ZAHOR: La vi por una calle llena de gente una tarde soleada. Pero así como la vi en aquel instante, en ese mismo momento, desapareció de mi vista y ya no la volví a ver.
DR. RUSMARK: Oiga, usted no ha visto nada o lo que ha visto no es más que una cara bonita y entonces no se ha hecho más que ilusiones. Me he fijado que usted tiende a ver más espejismos de la cuenta.
ZAHOR: Quizás haya un punto de unión entre el más allá y el más acá y tan sólo nos es permitido verlo en un flash, en un instante lo suficientemente intenso como para desplazarnos y sacarnos de quicio, pero al mismo tiempo recuperar nuestra fe en un significado trascendente que ya casi había fenecido.
DR. RUSMARK: Oiga, lo que usted busca no existe más que en su imaginación y es una ilusión. Se puede usted inventar las metafísicas que quiera, pero el mundo es lo que es: prosaico, desconfiado, egoísta, violento y conflictivo hasta que la muerte nos reduzca a la nada.
ZAHOR: Quizás ese punto sea la muerte y entonces despertamos en el mundo de las sonatas de Handel y allí reaparecerá la visión desaparecida y el mundo anhelado y la comunidad a la que siempre habíamos pertenecido. Pero nuestro cuerpo será otro cuerpo y la materia será una materia extraña, quizás espiritualizada y allí está esa persona saludando.
DR. RUSMARK: Oiga, las sonatas de Handel no dejan de ser sonidos que se pueden medir y representar en su cadencia, ritmo y compás; luego usted puede interpretarlos como quiera. Todo lo más, placer estético. Sexualidad sublimada quizás.
ZAHOR: Aquella tarde la vi de nuevo, fui a ella y la llamé. Se quedó extrañada. No sabía qué decir. Le dije: Soy Zahor de Lemopidas. Creo que se asustó. Me miró y quiso reconocer algo. Quiso decir algo, pero el momento le resultaba embarazoso y dando disculpas varias se fue dando media vuelta. Yo me quedé parado viendo cómo se alejaba sin dejar de mirar y como queriendo tratar de recordar algo o alguien.
DR. RUSMARK: Oiga, la realidad es así. Desconfiar de un desconocido es lo natural en las personas precavidas. Quizás usted le recordaba a alguien que no necesariamente fuese usted. Quizás a los dos les quedó la misma incógnita sin resolver. Bueno, creo que avenirse con la realidad es un paso importante para su curación. Perdone a veces mi brusquedad, pero vamos por el buen camino.
20 octubre, 2017
03 octubre, 2017
OIGA, DÉJESE DE ESPECULAR Y ELUCUBRAR: ¿SOMOS O NO SOMOS LIBRES?
¿Qué hubiese pasado si aquel día no hubiese dado la vuelta a la esquina entre la calle X y la calle Y? ¿Qué hubiere pasado si su abuelo no hubiese ido Zarabrutz a pasar las vacaciones? ¿Qué hubiese pasado si aquel día en lugar de levantarse a las 10 se hubiere levantado a las 8? ¿Qué hubiese pasado si en aquel momento no hubiese ido a tomar el café a la cafetería Rukonski? ¿Qué hubiese sido en cada momento y cada instante si hubiese habido una leve variación de lo que se hizo realidad?
Una cosa es lo que se hizo, lo que se materializó; y otra cosa lo que pudo haber sido pero no fue.
Sólo es lo que se fue materializando y la materialización de una opción sobre otras dependió de un infinito de concatenaciones favorables a la materialización producida. No pudo ser de otra manera.
Las causas y efectos son inexorables, y las concatenaciones que llevan a que una vida sea lo que es no nos son inteligibles. Podemos hacer las interpretaciones que queramos. Podemos interpretar nuestra vida a la luz de cualquier metafísica o relato filosófico o religioso o político, pero lo que ha de ser ha de ser de todas maneras y cómo no hay manera de descifrar tal concatenación de causas y efectos, para el caso es como si fuésemos libres de elegir dentro de una realidad donde no hay tal libre elección. Nacemos dentro de una naturaleza inexorable, una biología determinada; luego aprendemos a representarnos dentro de una cultura, un lenguaje; también determinante. Si hay algo que se escape o trascienda tales determinantes; por ejemplo, un espíritu libre de condicionantes, transparente a sí mismo y capaz de elegir sin determinantes previos, ¿cómo lograría encarnarse y seguir siendo tal espíritu libre? Nunca lo podríamos saber, pues un espíritu ya encarnado pasa a ser uno más en la existencia determinada. Y si no fuere así, entonces jamás se podría comunicar en esta tierra: su naturaleza espiritual y la naturaleza de lo material jamás serían coincidentes. No habría posibilidad de co-municación, de co-existencia, de con-vivencia. Y si se encarna por algún milagro milagroso, entonces no tendría más opción que actuar dentro de una "normalidad" humana, aunque fuese considerada extraordinaria. De otra manera sus actos y conducta no serían jamás inteligibles ni comprensibles.
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