En España se vive la polémica de la cuestión nacional catalana con cierta
incertidumbre de futuro. Este blog respondiendo a cierto interés por discutir este tema dentro de los márgenes del respeto mutuo y el diálogo constructivo; abre un epígrafe donde todo el mundo a quien le interese aportar algo pueda participar. Con un poco de buena voluntad se puede llegar a importantes aclaraciones, a eliminar prejuicios; a ver el otro lado de la polémica sin necesidad de llegar a posturas trágico-apocalípticas. Toda opinión expresada por Nesalem llevará su membrete oficial de registro.
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EL HOMÍNIDO CHARBOT Y LAS SEÑORAS
14 abril, 2014
31 comentarios:
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PERO, ¿QUÉ ÑARICES YE LA VIDA? // BUT WHAT ON EARTH IS LIFE? // PERO ¿QUÉ NARICES ES LA VIDA?
Any moment is as good as another but a moment could be hell and another heavens for the person who lives those moments. Cualquier momento ...
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Estamos entrando en el lenguaje informático que nos conduce a la realidad virtual desde la cual empezamos a operar para cualquier gestión o ...
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A veces uno lee cartas al Director como estas. En España recurrimos más al pretexto moral-piadoso que al riesgo. El riesgo nos da pavor. ...
Si uno mira a la historia ve cómo las naciones nacen y mueren. También cómo algunas llegan a crear estados y, dentro de tales estados intentan absorber otras naciones que han perdido la guerra o no han sido suficientemente fuertes para mantenerse políticamente vivas. La nación fundadora de un estado, por lo general, tiende a centralizar el poder, hacer de su idioma el idioma de poder; aunque no siempre es así. Hay naciones-estado que conviven perfectamente con varios idiomas oficiales. Hay naciones-estado con tendencias centralizadoras y absorbentes; su ideología nacional es excluyente además de intentar elevarse a esencia cuasi-metafísica que la hacen incuestionable. Algo así como cuestionar la existencia de Dios. Otros estados son más descentralizados y permiten juego federalista o autonómico; tampoco tratan de ahogar lenguas minoritarias que consideran parte de su propia identidad cultural. Hay naciones que desaparecen al ser absorbidas por un estado y otras que no desaparecen e incluso vuelven a ganar la independencia de tal estado.
ResponderEliminarEn mi opinión el proyecto nacional español basado en la nación castellana copió a partir de los borbones, del centralismo absolutista y, posteriormente del jacobinismo centralista francés; su proyecto de nación-estado. Fue un error extrapolar la experiencia francesa a España. El centralismo jacobino no deja de ser una artificialidad que ha de imponerse por la fuerza y la uniformidad por decreto. En Francia parece que ha funcionado, pero me temo que en España no.
SOBERANÍA Y LEGITIMIDAD
ResponderEliminarEl pueblo español es un pueblo soberano, y las Cortes Españolas son las depositarias de esa soberanía. Esto es indiscutible, y es perfectamente legítimo que el pueblo español tenga su Constitución y sus leyes propias. Análogamente, el pueblo catalán es un pueblo soberano, y así lo declaró su Parlamento de manera legítima y de acuerdo con los criterios de legitimidad y representatividad más estrictos e irreprochables vigentes en las democracias.
No veo ninguna razón vàlida para considerar que los criterios de soberanía de una nación sean superiores o mas legítimos que los criterios de soberanía de otra nación. Y es ciertamente abusivo que una nación intente imponer por la fuerza sus criterios y sus leyes a otra nación. ¿Qué autoridad o qué criterios objetivos hay para suponer que una legitimidad es superior a la otra?
Porque se trata de un choque de legitimidades, no de leyes. No es lo mismo que una fracción de la sociedad (por ejemplo, los indignados, o los ferroviarios, o los miembros de una religión) intenten saltarse las leyes que una nación entera, con su población y su territorio, plantee su derecho a la autodeterminación, derecho totalmente conforme a la legalidad internacional y al sentido común democrático.
Un choque de legitimidades como el que se plantea en Cataluña es un problema político, y no un problema estrictamente legal. Y los problemas políticos, en las democracias, deben solucionarse por medios políticos (elecciones, plebiscitos, negociaciones...). De otra manera, no queda más alternativa que la fuerza o la "solución" por la fuerza, procedir impropio de un pueblo civilizado como se supone que es el pueblo español. La solución FUERZA, con el fin de imponer los criterios de una nación sobre los de otra, son contrarios a los principios democráticos más elementales y comunmente aceptados en Occidente. Sería una solución claramente NARCISISTA, sin duda ninguna.
Cataluña no forma parte del pueblo español. Es evidente, pues, que no debe aplicarse en Cataluña la legalidad española, puesto que los catalanes aspiran a una legalidad propia. Nótese que los catalanes no quieren vivir fuera de la ley ni del Estado de Derecho; son gente civilitzada y saben que deben de vivir dentro de la leyes y la legalidad. Pero esa legalidad es LA SUYA. Nótese que su pretensión no es hacer un referèndum ilegal, ni llegar a la independencia de forma ilegal, ni vivir sin leyes en anarquía. Quieren hacerlo todo dentro de la legitimidad democrática y de las leyes, pero DE SUS LEYES, que serán tan válidas como las que cualquier otro pueblo se da a si mismo..
En definitiva: no veo razón válida para que los criterios de la nación española deban ser superiores a los de otra nación, hasta el punto de merecer ser impuestos por la fuerza. Ni los criterios y opiniones españolas deben imponerse en Cataluña por la fuerza de las armas ni los criterios y leyes catalanas deben imponerse dentro de España por la fuerza. Que se supone somos todos gente civilizada y democrática, CARAMBA!
Y el que dude que el pueblo catalán es una nación, tiene muy fàcil salir de dudas: que haga un referèndum y se lo pregunte al pueblo catalán. ¿Quién, sinó el pueblo catalán,t iene autoridad necesaria y suficiente para decir lo que es Cataluña y los catalanes? Es tan evidente que da hasta vergüenza tener que explicarlo.
Cuetu
No hay ninguna historia escrita que se haya de revelar como la Historia. No hay ninguna nación que se pueda elevar a esencia metafísica o elegida por Dios para llevar a cabo "la unidad de destino en lo universal", como decía José Antonio imitando a Hegel. Todas las naciones y estados son productos de la historia y su permanencia como entidad propia o absorción por un Estado-Nación o Super-Estado, está en función de una relación de fuerzas y de poder.
ResponderEliminarComo la historia no para y sigue cambiando y sigue desplazándose, pues es inevitable que haya movimientos sísmicos centrífugos y centrípetos en diferentes Estados-Nación del mundo. Hay multitud de factores económicos, políticos, identitarios, religiosos, desplazamientos de fuerzas a nivel planetario; arreglos de cuentas históricas que nunca cicatrizaron, etc, etc., que crean grietas, abren fisuras, crean o desplazan fronteras; concentran o diseminan fuerzas políticas.
El problema catalán es también parte de este corrimiento de poderes que se está produciendo en todo el mundo. Pero como tanto españoles como catalanes somos gente ya madura y con mucha historia por el medio; yo creo que llegaremos a una fórmula civilizada, a un entendimiento educado y correcto; a un respeto mutuo escrupuloso en cuanto a idiosincrasias lingüísticas, identitarias, reparto y distribución de poder, etc.
Desde luego que nuestro modelo no va a ser el modelo balkánico genocida y asesino con esas hordas de matarifes haciendo limpieza pútrida de cadáveres amontonados llenos de heridas de torturas atroces. Tampoco creo que nos ha de servir la higiene étnica de los tutsis o los hutus de Uganda; ni mucho me temo que la potencial barbarie ucraniana fruto de países acostumbrados al autoritarismo y la fuerza brutal en muchos casos, nos sirva de ejemplo para nada.
España y Cataluña son pueblo civilizados, cargados de experiencia en cuanto a comprensión mutua; respetuosos con sus lenguas y tradiciones. Es raro oír a un español ´despreciar el catalán como lengua o usar prejuicios despectivos contra tal país. Como tampoco se oye de ningún catalán malas palabras contra los españoles, su lengua o su cultura. Y es por ese entendimiento mutuo tan entrañable que el problema catalán-español, español-catalán se solucionará a base de fórmulas políticas y económicas, de acuerdos flexibles, de entendimiento a todos los niveles.
No podría ser de otra manera.
Estimado Cuetu, es indubitado que bastan dos dedos de frente para no oponerse a que la Ley debe imperar en todo caso, y me consta que ambos tenemos al menos los dos necesarios.
ResponderEliminarSin embargo hacen falta más dedos para la aplicación de tan obvio principio a la praxis diaria, pues ahí es donde surgen las diferencias los desencuentros, no diría yo que radicales, pero sí profundos.
Afirmar, como usted hace que una parte del todo, tiene facultades para actuar al margen del todo y de forma autónoma y soberana, es un ejemplo de libro, del grupo que se salta la Ley en base a una declaración “democrática”. ¿En qué momento obtuvo ese grupo la condición soberana que le permite actuar al margen de la Ley imperante en su territorio, y para sus habitantes?. ¿En qué momento el estatuto ha dejado de estar legitimado por la Constitución de la que emana?. ¿En qué momento ha dejado de estar vigente la Constitución para los catalanes?.
Y no es que yo no reconozca el derecho de un grupo a buscar su independencia o cualquier otra cosa que no atente contra el derecho de los demás, lo que no reconozco es derecho alguno a saltarse la Ley vigente, por más que no guste, “dura lex sed lex” “dura Ley pero Ley”, que ya decían los inventores del Derecho hace dos mil años. Si ese argumento de subgrupo fuera válido, dígame, ¿qué se podrá oponer a que otro subgrupo legalmente constituido vote entre sus miembros la instalación de la Sharia (por ejemplo) en una zona en la que dominen demográficamente hablando (alguna zona de Cataluña por ejemplo)?.
La Ley no permite atajos, por muy bien intencionados que sean los fines, y por muchos que clamen por ello. La Ley solamente puede ser reformada por el Poder Legislativo detentador del poder Soberano que lo nombró y siguiendo los procedimientos que la propia Ley tiene ordenado para su cambio. Saltarse eso, es saltarse a Ley y punto.
Azor
Pues claro que sí, apreciado Sr. Azor. Los catalanes, en el proceso hacia su independencia, llegará un momento en que tendrán que desobedecer la ley española. De otra manera, nunca podrían llegar a su meta. ¿Y qué pasa? ¿Porque los catalanes "se salten" la ley española va a acabarse el mundo o algo parecido? Que todos los problemas de la humanidad se redujeran a eso...
ResponderEliminarSi tiene Ud. la paciencia de sumar (yo lo hice una vez) los escaños que tienen en las Cortes Españolas las provincias de nación castellana o española, verá Ud. que son unas cuantas veces más que los que suman las provincias de los Países Catalanes (con Valencia y Baleares) más las de Euskalherría, Navarra incluída. Ello asegura que, aún en el hipotético caso de que todos los representantes de las provincias de los Países Catalanes y de Euskalherria fueran independentistas, estas provincias NUNCA EN LA VIDA iban a obtener la independencia sin consentimiento de la nación castellana. Ni la independencia ni cualquier otra cosa que reclamaran. La apisonadora aritmética de la nación castellana lo aseguraría. Cosa que no sucede al revés: si fuera la nación castellana la que quisiera un día independizarse del resto, con una parte de sus propios representantes se bastaría y se sobraría para reformar todas las leyes necesarias para hacerlo. Hay una desigualdad evidente entre las naciones hispanicas; se ve claro que unas tienen más derechos nacionales que otras.
Por lo tanto, los catalanes no tienen otra salida que "saltarse" la legalidad española. Caso contrario, resignarse a morir como nación, a someterse al exterminio progresivo de su lengua y cultura, a la expoliación económica ad aeternum y a su subordinación a Castilla por los siglos de los siglos, y encima con el estigma de nación perversa y levantisca a la que hay que meter en cintura. Puesto que los catalanes, según todos los indicadores, no están dispuestos a someterse a tal régimen de vida, puesto que buscan su libertad y tienen grandes esperanzas puestas en ella, no les queda más remedio que desobedecer las leyes españolas, en un momento dado de su camino hacia la independencia. Dotándose a si mismos de soberanía y de leyes adecuadas para el proceso hacia la independencia. ¿Quién da la soberanía a la nación catalana? Sí, pero ¿quién da la soberanía, asimismo, a la nación española? La respuesta está clara: son sus mismos pueblos, por el simple hecho de declararse soberanos.
Lo que el Sr, Azor creo que nos debería aclarar es lo siguiente: ¿Por qué es más importante el que nadie se salte una sola ley española que el hecho de que una nación alcance su libertad? Aquí hay una jerarquía de valores indudable, y esa jerarquía merecería una explicación. Para mi, sin duda alguna, es más importante que una nación europea occidental alcance su libertad e independencia que el mero hecho administrativo de que unas leyes españolas sean cumplidas. Unas leyes que, desde la racionalidad democrática, son además injustas. Unas leyes que, como todas las leyes, son reformables cuando interesa a los poderes del Estado.
No puede compararse esto con otros grupos sociales o religiosos. Tales grupos nunca se consideran a si mismos una nación diferente de España; sólo tratan de imponer su manera de ver las cosas a los demás, pero nunca dejan de considerarse españoles. Lo mismo pasa con los regionalismos: pese a su radicalismo verbal, nunca dejan de considerarse a si mismos españoles. Y si algún grupo alguna vez intentase imponer la Sharia en una determinada región, argumentando que ellos son una nación islámica, ello sólo demostraría la torpeza y la falta de previsión de unos políticos que han dejado penetrar y desarrollarse libremente en territorio español una gente que desde siempre se ha sabido que no tienen otra pretensión que imponer el fascismo islámico en todo el mundo.
Cuetu
Quizás la mejor solución hubiere sido la creación de un estado plurinacional con leyes comunes estatales bien claras y delineadas y la descentralización de competencias para las naciones vasca y catalana. Galicia se siente perfectamente española, por tanto quedaría dentro de la nación española.
ResponderEliminarPara llegar a esto hace falta una madurez política de mucho calado. No voy a explicar el por qué. Se lo pueden imaginar. Pero un Estado Ibérico (o cómo quieran que se llame) bien estructurado sería la clave para la creación de un estado potente, fuerte, económicamente sólido, etc.
La gente asocia la centralización de idea única y esencia única como algo bueno por definición; pero eso es un error: la centralización puede llevar a un estancamiento, a un conformismo burocratizado. Un estado descentralizado, sin embargo, puede llevar a mayor estímulo, a identidades más abiertas y competitivas, etc.
Imaginaros un Estado Ibérico donde se valoren cuatro o cinco idiomas como propios y con orgullo. Un estado con una variedad cultural envidiable y además sacando tajada económica de ello.
No, no me lo puedo imaginar. Ganan las ideas de las exclusividades y exclusiones en forma de ataque o defensa. O eres como yo quiero que seas o no existes. Una idea primaria, rudimentaria; Viva la Ignorancia y los cojones.
Mis impresiones o recuerdos del nacionalismo español que se me inculcó de niño son nefastos. El escenario de este nacionalismo era una escuela basada en el terror de llevar palos y con maestros ciertamente siniestros (con raras excepciones), con inculcación de ideología católico-fascista por cojones. Para mí España era sinónimo de algo que te podía dar hostias sin parar en forma de guardia civil o guardia municipal o policía armada. Luego estaba ese espíritu chulesco que exhibían los sicarios del franquismo con sus falangistas y sus afines que parecía que siempre estaban dispuestos a darte hostias sino te atenías a su paternalismo patriota. Un espíritu religioso oscurantista; una interpretación cutre de la historia; eso me viene a la mente y seguro que permanece en mi inconsciente cuando me hablan de nacionalismo español o patriotismo o simplemente "ser español". La bandera de España roja y amarilla me representa eso más que otra cosa. Yo sería partidario de quitar esa bandera y cambiarla por otra. Tampoco la republicana es la bandera más acertada, pues es la bandera que también se asocia a un recalcitrante izquierdismo militante y dogmático y, sobre todo, antiliberal. Los republicanos españoles con raras y nobles y notables excepciones eran antiliberales, aspiraban a superar el capitalismo burgués con un socialismo o una dictadura católica: o sea, todo lo opuesto a una república liberal burguesa. Por tanto: otra bandera. España nunca fue liberal. Cuando hablan de el "ultraliberalismo que nos come" yo no sé de dónde sacan tal "ultraliberalismo", cuando en España jamás hubo liberalismo ni espíritu liberal. Siempre hubo maximalismos, visceralismos, dogmatismos, doctrinarismos, extremismos, o eres como yo o no tienes derecho a la existencia, etc... Parece que exagero, pero es así. Y eso se ve mejor cuando has viajado y has comparado culturas, etc.
ResponderEliminarPor eso el nacionalismo español para mucha gente como yo no nos recuerda más que eso y la transición no hizo mucho por cambiar ese matiz tan funesto del nacionalismo español. Castilla no era la tierra más aconsejable para hacer la nación española. No lo digo por sus gentes que han tenido que pencar con esa cruz por siglos, lo digo más por ese espíritu arrogante de imperio casposo y recalcitrante en sus miserias y fijaciones sádico-masoquistas. Ese espíritu intransigente que consiguió pervivir por tantos siglos y sigue ahí.
Con ello no quiero decir que los catalanes sean tan sólo caperucita roja, pero los catalanes que he conocido y la Cataluña que conozco es muy diferente, mucho más liberal-fenicia; más moderada en sus actitudes. Mucho español ha asumido los prejuicios anticatalanes como cosa de vida o muerte. No entiendo ese prejuicio que afecta a tantos españoles. Desplazaron los prejuicios antijudíos por los prejuicios anticatalanes: SON LOS MISMOS prejuicios. ¡Manda narices! Qué fácil es imponer un prejuicio de odio a las masas! Tanta insistencia crea hábito.
En resumen: hay que crear otra idea de España, hay que cambiar esa bandera, hay que substituir los mitos históricos por una verdad más cruda, pero más valiente. Hay que acabar con los prejuicios anticatalanes. Es cutre. Simplemente cutre e impresentable, propio de pueblos atrasados y resentidos.
España es un proyecto político que incluye a Cataluña.
ResponderEliminarCataluña es un proyecto político que se divide en dos: (a) los que conciben tal proyecto incluyendo a Cataluña dentro de España; y (b) los que lo conciben como un proyecto independiente y alternativo a España. Estos parece que ahora son mayoría.
Los proyectos políticos, sin tienen contenido democrático, deben ser sometidos a la votación de la gente. Jamás un proyecto político de contenido democrático puede sustraerse al plebiscito social, so pretexto de que hay leyes que lo impiden. Si hay leyes que impiden el plebiscito social sobre algún asunto, esas leyes deben ser ignoradas o derogadas.
Hasta donde yo llego, el proyecto político de una Cataluña independiente es un proyecto de contenido democrático. En realidad, los independentistas catalanes quieren constituirse en un Estado de democracia parlamentaria como lo es España, Portugal, Francia, etc. No quieren implantar una dictadura en Cataluña, parece que son gente de orden, ¿no?
Konstantínos
Muy de acuerdo, Sr. Konstantinos, el problema es que quienes conciben el proyecto España con Cataluña como parte indiscutible, suelen entenderlo como proyecto racional y objetivo, digno de defender incluso con las armas. Véase al Sr. Gustavo Bueno y otros.
ResponderEliminarEfectivamente, lo que usted expone sería la solución democrática por excelencia; pero algunos tienden a ver la realidad como algo que ha de encajar en conceptos predeterminados que además exigen una adhesión identitaria incondicional. La historia queda elevada a categorías metafísicas donde España como concepto ha de ser indiscutible e irrenunciable.
Una cita de una novela que muchos tendrían que leer: Ocurre después de la 1ª Guerra Mundial. Merece la pena leerlo::
ResponderEliminar" --Tengo noticias para vosotros. Haré como si leyera la Ley de Moisés y vosotros debéis de mantener la calma. Ya no existe Austrohungría, a ver si entendéis lo que quiere decir esto. Este otoño los maestros de escuela no podrán contar con fluidez la historia de nuestro gran imperio, sino que van a tartamudear cada vez que tengan que enseñar a los alumnos por donde exactamente pasan las fronteras entre Hungría y Checoslovaquia, o explicarles la razón secreta o si, de hecho, ha habido razón alguna para que Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Croacia y Montenegro hayan pasado del puñetero imperio de los Habsburgo al de los Karageorgevich. Los maestros rusos de geografía tendrán que perder la costumbre de hablar de Polonia como "nuestros territorios occidentales". En los países del Báltico van a bajar las banderas de Rusia, porque hasta los propios rusos están embrollados en largas discusiones sobre si su bandera ha de ser roja o tricolor. Los viejos profesores se estrujarán la sesera cuando les pregunten a qué estado pertenecen el Tirol meridional, Dubrudzha, Siebenbürgen o Galitzia, o en qué país viven los moldavos y los finlandeses. La historia cual hábil croupier ha barajado los naipes y los ha repartido una vez más. Todo empieza de nuevo, se reinicia el juego, las apuestas se han hecho y está por ver quién tiene escondido el as en la manga, a quien le tocará un póquer de damas y a quién un triste siete. Es una ley natural: los fuertes se comen a los débiles, pero su apetito suele ser demasiado grande para su capacidad digestiva, por eso les dan diarreas y ardores que se curan con revoluciones. Estas últimas crean el caos y del caos nacen nuevos mundos: ojalá el mundo de mañana nos salga menos cagado que el de ahora. Así hasta el próximo reparto de naipes, o sea, hasta la próxima guerra. Esto no va a tardar, los dientes del dragón de la revancha ya están sembrados en el fértil suelo de Europa y darán una buena cosecha, creedme. Sabbat Shalom, muchachos. ¡Idos en paz a vuestras casas."
(Angel Wagenstein. EL PENTATEUCO DE ISAAC. Libros del Asteroide.Barcelona 2002)
Está bien la cita, pero se refiere a un período de guerra. En un Estado democrático, cualquier ejemplo que emane de una guerra, es indeseable.
ResponderEliminarPermítanme que reproduzca lo que escribe el escritor y crítico José Luis García Martín en su blog http://cafearcadia.blogspot.com.es/):
DEBATIR POR DEBATIR
––Martín, Martín, deja ya de meterte con Savater, a quien antes admirabas tanto. El que apoye un partido político distinto al tuyo no me parece motivo suficiente para que le descalifiques de esa manera.
––Vamos a ver lo que dice en el enésimo artículo que dedica a la materia, “Otra asignatura pendiente”, que hoy mismo publica en El País. En el debate actual echa de menos “la elucidación de la cuestión de fondo: en qué consiste la ciudadanía misma”. Y continúa: “Porque desespera ver que en la disputa actual los protagonistas siguen siendo Cataluña, Andalucía, Euskadi y demás territorios, con sus agravios o exigencias, pero nunca los ciudadanos con los derechos y deberes que los configuran como tales. Es la confusión entre pertenencia (prepolítica, acrítica, sentimental e intelectualmente irrefutable) y la participación basada en derechos civiles y leyes, en acuerdos institucionales y en la deliberación de cada cual. O si prefieren entre ‘identidad’ que es una construcción esencialista a base de rasgos culturales o folclóricos, y ‘ciudadanía’, que es la titularidad del ejercicio democrático moderno para la que no cuentan particularismo previos religiosos, raciales o regionales”. Creo que cito lo fundamental de su pensamiento, sin desnaturalizarlo ni caricaturizarlo para rebatirlo más fácilmente.
––Citas bien, citas bien. Yo también he leído ese artículo. Y ahora me gustaría saber en qué no estás de acuerdo.
––Estoy de acuerdo en todo lo que acabo de citar, y me atrevo a suponer que, no ya Artur Mas u Oriol Junqueras, estarían de acuerdo, sino hasta Arnaldo Otegui. En Cataluña lo que se pretende (y se trata de impedir por todos los medios) es preguntar a los ciudadanos de Cataluña con derecho a voto cual es su opinión sobre un asunto político de especial importancia. Preguntar a los ciudadanos de Cataluña, sean cristianos, musulmanes o judíos, bailen o no la sardana, les guste o no el pan con tomate, hayan nacido en Cataluña, en Andalucía (no olvidemos que un andaluz fue presidente de la Generalitat) o en Mozambique. No es necesario que compartan ninguna construcción ‘esencialista’, basta que estén empadronados en Cataluña y tengan derecho al voto. Savater combate un espantajo que él mismo se ha formado, no el derecho de los ciudadanos de Cataluña a decidir su futuro político. Detrás de sus razonamientos presuntamente racionales hay un dogma nacionalista, esencialista, de la peor especie, un dogma que expresó de la mejor manera José Antonio Primo de Rivera: “España es una unidad de destino en lo universal” y Cataluña ha de formar parte de España porque sí, lo quieran o no los catalanes. Y cómo da igual cuáles sean los deseos de los ciudadanos de Cataluña, ¿para qué preguntárselo? Hacer una consulta es perder tiempo y dinero, aunque el noventa por ciento quisiera formar un Estado propio no se lo íbamos a permitir. Esa es la razón última de Savater, la razón de la fuerza, del porque no nos da la gana y si estás a disgusto pues te jodes. Y su habilidad retórica le sirve de poco, solo engaña con ella a los previamente convencidos.
(Sigue el escrito de José Luis García Martín):
ResponderEliminar––Hombre, en ese asunto, algo tenemos que decir también los demás españoles.
––Mucho tenemos que decir, por supuesto. Pero lo que no podemos es obligar a una región o nacionalidad (sea o no histórica) a ser española contra su voluntad. A eso no se puede obligar ni a los gibraltareños. Para que el Reino Unido salga de la Unión Europea basta que sus ciudadanos así lo quieran, no hace falta que también lo aprueben los alemanes y los griegos y el resto de los europeos. Para formar parte de una asociación hace falta que el resto de los miembros nos acepte; para salir, basta la voluntad propia libremente expresada.
–-Tú no tienes en cuenta la ley.
––Si hay una ley que impide a los ciudadanos de una comunidad expresar su opinión sobre una cuestión de capital importancia, esa ley debe cambiarse. Pero no hay ninguna ley que impida un referéndum meramente consultivo, no vinculante. No te dejes engañar, amigo Ángel. Ni todos los savateres del mundo pueden hacer que lo blanco sea negro. No hay ninguna ley que impida colocar una terraza frente a un local, pero hace falta el permiso del Ayuntamiento. Lo mismo pasa con las consultas. Basta con que el gobierno central la autorice para que sea perfectamente legal. Pero el gobierno central no está por la labor, su intención es ponerles una mordaza en la boca a los ciudadanos de Cataluña para que no digan lo que piensan. Empeño inútil porque lo que no digan de una manera lo dirán de otra: las elecciones autonómicas no se pueden prohibir, aunque sospecho que a más de uno le gustaría.
Me gusta la opinión de José Luis García Martín. Muy acertada la crítica al gurú Savater. Hombre, la cita de Wagenstein invita a reflexionar sobre qué son los imperios, los estados y las naciones. Cómo, llegado el momento, la realidad deja de ser lo que se pretendía que fuera, y las relaciones de fuerza cambian y dibujan mapas diferentes. Nada ha sido hecho para que permanezca para siempre. Simple sabiduría. Y la guerra es la consecuencia muchas veces de negarse a reconocer la inevitabilidad de los cambios.
ResponderEliminarHay una cosa que me preocupa de Asturias. ¿Cómo se va a atraer inversión y nuevas empresas a nuestra región? En un mercado global, ¿qué tipo de multinacional va a venir a Asturias? Nadie habla de esto. Lo digo porque el caso Tenneco no creo que se vaya a generalizar en todo el mundo; y, forzar legislación de manera triunfalista contra la deslocalización no deja de ser una manera heroica de hacerse el haraquiri. De esto nadie quiere hablar. Los políticos a sacar tajada del populismo que es lo suyo, pero Asturias si nadie lo remedia camina a la desertización laboral, con excepción de unos astilleros de occidente que ahora empiezan a funcionar en mercado libre.
ResponderEliminar¿Se formarán empresas asturianas que antepongan al mercado las necesidades sociales de Asturias? Lo dudo. Para empezar, Asturias no es clima favorable a la creación de empresas. Somos fuertes en organizaciones sindicales, partidos políticos, funcionariado, etc. pero no precisamente en espíritu empresarial, ya que es un espíritu que resentimos por cultura y por mal ejemplo. Un espíritu bien machacado y vapuleado por el sistema educativo, en aras de solidaridades abstractas.. Pero todo podría llegar a suceder. A mi parecer lo que está ocurriendo en Asturias es que seguimos aferrados a imaginario equivocado para los tiempos que corren y perdiendo poco a poco lo poco que tenemos. Seguimos con los esquemas ideológicos que sólo nos traen cierres de empresas en masa. Y seguimos tan orgullosos empeñados en ello. ¿Cuál es la solución? ¿Cuál? ¿Idealismo suicida? ¿Pan para hoy y el que venga detrás que arree?
ResponderEliminarEn cuanto al tema catalán: No creo que sea Esquerra Republicana quienes vayan a llevar la economía catalana hacia una mayor competitividad. En Cataluña hay un pensamiento progre muy desarrollado de intervención estatal a tutti plain, de darse besitos y buen rollito, etc.. Les deseo lo mejor y defiendo la opción de que celebren un referéndum y si quieren la independencia pues nadie mejor que ellos sabrán. España no tiene porque hundirse por eso, todo lo contrario. Los problemas de España tienen que ver más con su cultura pícara, proclive al engaño, al fraude y la corrupción. Esos son los males de todos los días.
ResponderEliminarHAY HECHOS MUY CLAROS:
ResponderEliminar1. Cataluña es una nación. Cumple los requisitos de todas las naciones que en el Mundo son. Y los que no cumple, es porque no le dejan.
2. Una nación tiene derecho a gobernarse a sí misma. En tiemos democráticos, ese derecho se ejerce mediante la autodeterminación: todos los ciudadanos votan y expresan su voluntad sobre la independencia nacional: sí o no.
3. España, es decir, la gran mayoría de ciudadanos españoles, SABEN que Cataluña es una nación. Pero nunca lo reconocerán ni lo admitirán. Una pequeña minoría lo reconocemos y lo admitimos, y ello no nos ocasiona ningún trauma personal.
4. España no permite que los catalanes voten por una razón muy sencilla: porque va a salir SÍ a la independencia. Es la típica actitud absolutista en que caen los poderes de un estado: la democracia solo vale si voy a ganar yo; si voy a perder, se acaba la democracia. Tan sencillo como eso.
5. La Constitución solo es una excusa para negar el derecho al voto en Cataluña. Si a la casta dominante española le interesara, las leyes serían interpretadas de tal manera que se votaria mañana mismo (excelentes intérpretes tiene el Estado cuando le conviene). O bien, la Constitución ya estaria reformada desde hace mucho tiempo de manera que se permitiera la autodeterminación de Cataluña.
6. Cataluña, mientras no se permita el voto, forma parte de España por la fuerza. Y el que quiera negar esto, que lo niegue mediante el Referéndum de Autodeterminación, única manera válida. Mientras no se celebre, estoy autorizado a afirmar que Cataluña forma parte de España por la fuerza, Porque es natural pensar que el Estado no permite el referéndum porque sabe que lo perderá.
7. El ciudadano español puede contemplar ante sí dos "males", dos escenarios: Uno: que Cataluña forme parte de España por la fuerza y no voluntariamente. Dos: que la Constitución española sea cambiada para permitir la autodeterminación como derecho democrático de las naciones.
8. Para la mayoría de ciudadanos españoles, el segundo escenario es mucho peor que el primero. Aceptarian que Cataluña forme parte de España por la fuerza militar antes que cambiar la Constitución. Para algunos pocos españoles, el primer mal es mucho peor que el segundo: Respetar la voluntad de Cataluña es un valor superior al simple hecho administrativo de la inmutabilidad de unes leyes.
9: El debate entre demócratas, a mi entender, debe centrarse en esta cuestión: Por qué el mantener la literalidad de las leyes sin cambio posible es un valor moral y político superior al hecho de permitir la autodeterminación. O dicho de otra manera: por qué el cambiar la Constitución es un mal superior al hecho de que Cataluña forme parte de España por la fuerza.
10: Dicho de otra manera: Los unionistas tendrían que demostrar, más allà de la retórica y demagogia al uso, que la independencia de Cataluña sería un mal para España y para la misma Cataluña. Cosa que no es evidente por si misma y que aún no ha sido demostrada. Los independentistas ya han demostrado (a mi entender, más allà de toda duda razonable) que la independencia de Cataluña es buena tanto para Cataluña como para España. Siendo así, con la independència de Cataluña yo creo firmemente (mientras no se demuestre lo contrario) que todos saldríamos ganando.
Cuetu
Unas preguntas para usted Sr. Cuetu; son preguntas que se hace mucha gente:.
ResponderEliminar¿Por qué razón es Cataluña una nación? ¿Cuándo fue Cataluña independiente sabiendo que siglos antes siempre había dependido de la Corona de Aragón? ¿No cree que es un mito eso de que Cataluña fue independiente en alguna época? Los aragoneses se sienten ofendidos cuando los catalanes se hacen los protagonistas de la Corona de Aragón, siendo súbditos de ella. ¿Cómo ve usted eso?
¿Se da cuenta Sr. Cuetu que el separatismo puede llevar a un estado de excepción y a una intervención militar del Ejército Español de consecuencias impredecibles? ¿Está Cataluña preparada para tal percance?
Son preguntas importantes Sr. Cuetu.
De todas maneras habría que preguntarse qué es propio y qué es ajeno en el nacionalismo de cada uno. Habría que analizar qué significa el nacionalismo o la identidad nacional en la vida de cada uno. Nos llevaremos sorpresas. Descubriríamos sombras y luces en nosotros mismos al reflejarnos en las identidades nacionales. El nacionalismo quizás sea un pretexto para algo; quizás refleje algo que no es la nación en sí. ¿Qué es una nación?
ResponderEliminar¿Quién soy yo en relación a una nación?
Habrá que ir disolviendo ídolos. Eso lleva riesgos.
Este tema a veces empieza a interesarme, para luego caer en el aburrimiento. El tiempo decidirá.
ResponderEliminarEl nacionalismo no logra movilizar mi conciencia. Ningún nacionalismo por ahora logró movilizar mi conciencia lo suficiente como para alejarme de otras dimensiones que me pertenecen de verdad. Dimensiones propias con horizontes propios. Oiga, usted mezcla lo objetivo con lo subjetivo. Sí, cómo de otra manera podría ser entre la raza de los mutantes.
ResponderEliminarLa raza de las fronteras, de lo fronterizo; de los que vivimos siempre en territorio fronterizo. NI allá ni acá, siempre en territorio de nadie y en todos los territorios a la vez. "Oiga, usted quiera o no quiera pertenece a una nación, un Estado y una bandera." Gracias por su amabilidad y su definición, pero no la necesito. Ahora he de dar un paseo por territorios desconocidos sin bandera y sin estado.
ResponderEliminarPor pura lógica democrática toda ley es susceptible de ser cambiada llegado un momento de crisis. Las leyes no son eternas, ni son categorías inmutables; ni dependen de la voluntad divina de un rey que representa el orden universal divino. En una democracia constitucional toda ley es producto de pactos, de acuerdos, de consensos. Toda democracia prevé mecanismos de cambios constitucionales llegado el momento de crisis o de adaptación a los cambios sociales. Saltarse esas normas significa un desafío al orden constitucional con todas sus graves consecuencias. Eso es cierto en teoría, si no tenemos en cuenta los matices, la realidad concreta.
ResponderEliminarCataluña está dentro de ese orden constitucional y, por tanto, siguiendo esta lógica, si la mayoría democrática excluye la posibilidad de celebrar un referéndum por considerarlo ilegal y no constitucional, la celebración de un referéndum por parte del gobierno catalán caería en una ilegalidad, una ruptura constitucional. Con todas sus consecuencias.
Pero no nos quedemos ahí, no nos quedemos en la forma de la ley, en su interpretación formalista y abstracta. De quedarse ahí, todo el movimiento nacionalista-independentista catalán quedaría enmarcado como un intento DELICTIVO de subversión al cual se le aplicarían las leyes del código penal o de la excepcionalidad política con código militar incluido y punto. Con ello se NEGARÍA toda posible interpretación política de movimiento de masas o de millones de decisiones individuales responsables que optan por no ser españoles, para rebajarlos a la simple y pura definición delictiva de quedar fuera de la ley. Lo cual nos hace ver que la interpretación formalista y abstracta de la ley corresponde a la estrategia política de la mayoría que busca neutralizar los deseos y aspiraciones de una minoría. Reducirlos a mera enfermedad social, a producto de un engaño ideológico, o a un virus dañino contra-natura; a una criminalización. El concepto de nación-estado se hace ontológico e incuestionable. Lo histórico se hace "razón histórica", se hace inmutable e imperturbable; negando u ocultando los orígenes políticos de las formaciones estado-nación.
Recurrir a la criminalización de un movimiento de masas en base a elecciones individuales responsables de ciudadanos puede desencadenar una crisis de consecuencias traumáticas. La "unidad de la Patria" o de la "Nación española" implicaría automáticamente la destrucción o negación del otro. Esa es la finalidad de ciertas categorías de pensamiento ideológico, de modo de comprender la historia; pero yo creo que ya es un poco tarde para la aplicación de tales categorías. Si no se hizo en otras épocas porque no se pudo; lo mejor hoy día es dar voz propia y reconocimiento a quien quiera ser otra cosa abriendo las posibilidades de cambiar la ley y dejando celebrar esa consulta que nos aclararía muchas cosas a todos.
Comparar luego la opción del ciudadano catalán independentista con cualquier acto delictivo de cualquier ladrón o criminal, me parece obviamente aberrante. Por suerte la mayoría del pueblo español rechaza esas interpretaciones maximalistas.
ResponderEliminarSoy optimista de que podremos llegar a un entendimiento y acuerdo, pero para ello hay que modificar estructuras de pensamiento y afectividades que nos lleven a conceptos más abiertos en cuanto a definición de nación y nación-estado o estado-nación. No es cuestión de ser de derechas o de izquierdas, es cuestión de pensamiento crítico y buena voluntad.
ResponderEliminarAunque lo mejor sería poder superar la identidad nacional.
ResponderEliminarLA REALIDAD CATALANA
ResponderEliminarHe estado presente en los grandes acontecimientos del 11 Setembre 2012 y en la Via Catalana del 2013, y sigo con bastante asiduidad la TV catalana y la prensa digital catalana, cosa esencial para tenir una visión medianamente objetiva de la realidad catalana. Puesto que las TV y la prensa españolas suelen mostrar una realidad catalana muy parcial y deformada, a veces muy lejos de lo que realmente ocurre.
Puedo por ello afirmar que la aspiración por la independència es en Cataluña un sentimiento ampliamente compartido por la población, un movimiento extensamente popular, de raíz radicalmente democrática y de un pacifismo ejemplar. No se trata, como de una manera simplista tratan algunos de mostrar, de unos líderes políticos que intentan manipular al populacho en función de oscuros intereses personales. Muy lejos de todo eso. La realidad es precisamente al revés: unos líderes políticos en principio poco entusiastas de la independencia que se han visto arrastrados por un movimiento masivo y popular sin precedentes en la historia de Occidente. Unos dirigentes y unes Instituciones que hacen, precisamente, lo que todo buen político debe hacer, que no es otra cosa que complir el mandato de sus electores formulado en unas elecciones claras y limpias. La consulta sobre la independencia es un mandato claro, y es defendida en el parlamento catalán por más del 80% de los diputados.
Por lo tanto, ya puede España ponerse como quiera. Puede amenazar con las leyes o con la fuerza policíaca, puede intentar el boicot económico o amenazar con el caos y la expulsión de la Unión Europea, etc. etc. Puede hacer lo que quiera, porque el movimiento independentista catalán ha llegado a una fase en que es ya imparable y no tiene retorno. Los catalanes son hoy plenamente conscientes de que, entre todas sus alternatives de futuro, la peor de las peores, la más ruinosa, es permanecer dentro de España. Y, cosa curiosa, no se trata solo de motivaciones económicas, sinó que juegan un papel importante las cuestiones de llengua, cultura e identidad nacional.
Los hechos concretos que el futuro nos traerá no se pueden predecir, pero lo que es seguro es que el pueblo catalán no está dispuesto a aflojar hasta aconseguir la independencia.
Y si no, al tiempo.
Cuetu
Esperemos que todo se solucione con el entendimiento, el diálogo y el consenso. Y así creo que va a suceder.
ResponderEliminar¿MORDER EL POLVO?
ResponderEliminarObservo que Cataluña no pide nada del otro mundo. De manera civilizada, educada y pacífica, lo único que pide es ser independiente. No está pidiendo nada malo ni imposible. Muchísimas naciones de la Tierra tienen eso que pide Cataluña, por lo tanto la independencia es una cosa real y universalmente apreciada, no una entelequia ni una perversión. No es una cosa mala, pues si así lo fuera, Portugal, Holanda, Italia, etc. etc., y hasta la mismísima España, serían naciones malas. Y no por ser independientes son malas.
Ante esta petición de una gran mayoría de ciudadanos de Cataluña, la respuesta de España no es otra que negarse a todo, amenazar a los catalanes con toda suerte de males, desgracias y exclusiones e Insultarlos, llamándoles nazis y provincianos, locos y delirantes. No es una postura dialogante, ni civilizada, ni racional, ciertamente. Tener una nación sujeta por la fuerza, sin posibilidad democrática ninguna de liberarse, tiene un nombre: OPRESIÓN. Y mantener cada año entre la recaudación fiscal por todos los conceptos en Cataluña y las Inversiones públicas por todos los conceptos en Cataluña una diferencia de 20.000 millones de euros, se llama, lisa y llanamente, un ROBO. E impedir, con medidas legales, políticas y propagandísticas del Estado, el desarrollo normal y moderno de una lengua y una cultura milenarias, ponerles toda clase de trabas y colgarle toda clase de sambenitos, eso no tiene nombre.
Ante el robo y la opresión, ¿Cataluña no tiene más opción democrática que cruzarse de brazos y decir "sí, bwana"? Una cuestión como la independencia nacional, ¿no puede tener solución por vía democrática y política? ¿No cabe más solución que la guerra? En las sociedades civilizadas, todo problema político tiene solución política democrática. Todos, menos uno: la independencia. Tendremos que decir que ese tema no, eso va "a hostias"? ¿Por qué razón los otros temas no van a hostias y este sí? Mí no entender.
Pero todo parece indicar que la ciudadanía catalana, mayoritariamente, tiene muy claro su derecho a la independencia, y no parece que vaya a ceder ni un ápice. De la cual cosa me alegro, como me alegraré en su momento de ver a la casta dominante secular española morder el polvo y tragarse todos sus insultos, amenazas y propaganda malévola contra Cataluña. Morder el polvo y tragarse sus exabruptos. Me alegraré, ya lo creo que me alegraré, el día que Cataluña alcance su independencia. El día que España aprenda a ser una nación moderada, democrática, prudente y con un sentido liberal e individualista de la vida. Y si no, al tiempo.
Cuetu
En el año 2014 el Gobierno del Presidente español Mariano Rajoy, decidió cambiar la capital de España a Barcelona. Llevó todo su gobierno a quienes forzó a vivir en tal ciudad. Trasladó todos los ministerios desde Madrid y el Parlamento comenzó a funcionar desde un edificio adaptado a esta necesidad. Después de todo Madrid había sido una capital muy cara y demasiado artificial. Una ciudad en medio de un desierto no es la mejor capital de un país eminentemente marítimo. El catalán pasó a ser idioma oficial en todo el Estado junto al castellano y la que hasta entonces había sido bandera catalana se decretó que fuera la bandera española oficial. Cosa que no costó mucho trabajo, debido a los colores similares. Una barra más que menos no llegaba a ser motivo de polémica alguna.
ResponderEliminarY así fue como España logró integrar a Cataluña al proyecto de Estado Nación.
Después de 200 años de independencia catalana ya nadie recordará estos acontecimientos de la segunda decena de los años 2000, salvo en los anales de la historia. Todo se contemplará con la misma normalidad que ahora se contempla Portugal y Holanda. Así es el mundo sometido al tiempo. Por suerte.
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