12 julio, 2014

TADEUS RECIPROPAKIANO REFLEXIONA SOBRE EL BIEN Y EL MAL

Tadeus Recipropakiano Insofortes se puso a pensar un día ocioso que no tenía que ir a trabajar de peón picapedrero en una cantera de mármol por padecer una gripe; y llegó a este pensamiento o reflexión que nadie habría de leer y que posiblemente tiraría a la basura al día siguiente. Así que reflexionó esto que sigue:

Desde el momento en que se pueda realizar una tortura en este mundo, un dios bueno
queda descartado. Quien consiente a un torturador satisfacer su instinto perverso teniendo el poder para pararlo, se hace cómplice de ese malvado. Lo cual quiere decir que es tan malvado como él. Peor todavía quien permite que ese torturador exista o que la misma idea de tortura sea posible. Desde el momento que el mal pueda existir en el mundo con todas sus perversiones, olvidémonos de dioses buenos o justos. Los dioses o el dios singular no son buenos desde el momento que necesitan y consienten el mal para justificarse a ellos mismos y a su creación. De existir son, por definición, dioses perversos. Podríamos hablar entonces de un universo creado por un dios perverso y malo que consiente las guerras, que consiente las torturas, etc. O sea, un perfecto dios inmoral. Las buenas conciencias religiosas no quieren ver esto y entonces atribuyen el mal al hombre y al pecado provocado por el hombre. Triste y penosa solución al problema del mal.
 
Y sin embargo podemos hablar así porque somos conscientes de que el bien actúa como si fuera una realidad que niega el mal, que lo condena, que lo resiste, que lo denuncia; que expone su perversión. El bien es siempre provisional o circunstancial, mientras el mal tiene siempre la iniciativa, el poder real. El mal es consubstancial al cambio, al tiempo y espacio; a la contingencia de un universo que se nos impone en su múltiples modalidades de mal y de mal disfrazado de bien. El bien, sin embargo, se movería mejor en un limbo de inocencia y pureza más allá de toda materia, de toda creación en tiempo y espacio. El bien sería lo irrepresentable del cielo cristiano. Que es lo mismo que decir que mientras el mundo es lo que es el mal tiene siempre la última palabra; o sea, el mal reina a sus anchas y el bien siempre será una Idea, una Esperanza, un Más Allá.
Y, precisamente, porque existe esa idea y esa esperanza; o mejor dicho, porque existe la posibilidad de pensar el bien aun dentro de la radicalidad absoluta del mal en este universo, es por lo que creemos que la fe en D-ós es un milagro. D-ós es una idea absolutamente trascendente e inexorable que logra trascender incluso la posibilidad de un mal absolutamente perverso que podría utilizar hasta la misma idea del bien como coartada ad infinitum para seguir perpetuándose. El milagro de la fe impide que el mal sea dueño del universo. Pero ese milagro es siempre una posibilidad absolutamente subjetiva: un summum mysterium que hace estallar toda posible racionalidad a la hora de comprenderlo.

Tadeus Recipropakiano leyó de nuevo lo que había escrito. le sonó a pura blasfemia y resentimiento pérfido de picapedrero amargado; quizás fruto de su fiebre griposa; y entonces lo tiró a la basura. Nunca más tendría pensamientos tan perversos y aceptaría su condición de picapedrero mal pagado con grata resignación cristiana. ¿Quién era él para atreverse a tanta blasfemia?
 

9 comentarios:

  1. Aunque el universo se nos presente como algo neutral y natural que desarrolla lo que es en sí de forma totalmente amoral e indiferente; nosotros sabemos que aquello que nos humilla, nos esclaviza, nos reduce a simple cosa manipulable; es condenable. Si no tuviéramos esa capacidad de discriminación moral el fascismo entonces sería la "forma más natural" de la política. Sería la validez de la fuerza ciega y bruta elevada a Estado y Razón de ser social. Por suerte eso no es así. Muchos nos hablan de una moral producto de una evolución que nos fuerza a una supervivencia basada en la colaboración y la comprensión de nuestros semejantes. La moral sería así una moral de utilidad, de mera supervivencia como especie que habría que mejorarla a través de la política. Pero no veo el por qué eso ha de ser necesario. Un Super-Fascismo tecnificado lo podría hacer mejor a base de pura fuerza y crueldad sin límite.

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  2. Hay gente que viven en forma de continuo saqueo. Personas que establecen una relación de piratas con el mundo y las personas. La vida para ellos es una aventura de saqueo en beneficio propio. Lo que piensen o sean los demás sólo importa en la medida en que beneficie o satisfaga su deseo depredador. Suelen tener mirada de ave rapaz y son excelentes manipuladoras/-es. Tienen una idea muy clara: primero yo, luego yo, y después yo. Todo lo demás está ahí para sacarle provecho propio.

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  3. La fe implica un milagro. La misma posibilidad de la fe implica la posibilidad de un milagro.

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  4. Creo que en ese par de oraciones de arriba resumo mi largo recorrido en este blog. Todo lo demás son pie de notas a esas oraciones.

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  5. O sea que al final cuantas menos palabras mejor.

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  6. La experiencia de la fe por ser absolutamente subjetiva no puede servir de territorio común entre las personas. Nadie puede demostrar o no demostrar su fe a nadie, ya que lo inherentemente subjetivo se traduce siempre de forma equívoca por necesidad. No se puede razonar la fe para luego presentarla como territorio objetivo para todos: ESE ES EL ERROR DE LAS RELIGIONES (Y DE LAS IDEOLOGÍAS) QUE RECLAMAN SU VERDAD EXCLUSIVA COMO UNIVERSAL.

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  7. El único territorio común-- y por lo tanto objetivo para toda la humanidad--, basado en la racionalidad del máximo posible de respeto y libertad; es esa síntesis bien expresada y articulada como Derechos Humanos. Los Derechos Humanos son la síntesis de códigos éticos y religiosos producidos desde épocas históricas remotas hasta el presente. Son como tablas de la ley venidas del cielo para toda la humanidad. Son la única objetividad suprema en cuanto a ética e inspiración moral; y, por lo tanto referencia absoluta de toda fe, de toda creencia, de toda ideología.
    Es en ese territorio común de decencia humana donde pueden confluir todas las fes sin confusión en cuanto al bien posible en esta tierra.

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  8. Y cómo hablar de la fe?

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  9. Un protestante irá siempre a la Biblia como texto-revelación. El estudio de la Biblia conlleva un juego infinito de interpretación y crítica. Conlleva así mismo la compleja y complicada relación del hombre con D-ós. La posible comprensión de tal relación y sus inabarcables dimensiones. También el estudio crítico-histórico-literario de los textos. La Biblia ofrece diferentes niveles de lectura dependiendo de la madurez espiritual de cada uno. La Biblia es el Libro inagotable de significados, de aperturas que desplazan al hombre hacia inesperados territorios de desarrollo espiritual.
    Hablo como protestante. No puedo hablar como musulmán o católico.

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