01 diciembre, 2019

EL ÉXTASIS DEL CONOCIMIENTO

Era un señor muy serio, pero afable, y se veía que leía mucho pues tenía muchos libros en su biblioteca. Le gustaba leer filosofía porque creía que eso le permitía ir a los máximos límites del pensamiento. Lo cual para él era el máximo placer y satisfacción que se podía obtener en la vida. El pensamiento se ordenaba a través de esta disciplina y alcanzaba cotas de abstracción e idealidad y de conceptualidad que transportaban su mente al cero absoluto de neutralidad e indiferencia cósmica. O sea, la filosofía actuaba también como un relajante muy efectivo. Grado cero. Punto cero de la existencia. El punto-eje donde gira el universo. ¿Era eso posible? Pues él decía que a veces era capaz de llegar a ese punto y entonces experimentaba un éxtasis que lo arrebataba a una pureza inaudita de transparencia consigo mismo y el universo.
Además tenía la idea de que la vida era un milagro. Toda situación era para él un milagro. 

El hecho de que algo existiera y estuviera ahí presente le resultaba extraordinario. Hasta lo horrible, lo feo, lo cruel, lo fanático, lo ignorante, la perfidia y la prepotencia, le resultaban extraordinarios. El hecho de existir, según él, se sustentaba en un sustrato de misterio que podría ser divino o diabólico, o mezcla de las dos cosas. 
O, también podría ser simplemente lo que abarcan los sentidos, y; todo aquello que no resultare visible o audible o sentido por el tacto o las palabras, nos habría de ser indiferente. Ese no-ser, entonces nada tendría que ver con nosotros. No habría posibilidad de trato o relación, y entonces para qué preocuparse. Pero, quién sabe,--especulaba él sin miedo--podría haber otras cosas, podría haber sustratos no visibles, espirituales; entes inteligentes más allá de nuestra percepción y con naturalezas misteriosas. Esa era parte de su exploración a través de la introspección y las muchas lecturas y las técnicas hermenéuticas cada vez más perfeccionadas.

Aquel señor serio y afable yo lo había conocido cuando tenía dieciséis años y fue siempre una referencia de persona inusualmente culta y de profunda agudeza intelectual. Su casa era espaciosa. Vivía en las afueras de la ciudad cerca de un bosque. Era una casa señorial
con un gran salón y un piano que normalmente tocaba. Su mujer era una persona de trato cálido y afectuoso. Los solía ver con frecuencia, y seguí manteniendo contacto con ellos durante mis visitas a la mansión. 
 En aquella primera visita a la casa el señor me invitó a ver la biblioteca. Libros. Pensamientos. Historia, Historias. Narrativas, viajes, aventuras. Ciencia. Y sobre todo filosofía y religión. Aquella visita me marcó para siempre. Una fuerte sed de saber se apoderó de mí y nunca me abandonó. 
Así que con los años llegué a tener también una casa grande con un salón espacioso y un piano, una mujer afable y efectuosa y sobre todo una biblioteca, una gran biblioteca con un par de butacas y un ventanal que mira al bosque.
Pero mi angustia fue no descubrir el punto cero. El punto-eje del universo. Jamás mi mente había sido capaz de descansar ni un segundo en la indiferencia absoluta. En el ansiado éxtasis de la absoluta neutralidad cósmica.
   

PERO, ¿QUÉ ÑARICES YE LA VIDA? // BUT WHAT ON EARTH IS LIFE? // PERO ¿QUÉ NARICES ES LA VIDA?

  Any moment is as good as another but a moment could be hell and another heavens for the person who lives those moments. Cualquier momento ...