Dinamarca. Denmark. Danmark. Calles céntricas por la noche de Copenhague. Tengo que recordarme que estoy en el año 2016. Todo el mundo está relacionado de alguna manera con los móviles. Ahora veo cuerpos que ocupan espacio y se mueven o permanecen quietos. Creo que ha habido un importante cambio de
perspectiva. Cuando los homínidos tienden a vivir a través de las pantallas virtuales o hiperreales yo, sin embargo, me veo atraído por los fenómenos físicos en su aparición en la esfera de la apariencia. Me dejo llevar, o mejor dicho me disuelvo en los fenómenos y me abandono en su milagroso existir. Aun su existir fatigoso, cansino, deprimido, aburrido. Existir es un milagro. Una fusión del espíritu y la materia. O mejor dicho: la materia es la fusión de infinitas intensidades en coexistencia. Las visibles y las invisibles. Las corporales y las incorporales.
Lo primero que deseo cuando llego a un país como Dinamarca es poder aprender su lengua cuanto antes. Qué pena no tener tiempo para aprender su lengua. Me pasa cuando llego a países cuya lengua no entiendo. O si estoy en países donde mi comprensión de la lengua es aceptable mi deseo es poder perfeccionarla. La lengua como clave de significados, juegos de sonidos, ordenamiento sintáctico. Magia. La lengua es magia. Dices algo y conviertes la realidad en algo significativo. Haces ruidos con la boca y tienen sentido para el otro cerebro que los descodifica. Qué pena cuando en España mucha gente se siente agredida por el catalán o el vasco o el gallego o el asturiano. Se sienten agredidos porque los lentes ideológicos y las razones de Estado se interponen al hecho natural/histórico o histórico/natural de la lengua; e imponen los tópicos sobre la lengua perfecta y sus "corrupciones" o sus "dialectos" siempre entendida esta palabra como despectiva o deriva hacia la imperfección, disolución, etc.
Los daneses hablan su lengua y la enseñan y la exhiben con orgullo. Es una lengua minoritaria ¿y qué? Pero tienen el sentido práctico de saber también el inglés como lengua internacional para poder
comunicarse con todo el mundo y con sus vecinos alemanes y escandinavos. Esa sería la verdadera aspiración: todos hablamos nuestra lengua local patrimonio de la humanidad y todos nos sentimos cómodos en nuestros sonidos y palabras y orden sintáctico, al mismo tiempo que también aprendernos a comunicarnos en una lengua más internacional. Las lenguas están vivas y van poco a poco transformándose, mutándose, incorporando nuevas palabras de otras lenguas, cediendo las suyas a otras lenguas. La visita a Dinamarca comienza en
København. Copenhaguen, Copenhague.