El orden
divino o sobrenatural podría existir al margen del ser humano sin que este se
percatara de él. Habría entonces una dimensión espiritual y otra terrenal o
material sin que hubiere relación alguna entre una y otra. No habría, por lo tanto,
posibilidad de religión en
su sentido de relegare, de unir las dos dimensiones.
Para que haya religión ha de haber
relación entre las dos dimensiones. La
dimensión divina o sobrenatural se manifiesta entonces a la dimensión terrenal
en forma de revelación. Para que este acontecimiento de la revelación pueda ser
creído y aceptado por los humanos tiene que hacerse notar de alguna manera
objetiva, palpable, común a los testigos que la hayan presenciado. Puede ser
una aparición, una manifestación de lo divino en forma de milagro
(acontecimiento extraordinario de ruptura con la normalidad natural), en forma
de mensaje oral o escrito dictado a un profeta, a ser posible con testigos que
corroboren tales hechos o acontecimientos extraordinarios. La revelación en sí sería
entonces el acto sacramental por
excelencia: el misterio de lo sobrenatural se hace visible al ser
humano a través de señales/signos sensibles o materiales que fundan una relación objetiva entre el
hombre y Dios. La Revelación funda entonces la comunidad o institución de lo
divino o sobrenatural en la Tierra. Su acta de fundación en el cristianismo la
constituyen los hechos, vida y muerte de Jesús como Dios/Divinidad hecho
hombre. Sin embargo tales hechos y vida de Jesús sólo pueden ser constatados de forma objetiva y común a
través de los textos de los evangelios. Los evangelios sirven entonces de clave de toda una revelación
bíblica que queda automáticamente subsumida al mensaje de Jesús como revelación
que se ha venido desplegando en el
tiempo a través de Israel y acabará en el futuro con hechos
catastróficos y apocalípticos con final de la historia y apertura a un nuevo
reino Divino (en la Tierra/Cielo). La vida de Jesús, Dios hecho hombre, tal
como la cuentan los evangelios, sería entonces el sacramento fundamental del cristianismo. (Continúa en comentarios)
17 octubre, 2015
EN TORNO AL LIBRO DE DAVID C. STEINMETZ, “REFORMERS IN THE WINGS” (LOS REFORMADORES CATÓLICOS Y PROTESTANTES MENOS PROMINENTES). A MODO DE PROPIA INTRODUCCIÓN.
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subjetivismo..
36 comentarios:
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LA VERDAD.- La verdad es que si te has acogido a un trabajo de 8 a 5 de la tarde esa es la verdad de tu vida en cuanto a tiempo de trabajo y...
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ResponderEliminarLos evangelios y el Nuevo Testamento hablan de una condición humana pecadora y desobediente a Dios. Una condición que se escenifica en los primeros capítulos del Génesis de las escrituras hebreas (Torá), con un acto de ruptura con la harmonía y equilibrio existente en el Edén. Una desobediencia, en última instancia, libre y voluntaria por parte del ser humano. Tal ruptura del orden divino en relación con su criatura da lugar a una mutación o alteración del orden natural y moral. El alejamiento de Dios o expulsión del Paraíso, conlleva entonces el sufrimiento, el pecado y la muerte; y, con ello, el nacimiento de la Historia tal como la conocemos. Jesús (Dios hecho hombre) viene entonces a restablecer el orden divino con un acto de expiación o redención que implica su propia muerte. Dicho acto de redención conlleva el perdón de aquella desobediencia primigenia en el Edén, y este perdón se comprende como un acto de gracia divina o amor divino a la Humanidad que restituye la relación hombre-Dios a través de un acto de confianza del hombre hacia Dios basado en la fe. Tal acto de confianza o fe es así mismo producido por esa gracia divina, bien porque estimula en la naturaleza humana la entrega voluntaria a esa fe; o bien, porque Dios mismo hace posible el milagro de la fe en un ser totalmente caído e imposible de ejercer por sí mismo ningún acto de fe en Dios.
(continúa abajo)
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ResponderEliminarEsta concesión de la gracia divina a través de la fe, fue el motivo teológico de la ruptura de Lutero con Roma. ¿Significó la Caída una total y absoluta depravación de la voluntad humana que impide cualquier posibilidad de libre albedrío para obedecer o reconocer a Dios, o, por otra parte, la Caída debilita o corrompe la naturaleza humana casi en su totalidad pero sin posibilidad de destruir el libre albedrío moral que permanece en el hombre como parte de la ley natural inscrita en su ser? En el primer caso, eso implicaría que el acto de gracia divina de salvación dependería absolutamente de la Voluntad divina y no de ningún acto voluntad humana. De ahí la predestinación como condición previa a la gracia, la fe y la salvación. Pero si la voluntad humana ha de dar su consentimiento y colaboración en un acto de libre albedrío, entonces la gracia divina quedaría condicionada en última instancia a una acción humana; y, además, si tal voluntad humana posee todavía el poder de obrar en función del bien y el mal--aun a pesar de sus condicionantes y limitaciones debidas a la caída--entonces las obras del ser humano pueden ser contadas como méritos propios con el objeto de ganar la salvación. Ese resquicio de libre voluntad moral es suficiente para hacer responsable al ser humano de su salvación, por mucha ayuda que hubiere de comportar la gracia divina. Resumiendo: en el catolicismo en última instancia el ser humano es sujeto responsable de su salvación; en el protestantismo luterano y calvinista, la voluntad del ser humano no cuenta para nada en su salvación. La salvación es un acto libre y soberano de Dios que saca al hombre de su inmanente condición de pecado o concupiscencia, para entregarle a una vida de gracia y regeneración donde las obras serían las señales o pruebas de su fe.
(continúa abajo)
(viene de arriba)
ResponderEliminarEste punto teológico que diferencia o diferenciaba a católicos y protestantes hasta el día de hoy, tiene su importancia en relación con el tema sacramental que conlleva el cristianismo. Hay dos actos en el Nuevo Testamento que se podrían definir como ritos sacramentales: uno es el Bautismo y el otro la Cena. Pero la definición y naturaleza de estos sacramentos implica una previa elección teológica que ha de variar en la historia del cristianismo desde sus inicios. Para la Gran Iglesia que se está formando y creciendo en pugna o en consonancia con el Imperio romano la sacramentalidad se acaba instalando como una economía institucionalizada de la gracia. Una economía de la gracia de salvación implica así mismo una voluntad humana capaz de merecerla; y, si capaz de merecerla, implica también frutos o buenas obras morales u obligaciones religiosas que se hagan merecedoras de tal gracia. La administración de la gracia actuaría en función de tales buenas obras u obligaciones morales o religiosas, y ello haría necesario también una casuística capaz de definir y clasificar y dilucidar los grados de buena moral y de gracia compensatoria o merecedora. Toda buena administración--y la de la gracia no es ninguna excepción—necesita de buenos administradores y de buena organización administrativa; lo que incluye también de control eficaz de sus administrados. Es por ello que el énfasis en las obligaciones sacramentales como actos rituales objetivos y materiales con valor en sí mismo y valor externo a cualquier otro condicionante (condición moral de quien los administra, etc) tiene dos caras: por un lado esa objetividad sacramental facilita un territorio común incondicionado e indiscutible del poder de la gracia; pero por otro lado, se puede convertir con facilidad en un valioso instrumento de sujeción, de control, de presión, de obediencia y sumisión a la Iglesia que los administra. La Iglesia devenida poder durante el Imperio romano y a posteriori, al estar ya inmersa en los asuntos políticos del mundo ha de hacerse valer con su poder espiritual con el objeto de imponer el reino y orden de Dios en todas las esferas de la Tierra: individual, social, político. Más tarde los sacramentos aumentan al número de siete.
(continúa abajo)
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ResponderEliminarLas “herejías” cristianas siempre denunciaron esta instrumentalización e institucionalización de los sacramentos por parte de la Gran Iglesia. Todo ello, según ellos, se alejaba del espíritu del Nuevo Testamento donde la práctica de un rito sacramental como la Cena podía también entenderse como un rito simbólico de comunidad, o un signo de conmemoración de la muerte de Cristo que conlleva refuerzo espiritual, o reavivamiento de la gracia, etc. Con la Reforma protestante y la afirmación de una gracia incondicional por parte de Dios por medio de la fe, todo el aparato sacramental institucional de la iglesia católica sufre una radical reinterpretación. Se vuelve o restauran los dos sacramentos de evidencia neotestamentaria y se abolen los restantes sacramentos añadidos por la tradición católica: penitencia, confirmación, orden sacerdotal, extremaunción, matrimonio, etc. Los sacramentos para el luteranismo siguieron teniendo importancia en cuanto a signos externos y visibles que nos permite la participación en el cuerpo y sangre de Cristo presentes en la Cena, pero entendidos como un don que Dios nos concede como reafirmación de nuestra fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, único en el tiempo e irrepetible. Para la iglesia católica la Eucaristía es una reactivación del sacrificio de la muerte en la Cruz que, bajo la presencia real del cuerpo y sangre de Cristo en el pan y en el vino, se aplica como ofrenda para los difuntos o la salvación de las almas o la perfección de los creyentes. Para la Iglesia la Comunión es un sacrificio reactivado con la idea de ser aplicado a las necesidades espirituales, materiales o morales de los creyentes. Sólo la puede oficiar un sacerdote ordenado sacramentalmente. De ahí que la Misa es un rito fundamental para la administración de la gracia y que sólo la Iglesia Católica puede distribuir. En el calvinismo y las iglesias reformadas tiene un valor espiritual que remite al cuerpo de Cristo ya resucitado y por lo tanto las formas del pan y del vino funcionan más como símbolos conmemorativos del sacrificio de la Cruz sin transformación alguna y sin ninguna aplicación expiatoria.
(Continúa abajo)
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ResponderEliminarEs por eso que la Reforma removió los cimientos de la institución sacramental católica y como consecuencia todo el entramado teológico cristiano se desplazó en varias direcciones (descodificó/recodificó). La fe cristiana se libera/emancipa de la institución, organización y administración de la Iglesia para manifestarse en el escenario de la subjetividad del individuo creyente. La fe podríamos decir que se subjetiviza/espiritualiza, desprendiéndose así de toda la acumulación de mediaciones y casuísticas. El proceso de objetivación ritual, litúrgica, moral, teológico-doctrinal que la Gran Iglesia fue llevando a cabo durante siglos llegó a constituirse en un aparato tan sobrecodificado y abarcador de tantos espacios—individual, sociales, políticos, civiles--; que acaba siendo una máquina de distribución de poder cuasi omnipotente. La afirmación luterana de “sola fide” y “sola scriptura” desplaza de manera profunda el papel y significado de la iglesia como comunidad de los creyentes. Desvinculada la fe del aparato administrativo de la gracia en función de la salvación por mérito y obras, desvinculada así mismo de la de los sacramentos como medios de salvación y sacrificio aplicado a las almas; la iglesia recupera entonces su papel de comunidad de los creyentes que extraen su alimento espiritual de las Sagradas Escrituras y se reúne en torno a los sacramentos o símbolos (ordenanzas) con el objeto de reafirmar y reforzar su fe en la salvación de la Cruz. La iglesia así mismo ha de reubicarse en una nueva relación con el Estado. Los protestantismos luteranos y calvinistas intentan así mismo desligar/delimitar/redefinir la función espiritual de la iglesia del poder secular; y, la ley civil, de cualquier derecho canónico.
(Continúa abajo)
(Viene de arriba)
ResponderEliminarPero la subjetivación de la fe trajo otros problemas y otras necesidades de reapropiación del control de los creyentes bajo formas diferentes de organización, de doctrina y de función sacramental o ausencia de tal función. La subjetivación de la fe abre la puerta a la libertad interpretativa y a la formación de comunidades subjetivas de fe que reclamarán para sí su derecho a existir y a hacerse valer. Es ahí donde además de los reformadores magistrales tales como Lutero, Calvino y Zwinglio; hubo también una serie de reformadores contemporáneos a ellos que a pesar de pasar más desapercibidos desarrollaron o siguieron las teologías de sus maestros en diferentes direcciones. Algunos suavizaron sus planteamientos a favor de compromisos con la iglesia católica o las otras iglesias de la Reforma; otros los radicalizaron hacia una mayor iconoclastia, literalidad o puritanismo. Y aun otros llegaron a espiritualizar la fe a un grado de subjetivismo que devaluaba cualquier tipo de organización o sacramento o incluso anteponiéndola a las mismas escrituras. Sin olvidarnos tampoco de los reformadores dentro del catolicismo que también quisieron cambiar las cosas internamente con todos los riesgos que ello conllevaba.
Vital de Andrés (Octubre 2015)
En el primer comentario aparece "harmonía" en lugar de "armonía". Como no quiero ponerme a copiar y pegar de nuevo, pues queda advertido. Creo es interferencia del inglés. Me pasa con "móvil" "mobil", etc, etc.. El corrector no actuó o no me di cuenta. Gracias.
ResponderEliminarEs curioso que el protestantismo subjetiviza la religión, la libera del aparato organizativo sacramental de la Gran Iglesia. Es a partir de este acontecimiento que empiezan a surgir las comunidades subjetivas o diferentes iglesias, o diferentes denominaciones o sectas que reclamarán su derecho a existir en coexistencia con una ley civil común. Y todo también "a pesar del" protestantismo en muchos casos, aunque la ruptura o desplazamiento ya estaba hecho. La historia a partir de ese momento sería otra. Una democracia moderna no se concibe sin las comunidades subjetivas: cada cual ha de poder vivir de acuerdo a sus gustos o modalidades existenciales sin que la ley o el Estado se interfiera en ello, con excepción de todo aquello que contravenga los derechos humanos.
ResponderEliminarUna cosa son los hechos o el orden de las cosas, y otra cosa es el lenguaje. Una oración tan fácil, tan positiva, tan indicativa como "El libro está encima de la mesa", sin embargo podría no responder a hechos reales y sí a un engaño intencionado de aquel que la dice. Podría ocurrir que el libro estuviese a la vista y entonces todos lo podríamos comprobar, pero podría ocurrir que no estuviese a la vista y entonces habría que confiar o no confiar en quien lo dijese. En una palabra, podríamos ser engañados o manipulados con la oración de marras. Todo dependería del contexto, situación, acontecimiento, etc. Se complicaría aun más si dijésemos: "El libro estaba encima de la mesa." Entonces, la referencia a un pasado exigiría más confianza en quien lo dice.
ResponderEliminarLo que queremos decir es que el lenguaje se mueve en otra dimensión que las cosas. El lenguaje es incorporal y tiene la capacidad de producir efectos sobre las personas, por la sencilla razón de que también tiene la capacidad de remover afectos en las personas. Canalizar afectos significa potenciar apegos, creencias, certezas, amores, desamores, odios, rechazos, falsedad, mentira, ficción, realidad, etc. Todo ello va a depender mucho de la configuración de nuestros afectos en nuestra persona, en nuestra alma. Y la configuración o distribución de afectos proviene ya desde nuestra más temprana infancia.
En principio nuestros afectos y energías corporales y mentales son productivas y creativas en la medida en que puedan ser comprendidas y guiadas en función de mayor libertad y protagonismo propio. Serán destructivas y negativas/tristes/depresivas en la medida en que los sustratos más profundos/caóticos de nuestro ser tengan la posibilidad de dominar o reforzar escenarios de nuestra subjetividad y de nuestro yo.
Esto viene a cuento porque el protestantismo, que es el tema central de este epígrafe, significó también la vuelta al texto de las Sagradas Escrituras. El texto bíblico, el lenguaje bíblico cobra centralidad en la Reforma. La vuelta a la pureza del texto sagrado. La fuente de toda doctrina, de todo camino recto; desde luego y más fundamental: la Fuente de la Revelación. La Revelación misma sin intermediarios interesados del aparato católico con sus sobrecargadas teologías y retorcidas casuísticas con el objeto de perpetuar una máquina de poder sacramental, religiosa/política, etc. Pero las Sagradas Escrituras son escrituras, es lenguaje y el lenguaje ha de ser fijado en su sentido y en sus significados para que pueda ser lenguaje común a todos los creyentes. Y ese ya es un problema peliagudo: cómo hacer objetivo un lenguaje, cómo hacer corresponder un lenguaje tan complicado, tan elíptico muchas veces, tan alejado en el tiempo y por lo tanto ser objeto así mismo de dudas respecto a sus traducciones y reinscripciones y originales y copias o simulacros... Este fue el problema que surge con la Reforma. La Iglesia Católica ya pensaba que estaba todo atado y bien atado con su poder jerárquico indiscutible, sus inquisiciones o exclusiones. Pero tampoco había sido posible....
Esto de la interpretación, la moderna hermenéutica o exégesis o correcta traducción fue siempre un problema desde que las Escrituras organizadas en canon inspirado y de autor divino, sirvieron de Revelación y regulación de la obra y vida de las iglesias cristianas desde sus comienzos. Hubo siempre una tensión o conflicto entre la letra (oral/escrita) y el mensaje espiritual que es la verdadera enseñanza de Dios para los hombres. La letra o el lenguaje en general no puede interpretarse de un modo literal. Entre las sensaciones del mundo que recibimos a través de los sentidos y el concepto que se forma en nuestro cerebro, está el signo; media el signo, la letra. Pero nuestro cerebro no elabora esos conceptos de una forma aislada y neutra. Bien es verdad que el concepto exige un proceso de destilación o abstracción para significar algo. Esa silla que yo veo pasa de modo inconsciente por el concepto ya sumido y asimilado de "silla", pero "silla" ya está funcionando dentro de un lenguaje o discurso que obedece a un sentido más general: bien dentro de un discurso profesional de carpintero, o bien una necesidad física de sentarse, o la silla como sitio jerárquico en una reunión, un arma de agresión en otros, etc. Ese sería el primer nivel del lenguaje: el lenguaje literal, más relacionado con la realidad "material", los hechos concretos y comunes, los datos empíricos, etc. Pero si yo ahora hablo de la "Silla" en referencia a un espacio de poder o autoridad, el lenguaje abandona esa dimensión "material-concreta", para designar un significado abstracto no relacionado con objeto visible alguno. Ocupó la "Silla", podría designar el poder pontificio católico, además de la silla papal visible y concreta. Entramos entonces a un nivel de lenguaje que requiere de un conocimiento y elaboración o sistematización en forma de discurso. Para que ese discurso sea reconocido, respetado u odiado, ha de tener efectos materiales, visibles, en la vida de las personas. La "Silla" puede organizar, ordenar cosas, hacer que personas hagan las cosas de una manera, eliminar a alguien en otros tiempos, etc. Es un nivel de lenguaje que produce efectos y mueve afectos. Lenguaje o discurso religioso, político, ideológico, etc. Son lenguajes/discursos que se mueven u organizan en torno a un sentido o sentidos en relación con una verdad, una coherencia, unos valores superiores, etc.
ResponderEliminarPero en las Escrituras hay otro nivel más elevado o que reclama para sí un lenguaje más alejado del conocimiento humano; un lenguaje/discurso que procede de un mundo transmaterial, transhistórico; lo que suele llamarse sobrenatural o trascendental (en oposición a inmanencia) o Divino. Es el discurso o mensaje o sentido y significado espiritual de las cosas, del mundo, de los acontecimientos, de la historia, etc. Estamos en un discurso-revelación que proviene del mismo Dios, pues Él es el autor y el dador de sentido. A ojos de un creyente este es el discurso que ha de regir y regular la vida de las personas en su mayor profundidad y rango superior.
ResponderEliminarPero hay un problema con este discurso: las cosas espirituales o trascendentales no corresponden o se relacionan con las cosas materiales del orden natural o del orden del conocimiento de un modo causa y efecto visible o a modo de movilización de afectos basados en hechos empíricos o concretos, materiales que todo el mundo pueda reconocer dentro de una estructura lógica-cerebral. El discurso Espiritual, por ser de un orden superior y no visible y no demostrable con nuestros sentidos o lógica racional en muchos casos; es un discurso que en última instancia siempre se habrá de justificar en base a una fe, o necesidad espiritual que lleva a la fe. Es un lenguaje que explica los orígenes del universo, del mal, de la enfermedad y decadencia física, de la moral correcta, de la obediencia y relación con Dios; del acatamiento de sus Leyes; de la historia, del fin de la historia, del más allá de la muerte, del Juicio de Dios, de la Salvación eterna, etc. Pero además la Revelación espiritual habla de hechos milagrosos que reclama como ciertos a través de sus textos y donde cita testigos directos de tales acontecimientos extraordinarios. Toda aproximación a la Revelación es a través de textos y estos textos han de ser estudiados, interpretados, traducidos, etc. Entre el signo de la letra y el nivel espiritual del mensaje cuyo autor es Dios, hay toda una ciencia interpretativa que no ha sido fácil, que ha llevado a muchos equívocos, a diferentes interpretaciones o iglesias y sectas; a diferentes hermenéuticas cada vez más sofisticadas.
¿Tiene algún valor espiritual una literalidad del texto bíblico que se refiera a hechos ordinarios, a legislación, a guerras, a sacrificios de animales? El cristianismo ya presentó un primer problema a la hora de incorporar el Antiguo Testamento a su canon. ¿Cómo encajar los textos antiguos del judaísmo con la revelación del Evangelio? ¿Cómo encajar esos salmos de celebración de victorias y venganzas sobre el enemigo cuando el cristianismo rechaza tales conductas? ¿Cómo conciliar un Dios tan voluble y colérico en tantos casos, con un Dios de Amor? ¿Qué sentido tienen las fiestas de los antiguos hebreos en una Europa alejada de tales contextos? ¿Cómo conciliar las referencias a una supuesta conciencia profética de un futuro mesías que había de ser Jesucristo con lo que dicen realmente los textos de la Torá o la Tanak? Todo ello motivó ya controversias y diversas soluciones que ya comienzan con el Nuevo Testamento. Obviamente, la literalidad de los textos nos puede llevar a callejones sin salida en ciertos contextos. Pero ante una Clave de Revelación superior o Gran Significante, el sentido general y particular de todas las Escrituras se ha de poner en circulación, se ha de poner a significar con un sólo sentido espiritual en torno a los Evangelios y los hechos, vida, muerte y resurrección de Jesús. Pablo, es en este caso el principal intérprete de los misterios de la Cruz y del despliegue cósmico e histórico que estos acontecimientos de Cristo abren al mundo. Y Pablo es fuente de revelación por excelencia ya que según él: Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino sólo por Jesucristo y por Dios el Padre...(Gal 1:1)
ResponderEliminarEs ahí entonces cuando entran en juego los diferentes niveles de interpretación bíblica y el método alegórico desarrollado por Orígenes. Cuando hablamos de nivel alegórico ya estamos hablando de una mediación simbólica del lenguaje. Y si simbólica, eso quiere decir que las palabras, las letras como signo pueden representan conceptos ordinarios o concretos, pero dichos objetos/conceptos son a su vez signos o apuntan a un significado más complejo o espiritual por la asociación o multiplicidad semántica que conllevan las palabras o las cosas que representan. Así, una oveja es la oveja animal, pero también asociada a la palabra está la mansedumbre, la inocencia, la obediencia al pastor, etc. A través del desplazamiento de significado llegamos a un concepto de oveja-símbolo: la oveja es, en este caso, la referente sensible, signo visual concreto que nos lleva a un significado más importante, más elevado: significado espiritual. Es así, a través de dicho método como podemos ir despejando las dudas que presenta el Antiguo Testamento: las guerras representan guerras espirituales contra el mal, la oveja que va al matadero simboliza al Cristo que ya estaba prefigurado, el carácter colérico de Dios no es más que una analogía para poner a Dios a nuestro alcance y comprender su incompatibilidad con la rebelión o la desobediencia. O respondería más al Dios de la Ley y sus consecuencias, etc, etc. La serpiente prefigura o simboliza a Satanás. No obstante este método nos lleva a muchos equívocos a posibles arbitrariedades y abusos. No hay una objetividad precisa. Se presta a muchos juegos. Logramos comprender hasta cierto punto y por razones de organización y poder, el por qué la Iglesia Católica puso cerrojo a las libres interpretaciones que pasaron a ser herejías condenables y abominables. En el próximo comentario veremos la solución llevada a cabo por un reformador del siglo XVI que siguió siendo católico, pero que su "herejía" sufrió las consecuencias de la hoguera. Nos referimos a Jacques Lefèvre d'Etaples o Faber Stapulensis (1455-1536).
ResponderEliminarJacques Lefèvre d'Etaples o Faber Stapulensis (1455-1536) decidió que eso de sentido espiritual y literal era una falsa dicotomía ya que todo el sentido de las Escrituras era aquel que Dios quería dar a través de la letra, sin tener que recurrir a trampolines simbólicos o puentes metafóricos o revelaciones totales o parciales. El salmo 22 hablaba directamente y conscientemente de Jesucristo. O sea, David (en aquel entonces los salmos se atribuían todos a David) estaba escribiendo deliberadamente sobre Jesús y en los términos que le eran dictados. Isaías 53 se escribió teniendo en cuenta que el Siervo Sufriente era Cristo y, por lo tanto, toda interpretación relativa a Israel como pueblo era falsa. Pero hay más.
ResponderEliminarAnte el versículo de Pablo en 2ªCorintios 3:6 "La letra mata, pero el espíritu vivifica", Faber Stapulensis entendía lo siguiente, la letra mata a quien no posea el Espíritu Santo, pues las Escrituras no le dicen nada y nada saca de ellas y eso le lleva a condenación, pero quien posee la iluminación del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en él, entonces las Escrituras se le revelan como palabra de Dios toda ella y los misterios se le van haciendo comprensibles. La clave de la verdad de la Biblia está entonces en las personas. Quienes no son creyentes no pueden discernir ninguna verdad divina o revelación en su letra; pero los que creen y poseen el espíritu Santo son los que sacan el alimento espiritual de la letra, de la literalidad de todas las Escrituras y en función todas ellas de Jesucristo y su salvación. Entonces, la interpretación de la Biblia no depende de la comprensión de su gramática, de sus niveles de comprensión a través de la letra y sus múltiples sentidos para discernir luego el sentido espiritual; sino de las personas que tienen o no tienen fe. Concluyendo: la Biblia tiene un sentido único espiritual, pero ese sentido no depende del hombre y su sabiduría, sino del Espíritu Santo que lo hace comprensible a los cristianos de fe auténtica.
Siguiendo con Faber Stapulensis, que era católico y llegó a ser obispo de Maux, son los creyentes los que pueden entender la Biblia, pero la pregunta ahpora es ¿quiénes son los creyentes? La respuesta supongo que sería: aquellos que van a misa y cumplen con los preceptos de la Iglesia y hacen buenas obras, pues nadie sabe nunca lo que hay por dentro. O sea, que tal don de interpretación correcta de las Escrituras estaba lejos de ser una plena libertad de interpretación de un creyente pleno de Santo Espíritu. ¿Quién juzgaba la presencia del Espíritu?, supongo que el obispo y los curas a su servicio. Faber fue un obispo muy puritano y severo. Llegó a prohibir los bailes y los juegos en su jurisdicción de Maux. Metió en cintura a los curas y frailes que andaban descuidando su labor espiritual y creo un círculo de seguidores de gente inteligente y prominente que buscaban reformar la iglesia por dentro. Varios de ellos acabaron en la hoguera. Dicen que influyó en reformados protestantes como Bucer y Farel.
ResponderEliminarEnfin, al final la correcta interpretación de las Escrituras ha de convivir con el buen orden de las cosas y ese orden lo deciden las inteligencias más prominentes de las iglesias. Al final el Espíritu acaba siendo humano, muy humano en ocasiones.
Todo muy interesante, Sr. Nesalem, y lo he leído con placer. Sin embargo, yo pienso que el mayor antídoto contra la islamización de Europa sería promover un ateismo consciente entre las masas europeas, aprovechando la libertad de expresión que TODAVÍA nos queda. Razonar abierta y públicamente sobre el nulo fundamento de la existencia de Dios o de Alá, o de las almas, seres espirituales o vida después de la muerte. Explicar y poner de manifiesto el origen verdadero de la Biblia y del Alcorán, los cientos de contradicciones, las barbaridades e incongruencias que contienen las religiones... Explicar la maldad histórica de las iglesias y del Islam, explicar qué clase especial de gente corrupta o anormal han dirigido y dirigen ambas instituciones, y de qué manera imponen sus engaños y su poder interesado sobre un pueblo condicionado por siglos de adoctrinamiento monotemático. Explicar el daño que las religiones, incluso en sus versiones "moderadas", causan sobre los seres humanos. Explicar todo eso clara y abiertamente sería el mejor antídoto contra la islamización de Europa. Ahora bien, dudo que el grado tan mermado de libertad de expresión que todavía nos queda dé para tanto.
ResponderEliminarCuetu
Sr. Pedrosa Latas: Todo a su tiempo y lugar. Gracias por su comentario. Invito a los lectores a comentar lo que quieran. Plena libertad dentro del respeto que se debe a todo el mundo.
ResponderEliminarEl último de Filipinas19 de octubre de 2015, 5:40
ResponderEliminarPero si la sociedad europea actual ya es atea de hecho y derecho. Si se pregunta a cualquiera por qué teme una posible invasión islamista de Europa no creo que ni un 1% alegue que sea porque no le dejarán practicar su religión, antes mencionara al menos una decena de motivos.
Muy interesante lo que dice Rudolf Safranski en El País del viernes pasado, Tuve la suerte de leer ya varias de sus biografías, las cuales recomiendo. Resalto este párrafo de la entrevista, la cual podéis leer en ese link. Altamente recomendable.
ResponderEliminar"El otro gran peligro es el nihilismo espiritual. Estamos en una época aventurera. Vivimos el crepúsculo progresivo del cristianismo, que durante 2.000 años había señalado, por así decir, dónde estaba el cielo sobre la sociedad, la fe, la trascendencia. Todo eso se ha disuelto. En lugar de ello, nos hemos instalado en una dimensión horizontal: la verticalidad se ha perdido. Ahí tenemos Internet; no sabría decir cómo se ha desarrollado esto, pero hay una pérdida de sustancia en la realidad espiritual. A la larga, las sociedades sin cohesión espiritual no pueden sobrevivir. El economicismo solo trae nihilismo."
http://elpais.com/elpais/2015/10/16/eps/1444991480_212093.html
NO ES LO MISMO NIHILISMO QUE ATEÍSMO
ResponderEliminarNihilismo no es lo mismo que ateísmo. Un ateo, igual que un nihilista, no cree en ninguna religión, pero tiene algo más: es capaz de mantener un debate con un creyente y explicar, con argumentos científicos, filosóficos y de sentido común, las razones por las que no cree y explicar la falta de fundamento de cualquier creencia religiosa. A un nivel mayor o menor, según el nivel cultural de los que debaten. El ateo es capaz de defenderse intelectualmente contra la imposición de una creencia, y se rebela contra esta imposición. El nihilista, en cambio, pasa de todo. No cree en nada y pasa de toda creencia o debate. Ante la imposición del Islam, por ejemplo, el nihilista es muy capaz de decir que "bueno, antes nos "imponían" el catolicismo y ahora el Islam; al fin y al cabo, viene a ser lo mismo". El nihilista no está intelectualmente preparado para resistir; no dispone de argumentos filosóficos, racionalistas, científicos o de sentido común para defenderse ante los que vienen imponiendo la Fe con fe y seguridad absoluta. Pasa de argumentos, pasa de debate religiosos, porque al nihilista no le interesa el debate religioso. No concede ninguna importancia a la religión.
Si la posición atea fuera expuesta y explicada en el sistema eductivo y en los medios de información de masas, por lo menos con la misma atención y con la misma dignidad que se hace con la religión, la gente estaría mucho más preparada para resistir el avance de la islamización. No toleraría tan fácilmente el avance de una religión de ese género en territorio europeo. Dispondría de argumentos y hechos para debatir, para reconocer la maldad de la religión, para criticar sus libros y sus profetas de pretendido valor absoluto. No sólo es que el nihilismo no es lo mismo que el ateismo; sucede que, en mi opinión, la única manera de salvar Europa de una inminente islamización es la transformación del nihilismo reinante en ateísmo. Ateismo consciente, con una sólida base científica, filosófica y de puro y simple sentido común. Proporcionar a la gente armas intelectuales para defenderse y no dejarla inerme ante los apóstoles desaforados de la Fe, que no conocen límites a sus pretensiones.
Cuetu
EL CRISTIANISMO YA NO PUEDE SER UNA DEFENSA
ResponderEliminarLa revitalización del cristianismo como dique a la islamización no tiene ningún futuro. Es imposible que la gente adopte un cristianismo militante y fuerte en los tiempos que corren; entre otras razones, porque la gente ya tiene un cierto nivel cultural y de raciocinio y le es imposible creerse según qué historias. El sistema educativo y los medios de masas modernos, aunque no lo parezca, han dado sus frutos positivos. Por eso,la única oportunidad que nos queda es dar vitalidad y dignidad humana al ateismo, como filosofía liberadora y de autodefensa ante la imposición de creencias religiosas.
A la divulgación y dignificación del ateísmo a nivel de masas, se opondrán las religiones establecidas. En Europa, principalmente, la Iglesia Católica y el Islam. La Iglesia actual es relativamente tolerante con los ateos, pero el Islam no olvidemos que mantiene la pena de muerte para los ateos. Los judíos y cristianos, en un país islámico, son relativamente tolerados (aunque sus practicantes tienen menos derechos sociales que los musulmanes y sufren frecuentes y cruentas persecuciones); pero los ateos están indefectiblemente condenados a muerte. Es importante que los "nihilistas" y hedonistas europeos actuales comprendan este hecho. La imposición del Islam en Europa no será, simplemente, la substitución de una religión principal por otra equivalente. Los ateos y nihilistas que no se conviertan pagarán muy caro su empecinamiento.
Cuetu
En cualquier momento la nada o los abismos o Dios o los dioses, o el Nirvana o el satori o el infierno nos pueden absorber (¿Quién rayos sabe lo que puede haber en cualquier otra realidad inalcanzable a nuestros sentidos?). Cada uno que construya su propia metafísica y de acuerdo a sus inclinaciones, potenciales, deseos, ilusiones, representaciones, simbolismos, misticismos, nihilismos, diosismos, o cristismos, o alaismos o nodioísmos, o sindioísmos o newageísmos o nuevaerismos o zenismos, o budismos, o animismos o indiferentismos, o pasotismos, ..../.... Cada uno que sea su uno. La ciencia que siga siendo buena ciencia y el Estado en casa de nadie salvo en proteger las leyes de convivencia civiles y democráticas y los servicios comunes. En las escuelas todos podrán aprender matemáticas, física y química, astronomía, biología, antropología, paleontología, geología, arqueología, historia, arte, filosofía, historia de las diferentes religiones, lógica pura, positivismo puro, idealismo, empirismo, escolástica, economía, macroeconomía, microeconomía, historia y desarrollo de las ideas políticas, historia de la masonería, de las sectas, historia del irracionalismo como forma de vida a través de la historia; cómo sembrar patatas y cacahuetes, cómo cultivar tus propios alimentos, cómo ..../....
ResponderEliminarLo dicho: cada uno que construya su propia metafísica si lo desea antes de ser absorbidos por la nada o lo otro ya mencionado arriba. Nada por aquí, nada por allá. Gracias. De nada.
A mí me parece que, en general, nadie "se" construye su propia metafísica. Creo más bien que lo que sucede es que muchas personas se apuntan a los diferentes discursos religiosos que circulan por la masa social, y los adoptan en función de sus tradiciones familiares o afinidades personales. Me concederá Ud., Sr. Nesalem, que las masas suelen ser gregarias y nada originales.
ResponderEliminarPor otro lado, aparte de las consideraciones circunstanciales o ad hominem que se pueden hacer, y Ud. hace, sobre el ateismo, es evidente que éste no puede ser considerado como una creencia más, equiparable a las religiones, ideologías y todo el batiburrillo de manías ideológicas que circulan por la masa social. El ateismo consiste, precisamente, en no creer en ningún dios ni religión, consiste en decir "su discurso religioso no me convence porque lo veo falso e inconsistente, porque lo veo infantil, utópico, irracional, interesado y etc. El ateo no es el que cree en una creencia atea positiva (cosa absurda), sinó el que no se deja convencer por ninguna creeencia. Por eso a mí la palabra ateo no me gusta, prefiero definirme como no creyente, persona a quien no convencen ninguna de las religiones que circulan por el mercado social.
El ateo examina seriamente el discurso que le proponen y lo rechaza con argumentos. El nihilista no se molesta en examinar seriamente ningún discuso religioso. El resultado es el mismo (la no creencia), pero la manera de llegar a la no creencia es muy diferente.El ateo es inmune,por ejemplo, al Islam. El nihilista, no se sabe.
Es el mismo caso que el liberalismo. Éste no puede ser considerado una ideología más. El liberalismo consiste en decir: "su ideología no me convence y en la sociedad deben prevalecer las libertades individuales para todos, independientemente de su ideología, raza, religión, etc." El liberalismo, que rechaza razonadamente toda ideología, no puede ser visto como una ideología más. Defender las libertades no es una ideología; es una actitud de sentido común, la base para que pueda existir una sociedad libre y plural en lo económico, político y religioso. Pues bien, lo mismo el ateismo o, mejor, la "no-creencia".
Cuetu
Por supuesto, ninguna persona debe ser molestada, ridiculizada ni marginada a causa de su religión. Eso forma parte de las libertades fundamentales del hombre. Pero que la persona sea intangible, no quiere decir que también lo sea la ideología o religión que profesa. Igual que toda ideología política puede ser, y de hecho es, criticada y objeto de debate, sin meterse con quienes la profesan, lo mismo debería suceder con las religiones o filosofías de vida. Los fenómenos religiosos que afectan a la sociedad no deberían quedar en un limbo respetuoso a nivel de medios de masas. Más todavía: preguntarse críticamente y civilizadamente por la verdad o falsedad del cristianismo o del mahometanismo, dejar plena libertad a los no creyentes para que nos expliquen en los medios de masas su visión del fenómeno religioso, tanto en formas como en contenidos, puede ser un ejercicio muy sano, y nunca deberá verse como una "agresión" ni "provocación" hacia nadie. Las religiones no pueden pretender, por un mal entendido respeto, imponer a toda la sociedad una censura que no se suele aplicar a ninguna otra ideología. Aunque también sabemos que hay ciertas ideologías (de "género", homosexualidad, etc.) que pretenden el mismo status de intangibilidad que las religiones.
ResponderEliminarpero se da el caso que,en nuestra sociedad, la religión católica u otras religiones son vistas como cosas muy dignas; incluso la religión católica se enseña con normalidad en el sistema educativo público. El discurso católico, protestante y hasta musulmán, son merecedores de respeto reverencial en los medios de masas, y nadie se atreve a discutir críticamente y públicamente sus contenidos. ¿Por qué? ¿Es buena esta actitud? ¿Por qué ese respeto y "no injerencia"? ¿Por qué se renuncia a examinar críticamente esos contenidos crísticos o islámicos en los medios de masas (entrevistas, tertulias con actitud racional y argumentos críticos, etc)? ¿Por qué esa atmósfera de "intocabilidad" como si se tratara de ideologías sagradas? ¿Es bueno fomentar en la gente esa idea de "intocabilidad" de unos contenidos religiosos que muchísimos conciudadanos nuestros adoptan acríticamente?
Cuetu
A LOS LECTORES:
ResponderEliminarHe tratado de poner orden a los comentarios de este epígrafe. El epígrafe comienza con el tema de la Reforma protestante y sus desplazamientos respecto del catolicismo. Luego persisten los comentarios de Nesalem en torno a la interpretación y la hermenéutica de las Escrituras y los problemas que planteó y plantea.
Y luego, hay unas intervenciones de Cuetu que tratan más del ateísmo como necesidad en la sociedad europea. Como los dos temas no pegan o encajan y se mezclaban, pues he puesto primero los de Nesalem en continuidad unos con otros para no perder el hilo (hubiese sido interesante cualquier otra intervención sobre el tema, pero no ha sido así). Luego he puesto los de Cuetu en relación al ateísmo.
Perdón por las molestias.
Atentamente,
Nesalem / Vital de Andrés
La pasión de ser ateo. ¿Qué pasión podría despertar el ansia de ser ateo? Un fantasma recorre Europa: la pasión del ateísmo. El secreto de cualquier pasión racional está en su misterioso trasfondo irracional. Materialidad irracional. Irracionalismo material. La fría razón encarna mi pasión. Dios es un fantasma, una proyección, una ilusión.... Abajo las ilusiones, las proyecciones y los fantasmas. ¡Véase la materialidad de la realidad! ¡Véase la incorporalidad de la irrealidad! Santo Dios. A qué universo hemos venido a parar. Qué chiflados están los humanos. Vea a los creyentes juntos en sus iglesias gozando de sus misterios. Gozan de sus misterios y de sus fantasmas. De sus actos sacramentales a raudales. Pasión de Dios. Un fantasma ha dejado de recorrer Europa: la pasión de Dios. El Dios de las iglesias es un Dios minoritario protegido por disposición de la UNESCO. Venga Alá y lo vea. La pasión de Alá. Oiga, oiga, deme un poco de pasión. Señora, deme un poco de pasión. Alá determina lo que vive o ha de vivir o ha de morir. La incorporalidad de Alá. Alá se hace viral y comienza a habitar en los cerebros.
ResponderEliminarSer ateo es la pasión de las pasiones: la razón suprema de todas las razones. Militancia atea: proselitismo ateo. Iglesias ateas....Ardan los fantasmas y las proyecciones y las incorporalidades virales.
La verdad de los demás no es la tuya. Cuando descubres tu verdad profunda arraigada ahí en ese siempre ya no estar ahí que es vivir en el futuro que avanza y el pasado que retrocede y te das cuenta que todo ese tiempo fundido en escenas cotidianas y prosaicas es siempre ya tuyo, pertenece a tu trasfondo y color; entonces empiezas a despertar. Cada uno vive su vida y verdad, pero sólo uno mismo sabe cual es su paisaje, sus atmósferas, sus caminos, sus resonancias. Examina y explora las resonancias: son el índice de lo que te aprisiona o te libera al mismo tiempo. Libera las resonancias de las malas fijaciones.
ResponderEliminarA veces quedas prendado de la forma de ser de un árbol, de un aspecto de una persona: su rostro, un movimiento especial; de una idea que te hace revivir y comprender; de un símbolo que te abre hacia fuera de ti mismo, unos momentos de conversación grata, un trabajo que te absorbe por completo... Son las afecciones que añaden a tu vida, que te hacen más alegre, que te arrastran a ser más y hacia nuevos territorios.
ResponderEliminarLuego están las pasiones que te absorben, que te sustraen, que te niegan o te repliegan a tu maldito rincón de castigo, que te tratan de recordar que perteneces a otros y no a ti mismo. Esclavitud, servidumbre, obediencia forzada, conformismo.. Son las fuerzas que te fuerzan a cercarte, a encerrarte, a negarte, a replegarte al deseo de otros, no al tuyo mismo. Ser uno mismo significa vivir el siempre-ya futuro como apertura que se abre a nuevos paisajes, a nuevos personajes dentro de tus paisajes, de tu tonalidad que siempre ha estado ahí y por eso el momento de ha transmutado en esa lejana nostalgia que ya creías enterrada....
No sólo tú estás en ese ya-siempre-futuro, sino toda la existencia, todo lo que existe se está abriendo a lo nuevo de forma inexorable.
ResponderEliminarHay ateos que viven la pasión del ateísmo y quisieran que ese ateísmo fuese universal y transversal. Pero algunos viven el ateísmo como un ejercicio de la razón, pero la razón para ser efectiva necesita de pasión, de energía afectiva que la sustente. Sin esa energía movilizadora, sin esa capacidad de polarizar o intensificar uno se queda sólo o en minoría con sus razón, mientras otras fuerzas puramente irracionales logran movilizar a ingentes cantidades de población humana. Hay ateos que no son lo suficientemente materialistas y se quedan en un puro modelo de adecuación de la conciencia a la realidad. En el puro proceso incorporal del discurso racional, que para ellos es también pasión, pero la dicotomía razón-irracional, verdad/error; no por ello exorciza lo irracional y el error que siguen teniendo fuerza y materialidad suficiente para crear realidades y subjetividades a su imagen y semejanza. Quizás esta razón atea no sea suficiente razón y necesite abrir sus espacios de comprensión a las materialidades que están en acción, las fuerzas vivas que forman las pasiones y las afecciones y a las cuales la razón en abstracto, como fin en sí mismo les resulta ajeno y ridículo. La razón en función del Korán. La razón en función de mi máquina ideológica o religiosa que me da vida y sentido. Mundo complicado, cruel, con sus ramalazos irracionales y su inevitable devenir hacia lo inesperado.
ResponderEliminarREFORMERS IN THE WINGS / REFORMADORES MENOS PROMINENTES
ResponderEliminarEl libro de David C. Steinmetz nos habla de aquellos reformadores que aunque tuvieron mucha importancia en el desarrollo anterior y posterior a la Reforma; sin embargo quedaron un poco como los segundones de los reformadores magistrales, léase Lutero (1483-1546), Calvino (1509-1564) o Zwinglio (1484-1531). Hubo también reformadores católicos que siguieron dentro de la iglesia católica y a ellos les dedica la primera parte. La segunda parte la dedica a la tradición luterana, la tercera a la tradición reformada; y, la última a los reformadores radicales. Los reformadores radicales podrían subdividirse en los anabaptistas --hoy día menonitas y amish, pero nada que ver con las iglesias bautistas actuales--, los espiritualistas (tipo la iglesia de Schwenkfelder (1480-1561) o los seguidores de Hans Denck (1500-1527)--hoy día cuáqueros, ciencia cristiana, etc--, y los racionalistas evangélicos, hoy día los unitarios. Exceptuando los católicos que siguieron siendo católicos aunque con muchos problemas con su iglesia, y los radicales que se distanciaron en puntos importantes; ¿existen muchas diferencias entre estos reformadores secundarios respecto a sus grandes maestros? Realmente no, con excepción de alguno, como Andreas Osiander (1498-1552) o Von Carlstadt (1480-1541) que resaltaron algunos aspectos teológicos más de lo debido, todos ellos, sin embargo, tienen a las Escrituras como fuente y base de su inspiración espiritual. Todos ellos deducen las mismas verdades fundamentales, por ejemplo, la salvación por la fe y no por obras y los sacramentos del bautismo y la cena. Los reformadores radicales, sin embargo, indudablemente radicales en cuanto a que se deshacen de liturgias, ropajes eclesiásticos, además de adoptar el concepto de iglesia como comunidad voluntaria y por lo tanto la anulación del bautismo infantil; sin embargo son más bien conservadores al sentirse más cercanos con la teología católica de la alta Edad Media que valoraba el libre albedrío y el rechazo de la sola gracia como absoluta justificación de la fe. Para la mayoría de ellos las Escrituras tienen valor en sí mismas como palabra de Dios y cualquier pecador que las lea o las oiga predicar pueden producir el efecto de la salvación por medio de la fe; pero para algunos otros como el anabaptista Hans Denck o el mencionado Von Carlstadt, e incluso el católico Faber Stapulensis (1455-1524), es necesario haber sido tocados por el espíritu antes de entender el significado literal o espiritual de la Biblia.
(Viene de arriba)
ResponderEliminarTambién hay que considerar que aunque todos valoran las Escrituras como base de su fe, sin embargo no todos utilizan la misma hermenéutica o exégesis. La relación del Antiguo y Nuevo Testamento es valorada de forma diferente entre los anabaptistas y algunos radicales por un lado, y el protestantismo luterano y reformado por otro. Entre los anabaptistas como Pilgram Marpeck (1495-1556) o Balthasar Hubmaier (1485-1528), el Antiguo Testamento está en una relación de subordinación al Nuevo, de manera que el Antiguo pertenece a un orden moral y de salvación física-histórica del pueblo de Israel; pero en el Nuevo se produce la salvación y moral espiritual en toda su plenitud. Esa relación hace que el Antiguo Testamento se vea a un nivel significativo más rudimentario, aunque en él ya se pueden leer las señales que apuntan al Nuevo. De ahí que en su polémica con los luteranos y reformados sobre el bautismo de los niños no consideren justificado el paralelismo entre el bautismo y la circuncisión. Los ritos, la ley y la moral que emana del Antiguo Testamento quedan abolidos por la revelación del Nuevo. Entre los luteranos y reformados, sobre todo Philip Melanchthon (1497-1560), Heinrich Bullinger (1504-1575), Martin Bucer (1491-1551) o Theodore Beza (1519-1605), las Escrituras forman un desarrollo armónico y de despliegue de la salvación comenzando con el pacto fundamental con Abraham que se ha de cumplir con Cristo. No se podría comprender el Nuevo Testamento sin todo el desarrollo profético y de alianzas y parentesco de Jesús como judío. Las diferencias entre uno y otro testamento son accidentales, no esenciales. La salvación no consiste en librarse del mundo como creación para vivir en una dimensión espiritual; sino en salvarse con el mundo, ya que el despliegue de la redención implica también toda la creación en su materialidad. Todo lo existente como creación. Por otro lado, salvo el protopuritano inglés John Hooper (1495-1555) no todos los reformadores rechazan la tradición patrística de los primeros siglos, siempre y cuando sirvan de edificación en consonancia con las Escrituras. Rechazan todos sin embargo la amplia definición católica de revelación que incluye también la tradición y la necesidad de un magisterio que identifique de forma consensuada y objetiva la verdad real que subyace a la revelación.
Otras diferencias dentro de estos reformadores refieren a la relación de lo espiritual con lo físico-material. Los reformadores de tendencia luterana tienden a valorar más el aspecto sensible y material de los sacramentos— y de la Palabra tanto leída como predicada—como medios de canalización/efectuación de la gracia. De ahí la insistente presencia del cuerpo de Cristo en la Eucaristía; cuerpo que se entiende como un cuerpo glorificado y no limitado por tiempo y espacio, ya que “a la diestra de Dios” se ha de entender metafóricamente. Esta idea luterana del cuerpo de Cristo presente (consubstantación), dio lugar a muchas polémicas y divisiones, de tal manera que fue imposible encontrar una fórmula de unión entre luteranos y calvinistas ante el inminente peligro de contraataque católico. Entre la consubstantación luterana y la espiritualización de Zwingli, surgieron fórmulas de compromiso o simplemente radicalizaciones espiritualistas que relegaron las formas del pan y el vino a simples recordatorios en función de su significado espiritual. Las fórmulas de compromiso fueron desarrolladas por Bullinger, Peter Martyr Vermigli (1499-1562) y Calvino. En lugar de la presencia corporal de Cristo cuyo cuerpo ellos entendían en su sentido literal/físico “a la diestra de Dios”, sería su naturaleza divina la fuerza espiritual presente durante la Cena. Pero Vermigli añadiría también la fuerza visible del cuerpo de Cristo representado en su iglesia o comunidad en presencia de las formas. Curiosa fue la “desviacion” de Carlstadt, quien a diferencia de unos y otros llegó al descubrimiento de que cuando Jesús dijo: “Este es mi cuerpo” en realidad se estaba refiriendo a su mismo cuerpo allí presente. Lo mismo con la copa de vino en representación de la sangre que había de redimir. Más allá de toda simbolización está la solución espiritualizante de Schwenckfeld, dando la vuelta a la frase “este es mi cuerpo” en Mi cuerpo es este”, lo cual hace referencia a Juan 6. O sea cuerpo como alimento y bebida espiritual.
ResponderEliminarAl igual que los reformadores magistrales, no hay que hacerse muchas ilusiones relacionando protestantismo con libertades civiles o separación Iglesia-Estado. Aunque la definición de iglesia como la comunidad de los creyentes salvados por la fe y regulada por la Biblia, implica ciertos reajustes de disciplina y relaciones con el Estado/poder civil; sin embargo nuestros reformadores de menor prominencia seguían siendo gente de orden que no podían concebir un poder político al margen de los valores y moralidad cristiana, ni una iglesia anárquica y desorganizada. Lo que comienza a diferenciar el protestantismo del catolicismo es en las funciones de Iglesia y Estado. Estas se van demarcando a favor de una mayor autonomía de la Iglesia en cuanto a la regulación de la vida moral y espiritual; y el Estado centrándose más en sus funciones legislativas y civiles en consonancia, desde luego, con los valores cristianos. Para Lutero y Calvino, así como para Melanchthon, Bucer, Bullinger o Beza, dentro de la iglesia no habrían de caber diferencias ni privilegios en cuanto a cargos políticos, profesiones o distinción de clases. Ningún príncipe debería de intervenir en los asuntos de la iglesia, salvo como un creyente más; ni ningún cargo eclesiástico debería de inmiscuirse en los asuntos de Estado/vida civil, salvo como un ciudadano normal. Todos los reformadores, —con excepción de los radicales/anabaptistas cuyo concepto de iglesia voluntaria conllevaba necesariamente la separación de Iglesia y Estado y el incipiente puritanismo dentro de la iglesia de Inglaterra—buscaron un acomodo con el Estado en forma de colaboración y conjugación de funciones. El luterano Johannes Brenz (1499-1570), fue bastante favorable a ceder al poder político parcelas de poder regulatorio sobre la iglesia, tales como funcionalizar el cargo de pastores con sueldos pagados por el Estado, en caso de incompetencia o crisis el príncipe debe de hacerse cargo de la iglesia, etc. No obstante marcó también el límite: el poder del Estado respecto a la iglesia dejaba de ser un poder absoluto. Más a la izquierda del mismo Lutero se mantuvo Melanchthon, para quien la fe y la vida de la iglesia había de mantenerse lo más lejos posible del poder político.
ResponderEliminarNOTAS ADICCIONALES SOBRE LOS REFORMADORES YA TRATADOS
ResponderEliminarPara todos los reformadores del libro de Steinmetz, la Biblia contiene una verdad espiritual para los creyentes, pero cómo deducir esa verdad requiere de claves hermenéuticas acertadas que habrán de variar de uno a otro reformador. Por ejemplo, para Bullinger, la idea del pacto con Abraham es central en toda la Biblia ya que es un pacto que incluye a judíos y gentiles: a toda la humanidad. La vida y pasión de Cristo no es más que el cumplimiento de dicho pacto según aparece en Génesis 17. No así para los anabaptistas como Pilgram Marpeck para quien el Antiguo Testamento pertenece a un orden fundamentalmente diferente del Nuevo. El A.T. refiere a actos de salvación física, pero la salvación espiritual se produce sólo en el Nuevo y entonces la salvación de los judíos/hebreos anteriores a Jesús se salvan gracias a este sacrificio cuyos efectos se extienden también al pasado. El orden moral del Nuevo Testamento está a un nivel también superior al Antiguo. Hay ecos de cierto marcionismo en Marpeck. Para Andreas von Carlstadt todo signo físico/externo sea la Letra, la Ley o la predicación y los sacramentos, perteneces a la letra y la letra mata. Es la gracia y el Espíritu, las verdades espirituales las que cuentan. Para este reformador la Biblia como texto queda devaluada a signo visual de una realidad interna y espiritual. La Biblia sería una especie de testigo de la Palabra. Para John Hooper reformador inglés iniciador de las tendencias y oposición puritana dentro de la iglesia anglicana en época de los Tudor, la Biblia ha de ser la fuente de toda teología y moral. En su estricta interpretación las adiaphoras o “asuntos indiferentes o neutrales” tales como las ceremonias de ordenación, vestimentas o rituales, no deberían de tener ninguna preminencia en la vida de la iglesia. Todo aquello que la Biblia no ordena no debe de ser instituido en la iglesia. La espiritualización de las Escrituras pasa a una fase más extrema con Caspar Schwenckfeld, su interpretación de la Cena deja a los símbolos externos como innecesarios ya que lo que cuenta, utilizando a Juan 6, es el cuerpo espiritual.
A MODO DE CONCLUSIÓN
ResponderEliminarTodos estos reformadores parten de una preparación cultural sólida y en consonancia con las inquietudes filosóficas y teológicas del momento. Son producto de buenas universidades y cuidadosos lectores tanto de la teología medieval, como de los primeros padres de la iglesia. La mayoría habían sido católicos con responsabilidades pastorales o monjes/frailes de alguna orden—dominicos, franciscanos, agustinos, etc. —. Son así mismo gente influida por el humanismo erasmista y las corrientes racionalistas de la época. La Reforma llega para muchos como un vaso de agua fresca que les permite encauzar de una manera más simple y sencilla las verdades del Nuevo Testamento, el retorno a las fuentes y el desafío de una nueva era y modalidad de cristianismo. Todo un riesgo que ha de requerir de responsabilidad y permanente alerta teológica y doctrinal. El peligro no sólo viene de la contrarreforma católica, sino también del radicalismo dentro de la misma Reforma y el surgimiento de nuevas sectas e iglesias que al amparo del subjetivismo que se abre con la lectura personal de la Biblia, también reclaman sus verdades e interpretaciones propias. Muchas polémicas tienen como trasfondo el movimiento anabaptista o sectas derivadas del espiritualismo/racionalismo. Quedan muchas preguntas abiertas. ¿Qué certezas podemos tener respecto de la fe? ¿Qué signos externos ofrece la salvación por la fe? ¿Quién se aproxima de modo más correcto a la interpretación más fidedigna de la Biblia? ¿Y la Biblia en sí?, ¿es posible un texto literal/material como signo que nos pueda llevar a un significado/sentido espiritualmente –símbolo, alegoría, niveles--más perfecto y depurado (metatexto)? ¿O hay que aceptar el texto en su literalidad como signo/significante de una realidad objetiva en tiempo y espacio por mucho que nos cueste aceptarlo?
II
En realidad esa idea de que siempre ha habido un cristianismo verdadero que se ha de revelar y sustentar en una única institución eclesiástica es un mito. O, esa idea de que hay un modelo perfecto e invisible de significación/sentido que se ha ido revelando/desplegando de forma progresiva hasta llegar a una identidad como fenómeno/algo objetivo aquí en la tierra, por medio de profetas y reformadores que han sabido clarificar/restaurar/revelar/despejar ese modelo; quizás sea nada más que un deseo imaginario. La iglesia cristiana en el mundo fenoménico/histórico, jamás pude encarnarse en una materialidad visible, unívoca en lo esencial, partícipe de una misma doctrina y experiencia según los cánones de cualquier iglesia particular u organización. La iglesia cristiana en el mundo ha de ser variable, plural por necesidad, movimiento de apertura y despliegue, pero al mismo tiempo cierre y repliegue o búsqueda de equilibrios: ni excesiva dispersión espiritualizante/humanizante; ni excesiva retracción/cierre en los inmovilismos artificiales/anacrónicos