Me encontré con Peralta. Peralta sabe de política. Comenzó a defender a los suyos y despotricar contra los otros. A los enemigos ni agua, venía a ser la cosa. La razón estaba siempre a favor de los suyos. No cabía ninguna posibilidad de error o equivocación en relación con las ideas o las prácticas de los suyos. Traté de hacerle ver que a lo mejor los suyos se equivocaban respecto a x o y, pero eso le hizo subir de tono la voz y hasta se enfadó porque, según él, no sabía lo que estaba diciendo y
porque la lógica y la honradez estaban con ese partido suyo y esos líderes tan valientes y decididos. En el fondo Peralta olía en mí a un liberal sin lealtad de partido alguna, pero al tener algunas ideas liberales la conexión con el capitalismo brutal, sagaz y depredador era fácil. Éramos amigos ocasionales por vieja amistad de barrio, pero si alguna vez nos encontrábamos y la conversación derivaba en política siempre ocurría lo mismo. Sus partidarios tenían siempre la razón y si ganaban elecciones era que el pueblo había entendido sus razones históricas y morales, pero si las perdían entonces el pueblo era borrego y no sabía dónde estaban sus verdaderos intereses de pueblo y de clase. Simplemente se dejaban engañar y manipular por el poder de las castas. A veces Peralta podía hablar de otras cosas y era bastante ameno, pero cuando la cosa derivaba en política, la verdad a mí ya me apetecía acabar la conversación. No soportaba los juicios morales y políticos donde tú te veías coaccionado a ser cómplice o enemigo. No cabían términos medios, ni matices. La política para él era un campo de batalla con fichas del color bueno y por el otro lado el color malo. Sin más.
Empecé preguntándole por su familia y ella me respondió que sus padres habían sido tenderos en un barrio de la ciudad. Al preguntar por el barrio me di cuenta que era un barrio tranquilo de clase obrera. Sus padres habían llevado una tienda de ultramarinos de las de antes, antes de los supermercados. Dice que vendían mucho y que la tienda les fue bien hasta que llegaron los primeros supermercados. Luego fue ir sobreviviendo hasta la jubilación. Ella durante ese tiempo fue creciendo en tal barrio junto a una hermana más pequeña y un hermano dos años mayor que ella. La hermana seguía viviendo con los padres y se mantenía soltera y sin compromiso. Además era una mujer muy
amante del deporte y bastante sociable. Tenía una buena pandilla con la que se juntaba a menudo y hacían salidas de montaña o iban a cenra o tertuliar sobre política y otras cosas. El hermano estaba casado y ya tenía dos niños pequeños, Trabajaba de mecánico en el taller de un concesionario de coches alemanes. Su mujer era profesora de secundaria en un instituto. Parecían una pareja bien avenida. Ah! la hermana trabajaba en un banco de administrativa. Todo muy normal. Ella seguía estudiando para acabar filosofía. Pensaba presentarse a unas oposiciones. Vivía con su compañero en un piso alquilado, y con el trabajo de él de programador informático y ella clases particulares de matemáticas iban pagando el alquiler y sobreviviendo. Acabamos el café y nos despedimos. Había sido una conversación muy tranquila y relajada.
26 julio, 2019
11 julio, 2019
EL ALMA RUSA
Vuelta de Rusia. 7 días en total. No mucho que decir, pero sí muchas impresiones. Poco a poco. Lenín es un cadáver expuesto a la muchedumbre turística del mundo. Luego se puede consumir una hamburguesa McDonald a menos de 200 metros de ese mausoleo. Y proseguir gastando los dineros por el gran centro comercial que sigue a continuación con
todas las marcas y franquicias habidas y por haber. Moscú es una ciudad impresionante, pujante y con visión de futuro. San Petersburgo es una ciudad más clásica, quizás neoclásica. Más tradicionalmente europea. Una ciudad de geométricas y racionalistas avenidas.
Rusia era el paraíso cuando allá en la cuenca de Langreo y oyendo nuestros padres la Pirenaíca, Rusia era el paraíso socialista que había que defender como en otra época se defendía el evangelio o la Torá con sus promesas de Nuevos Cielos y Nueva Tierra.
¡¡Viva Rusia!! implicaba "¡¡muera Franco!!
Hasta que llegaron The Beatles con el Twist'n Shout y It's Been a Hard Day's Night y todo lo demás y cambiaron las cosas de una forma extraña e inesperada. De repente la revolución era una revolución del cuerpo y del alma más allá de la política y de Rusia.
Back to the USSR.
Back to the USSR.
Con E-dreams e Internet. Reserva de buen hotel. Y el tren de Sain Petersburg a Moscow a 240 km/h. Quiero aspirar los cielos de la Gran Rusia en vuelos baratos. Pasear por la calle Arbat y el parque Gorki. Ciudad de grandes estatuas y grandes museos y gente aparentemente triste. El alma de Rusia era la Iglesia Ortodoxa con sus misas ocultas y sus popes barbudos cantando misterios a los siervos esclavizados de origen eslavo. Proletarios en rebeldía, masacrados en San Petersburgo para luego quedar atrapados en la máquina bolshevique de Lenin. Violenta máquina política.
Qué grandes rascacielos se alzan en Moscú. Qué tráfico tan infernal. Como en todas las grandes capitales. Las buenas marcas de coches y el nuevo gran salto de la supervivencia y la prominencia mundial han borrado toda huella de la Unión Soviética. No queda ni rastro.
Stalin había muerto. Y Stalin fue la consecuencia de Lenin. La violenta máquina del Estado perfeccionada por la mente paranoica del tirano. La perfección social solo puede llegar a través de la locura. Delirios utópicos.
Quizás ha vuelto el alma ortodoxa de Rusia bajo el ímpetu autoritario y frío de Putin.
Putin a todas horas en la tele, actuando como padre duro y compasivo que juega con los niños y alecciona a los estudiantes de la Universidad de los Urales que le escuchan arrobados, pero que al mismo tiempo y en otro plano televisivo, coloca ante sí en una mesa pequeña frente a frente al mismo ministro de Defensa para exigirle explicaciones puntuales de lo que había pasado con el submarino accidentado. Rostro grave, frío, implacable. El ministro contesta tenso, nervioso. De frente. Cara a cara a un metro de distancia.
Los 14 marinos son enterrados bajo los cánticos funerarios del alma ortodoxa de Rusia y los alcaldes y gobernadores de Putin.
Calles pateadas, museos, centros comerciales, gente con la que no podemos comunicarnos. Cada uno busca su Rusia en todo aquello que ve y contempla. Su arte, sus pueblos lóbregos y tristes. Su visceralidad espiritual entre el santo y el visionario anarquista. La implacabilidad racional y tecnológico, la máquina inexorable de dominio social por un lado, y por otro las explosiones de sangrientas rebeliones y arrebatos existenciales bañados con vodka. Dostoyevski.
Rusia.
Viva Rusia. UHP.
Back to the USSR.
todas las marcas y franquicias habidas y por haber. Moscú es una ciudad impresionante, pujante y con visión de futuro. San Petersburgo es una ciudad más clásica, quizás neoclásica. Más tradicionalmente europea. Una ciudad de geométricas y racionalistas avenidas.
Rusia era el paraíso cuando allá en la cuenca de Langreo y oyendo nuestros padres la Pirenaíca, Rusia era el paraíso socialista que había que defender como en otra época se defendía el evangelio o la Torá con sus promesas de Nuevos Cielos y Nueva Tierra.
¡¡Viva Rusia!! implicaba "¡¡muera Franco!!
Hasta que llegaron The Beatles con el Twist'n Shout y It's Been a Hard Day's Night y todo lo demás y cambiaron las cosas de una forma extraña e inesperada. De repente la revolución era una revolución del cuerpo y del alma más allá de la política y de Rusia.
Back to the USSR.
Back to the USSR.
Con E-dreams e Internet. Reserva de buen hotel. Y el tren de Sain Petersburg a Moscow a 240 km/h. Quiero aspirar los cielos de la Gran Rusia en vuelos baratos. Pasear por la calle Arbat y el parque Gorki. Ciudad de grandes estatuas y grandes museos y gente aparentemente triste. El alma de Rusia era la Iglesia Ortodoxa con sus misas ocultas y sus popes barbudos cantando misterios a los siervos esclavizados de origen eslavo. Proletarios en rebeldía, masacrados en San Petersburgo para luego quedar atrapados en la máquina bolshevique de Lenin. Violenta máquina política.
Qué grandes rascacielos se alzan en Moscú. Qué tráfico tan infernal. Como en todas las grandes capitales. Las buenas marcas de coches y el nuevo gran salto de la supervivencia y la prominencia mundial han borrado toda huella de la Unión Soviética. No queda ni rastro.
Stalin había muerto. Y Stalin fue la consecuencia de Lenin. La violenta máquina del Estado perfeccionada por la mente paranoica del tirano. La perfección social solo puede llegar a través de la locura. Delirios utópicos.
Quizás ha vuelto el alma ortodoxa de Rusia bajo el ímpetu autoritario y frío de Putin.
Putin a todas horas en la tele, actuando como padre duro y compasivo que juega con los niños y alecciona a los estudiantes de la Universidad de los Urales que le escuchan arrobados, pero que al mismo tiempo y en otro plano televisivo, coloca ante sí en una mesa pequeña frente a frente al mismo ministro de Defensa para exigirle explicaciones puntuales de lo que había pasado con el submarino accidentado. Rostro grave, frío, implacable. El ministro contesta tenso, nervioso. De frente. Cara a cara a un metro de distancia.
Los 14 marinos son enterrados bajo los cánticos funerarios del alma ortodoxa de Rusia y los alcaldes y gobernadores de Putin.
Calles pateadas, museos, centros comerciales, gente con la que no podemos comunicarnos. Cada uno busca su Rusia en todo aquello que ve y contempla. Su arte, sus pueblos lóbregos y tristes. Su visceralidad espiritual entre el santo y el visionario anarquista. La implacabilidad racional y tecnológico, la máquina inexorable de dominio social por un lado, y por otro las explosiones de sangrientas rebeliones y arrebatos existenciales bañados con vodka. Dostoyevski.
Rusia.
Viva Rusia. UHP.
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