Nesalem: Dios, según tu reflexión filosófica, es un absoluto que reúne todas las perfecciones, el bien, el amor, etc.; pero Dios crea el mundo que es imperfecto. ¿Cómo se explica eso? ¿Por qué lo perfecto puede dar lugar a un mundo imperfecto?
José Pablo: Se explica por la propia limitación de la finitud del mundo. Quiere ello decir que es imposible que se pueda crear una realidad perfecta con materiales que no lo son. Como el mundo está hecho de seres finitos tiene que ser imperfecto. Por nuestra parte en algún ensayo hemos hecho el camino inverso. Es decir, partiendo de la limitación del mundo por el mal hemos intentado mostrar la necesidad de Dios como Inteligencia Suprainfinita, aunque reconozcamos que siga existiendo un resto irracional para el ser humano (Véase mi ensayo Razón y Realidad).
Nesalem: El hombre puede llegar a Dios, según tú, a través de la razón y a través
también de la revelación. Si hay razones suficientes para creer en Dios, ¿qué impide que muchísima gente racional y racionalista hoy día no acaben de ver o reconocer dichas pruebas, sino más bien todo lo contrario?
José Pablo: Demostrar la existencia de Dios ha sido una tarea permanente de la filosofía y, posiblemente, las pruebas presentadas necesiten una nueva formulación. Ello no significa reconocer que la contraargumentación de la crítica sea concluyente, porque siempre ha sido posible una crítica de la crítica, como así ha sido hecho, por ejemplo desde el neotomismo. Por otra parte, también cabe orientar el esfuerzo hacia la elaboración de nuevos argumentos. Quizá ello sea una taerea pendiente de la filosofía creyente, la que verdaderamente aboga por la razonalización de lo real, razonalización que es imposible desde el ateísmo.
Nesalem: ¿De qué revelación hablamos? ¿De la Biblia, del Corán, del Libro de Mormón? ¿Hay una religión verdadera o son todas parte de una revelación única de un mismo Dios?
José Pablo: Estamos hablando de distintos niveles. Por una parte, de la revelación universal, que aparece en las distintas religiones. Por otra parte, de la revelación que se da en el monoteísmo. Por último, en la revelación cristiana del Dios del Amor. Todas ellas son auténticas revelaciones que se anticipan a conclusiones de la filosofía perenne, que tiene que reconocerlas. No hay incompatibilidad esencial entre religión y filosofía, sino complementariedad.
Nesalem: Contrariamente al pensamiento ateo y agnóstico donde la religión ha quedado relegada al mundo subjetivo de las creencias y, por lo tanto, separada del Estado; tú, sin embargo, crees que la religión debería tener un papel inspirador y regulador de la moral pública, de la política, del arte, de la educación, etc. ¿Qué modelo religioso habría de servir de referencia y cómo se podría llegar a este modelo?
José Pablo: No consideramos la religión pública incompatible con el respeto a las libertades. Entendemos que puede existir un estado que reconozca y promocione la religión, y que al mismo tiempo exista una religión que no sea exclusivista, es decir que no sea fanática o fuente de fanatismo. Si la religión esencialmente beneficia al ser humano hay que tenerla en cuenta en todas las Humanidades.
Nesalem: Por último. En tú filosofía la religión es el único camino a la felicidad. Nos haces ver las ventajas de la creencia religiosa: con ella desaparecen las angustias y los miedos del hombre moderno y se abre un espacio de amor, de inmortalidad, de libertad responsable donde los valores morales quedan anclados en el Absoluto de Dios. ¿No crees también que la religión puede llevarnos a fanatismos, a la exclusión del infiel; a la intolerancia? ¿Cómo conjugar una sociedad civil de pensamiento libre con un Estado que promueva la religión como poder regulador de la sociedad?
José Pablo: Como decimos, no existe ninguna incompatibilidad entre la libertad de
pensamiento y la religión. la religión no es, ni tiene por qué ser fanática. Al contrario, pensamos que en un correcto entendimiento de las virtudes centrales de la religión en lugar de promover el fanatismo, lo que hace es promocionar la comprensión y la fraternidad. En el caso del cristianismo la misericordia o caridad ofrece la posibilidad de un desarrollo político que desborda la mera tolerancia y nos permite constituirnos como una fraternidad dialógica. Esto se hace desbordando la voluntad dogmática y la mera tolerancia en la búsqueda de acuerdos generales en las premisas, que no se manifiesta como mero consenso. Es decir que por su misma constitución las religiones tienen la capacidad de ser máxima expresión de libertad, más si se liberan de sus adherencias dogmáticas.