientes señales en las Escrituras y la Torá? ¿No hay suficiente lógica y razón para los griegos? ¿No hubo suficientes señales ni razones en la vida de Jesús? ¿Cada discurso remite a su propio discurso y fuera de ese discurso no hay más realidad? Cristo crucificado como significado universal para Pablo. ¿Hecho o acontecimiento objetivo demostrable y con suficientes señales de autenticidad o puro juego de signos de un discurso religioso más? ¿A qué remite Cristo crucificado? ¿Apertura o cierre? Apertura de todo el fenómeno de la cristiandad. Los signos en los textos evangélicos remiten hasta en los mismos signos --dentro del mismo texto-- del mismo cuerpo de Cristo.
    "The Prison House of Language". Libro de Frederick Jameson.
    Qué extraño es el lenguaje. En el principio fue el Verbo: la Palabra. Y la Palabra se encarnó.

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  15. Al final es siempre un salto de fe. Sin fe no hay posibilidad de trascendencia alguna en esta tierra. Para que los textos sagrados de la Biblia tengan validez trascendental y funcionen como revelación han de ser leídos y comentados bajo los ojos de la fe. Y la fe no remite más que a una supuesta relación de la persona con Dios que es quien le abre los ojos de la fe. Pero no hay signo externo alguno que pruebe esa relación y la pueda hacer objetiva a todo el mundo. la fe se queda siempre en una experiencia profundamente subjetiva e incomunicable. Un razonamiento circular: tengo fe porque tengo fe.
    Que una persona sea buenísima como persona o muy ducha en los textos bíblicos no prueba que tenga fe, sólo prueba que dice tener fe y que es una persona muy interesada en el texto bíblico. Pero nada más.
    ¿Se puede probar con la razón algún tipo de trascendencia que nos lleve a Dios? Hasta ahora todos los razonamientos humanos sólo nos remiten a conceptos humanos que dicen ser trascendentes, pero que se pueden comprender perfectamente como conceptos humanos y lenguaje humano que remite a otros conceptos también muy humanos. Siempre que tratemos de buscar una Trascendencia caeremos siempre en un pensamiento circular: si Dios existe es porque yo quiero que exista.
    La razón no nos lleva a más trascendencia que la que queramos inventar.
    Por tanto: la fe es un salto absolutamente irracional. Quienes la vivan saben que jamás pueden probarla como un hecho objetivo. Y quienes se juntan como iglesia o grupo religioso lo hacen como grupo voluntario de quienes comparten una misma experiencia. Que no hay que confundir con la fe de aquellos forzados por presiones sociales o familiares. Cuando no también por oportunismo y cinismo. Hay muchas personas de "fe" cuya fe les viene muy bien como medio de promoción social o personal dentro de una iglesia o religión x.

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  16. La fe es un salto absolutamente irracional. Pablo tenía razón: locura para los griegos o gentiles. Incluso sus señales visible naturales o del reino de la creación, sólo nos pueden indicar que hay una creación o universo que existe; pero nada podemos saber a través de las leyes naturales sobre la entidad o entidades que pudieran trascenderlas. Esa Trascendencia es siempre-ya una creación de nuestra imaginación. Puede ser Jehová, como podría ser obra de trescientos dioses o un siempre inimaginable poder.
    No podemos volver al pensamiento siempre circular: el universo lo creo Dios porque lo dice la Biblia y la Biblia lo dice porque lo escribieron personas que dicen que saben que así es.
    Por tanto la fe es un salto absolutamente irracional y subjetivo. Pablo tenía razón: una locura para los gentiles aunque para él y los creyentes fueren verdades como puños: Hechos: "25 —No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26 El rey, delante de quien también hablo con toda confianza, sabe estas cosas, pues no pienso que ignora nada de esto, porque no se ha hecho esto en algún rincón. 27 ¿Crees, rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees."

    Eso dice Hechos remitiéndose a Hechos: siempre la circularidad.

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  17. Lutero era ya muy consciente de esto. Por eso quiso siempre blindar el reino natural del reino de la fe. El reino natural pertenece a la razón "natural", a las leyes físicas, a las leyes humanas, a los gobiernos, etc.; hasta la misma organización de la iglesia y su orden interno pertenecía al reino de las leyes humanas (cosa que Calvino no podía aceptar y lo elevó a otra señal o signo de reconocimiento de la iglesia visible); pero el reino de la fe o del espíritu ha de estar blindado a la razón humana. Jamás la razón lo podrá comprender y jamás podrá ser expresado por el lenguaje de la razón (podríamos añadir: la imaginación).
    El lenguaje de la fe es el lenguaje de aquellos que viven la fe. Y sabiendo que la iglesia invisible sólo Dios la puede conocer.
    Lutero era mucho Lutero. Una gran mente y un gran hombre con todos sus defectos. Para mí que dio en el clavo de forma definitiva.

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  18. Pero habría que dar un paso más o una vuelta de tuerca más: incluso el reino espiritual forma ya parte de la imaginación humana, de la razón, de la historia. Incluso las Escrituras ya son parte y producción de esa imaginación y razón y no queda más escapatoria posible que nos impida ser arrojados a un reino natural de inmanencia absoluta. Los dos reinos no dejan de ser otra estrategia más de refugio y repliegue dentro de una fantasmagoría ya-siempre producto de la historia y los lenguajes que producen tales efectos.
    El salto de la fe es realmente absoluto. Ya no queda ningún espacio o rincón para las "obras" meritorias o juegos mentales; ahí estamos: arrojados a un vértigo de insostenibilidad, vaciados de toda idolatría y representación. Sin lenguaje que poder utilizar. Absolutamente entregados a Dios como Trascendencia.
    El reino de la gracia ya inunda toda la creación--todo el universo--, transformándolo en un juego de absoluta inmanencia que nos arroja hacia un infinito de desplazamientos y movimientos siempre impulsados a ser libres: hacia los desiertos, hacia los mares, hacia el espacio. Gran Aventura. Coexistencia de espacio-tiempo, la dimensión vertical se torna horizontal y la horizontalidad se hace vertical. Ya no hay dos reinos, sino uno sólo.

    Ps.- Oiga, cómo se atreve a decir eso. No se olvide que hay una teocracia islámica a la vuelta de la esquina de rígido lenguaje unidimensional que impulsa a los cuerpos hacía la muerte y el suicidio en forma de una intensidad fatal. A toda dispersión le sucede una fuerte contracción y repliegue.

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