10 marzo, 2017

LA ETERNA HEREJÍA LUTERANA

El cuadro de la salvación luterana se basa en un ejercicio imaginativo que ha de sostener un acontecimiento histórico en el pasado y registrado como narrativa en una historia sagrada. A tal acontecimiento histórico sagrado se ha de concentrar una teología de expiación divina que dice salvar al hombre de su incurable enfermedad moral. Al acontecimiento físico y material, la crucifixión, se añade el significado sagrado-teológico de una trama redentora de dicha enfermedad moral llamada pecado. El acontecimiento histórico hay que aceptarlo como dogma de fe: es incuestionable. Puedas o no puedas sostenerlo en la imaginación por más o menos tiempo, el acontecimiento histórico de la
cruz adquiere en el cristianismo en general una objetividad trascendental cósmica. La Cruz actúa como un símbolo del cual nos podemos aproximar o alejar por las contingencias de la vida, pero lo simbolizado sigue ahí en su dimensión inmaterial o espiritual de forma eterna. Como un arquetipo consumado ya invisible y trascendente, pero reproducible y recreable de forma imaginativa. Como todo símbolo poderoso su recreación nos lleva a numerosos juegos interpretativos, desplazamientos en forma de tonalidades e intensidades, oasis o descanso cuando las turbaciones del alma nos desconciertan o nos arremeten con fuertes envites. Paraíso cuando hay paz y tranquilidad. Fuente de inspiración de una moral que se torna ética y estética al mismo tiempo y el universo jamás prescinde de significados en función de una orientación divina. Lo divino monoteísta se torna en pluralidad de formas y modalidades infinitas en la misma materia de la que somos y formamos parte. Cristo era materia, cuerpo material; encarnación de lo divino o trascendente o incomprensible. Cuerpo visible.
Curiosa experiencia luterana. Siempre creí que en Lutero había mucho potencial al margen de sus etapas soeces, colérico lenguaje y salvaje antisemitismo.

NADIE SABE CUÁL ES EL SIGUIENTE PASO QUE ACONTECE

En realidad cuando pasa el tiempo nos vemos siempre desplazados ente un devenir (futuro) que nos confronta con lo nuevo inesperado (continge...