02 octubre, 2025

LOS DELIRIOS DE LA PROGRESÍA OCCIDENTAL

Creo que el comunismo histórico quedó demasiado palpable que fue un fracaso. Creo que el Islam como religión es una ideología que choca frontalmente con los valores europeos, y no hace falta enumerar el porqué. La gente que emigra de los países pobres no emigra a estos países, sino a Europa o a otro país Occidental. Es la demostración más palpable de que hay diferencias cualitativas insalvables entre estas culturas y las democracias occidentales. Incluímos también en esta lista a Rusia, China y los demás países del ámbito izquierdista autoritario como Cuba, Nicaragua, Venezuela, o la brutal excepcionalidad de Corea del Norte, o Eritrea. Nadie emigra a tales países porque saben que ahí no hay futuro, y si no hay futuro es porque son sociedades atascadas, sometidas a una presión totalitaria continuada que ahoga a los individuos. Solo caben las masas obedientes y mediocres, pero no las personas con ambiciones, con ideas emprendedoras, con ilusión de pensar y desarrollarse lo más libres posibles.


Todo esto es sabido. No hace falta ser un lince para descubrirlo. Ningún joven progresista de izquierdas hoy día iría a vivir a Irán. Tampoco a China. Tampoco sería muy feliz en Rusia. Niguno iría a vivir bajo la férula de Hezbolá o Hamás o la OLP. Nadie está solicitando emigrar al Yemen  Hutí. O a Nicaragua. O a Cuba. Sin embargo sí conozco mucha gente que iría a vivir a Israel. Israel tiene mucho que ofrecer. 

Este es el país más odiado por la progresía izquierdista occidental desde que la Unión Soviética en su día decidió apoyar a las naciones árabes contra el sionismo por cuestiones estratégicas de guerra fría. Es un país demonizado. Para el progresismo, que en un principio seguía las consignas de los partidos comunistas, Israel pasaba a ser condenado, junto al imperialismo americano. El antisionismo se fue configurando como ideología siniestra y culpable de colonialismo. Hoy día antisionismo y antisemitismo se dan de la mano sin inhibición. Antes se procuraba separar ambas cosas por decencia ideológica, la izquierda no podía ser racista. Hoy en día los líderes de las izquierdas progresistas ya no separan, lo mezclan y lo confunden de forma oportunista. Da votos. Da entusiasmo ideológico. Israel es el símbolo ideal para aglutinar el odio y la proyección de odio a niveles pasionales, emocionales, que son los que importan para movilizar a las masas. La idealización del "pueblo" palestino como pueblo oprimido y símbolo de todas las opresiones habidas y por haber ya viene elaborándose desde los años sesenta. Si nos quedásemos con el sionismo como concepto político, entonces las cosas se aclararían mucho. El sionismo es el nacionalismo del pueblo judío, y puede manifestarse de diferentes formas, como lo hace todo nacionalismo en el mundo. La crítica a este nacionalismo en alguna de sus versiones sería una crítica comprensible, quizás. Pero todo se diluye y confunde en las mentes que necesitan de poderosos símbolos para resurgir de la indiferencia. Otra vez las democracias occidentales aparecen como los culpables de la "opresión capitalista" global en toda su dimensión histórica pasada y presente. Las mayores explotaciones y dominaciones no están en China o en Irán o en Eritrea o en Cuba, sino en el Occidente malvado e hipócrita. Que las peores ideologías no son las las totalitarias que nos invitan a una teocracia o a un país de partido único sin derecho a rechistar, sino las liberales que invitan a pensar a cuestionar, a someter las ideas a pruebas empíricas o lógicas, a ser lo que te dé la gana en cuanto a organizar la vida. 

De nuevo se nos promete un mundo mejor. Pero ¿en base a qué y cómo se llega a tal mundo? Un mundo igualitario, un mundo de felicidad plena, un mundo de conceptos abstractos muy loables, pero cuyas ideas materializadas ya han demostrado y demuestran a viva voz ser un cruel fracaso. ¿Cómo se puede aspirar a un mundo mejor cuando buscas aliarte con quienes más odian ese proyecto utópico fruto de tu idealismo? Podríamos entender muchas críticas contra Occidente, contra Israel; pero a muchos liberales nos resulta una total irracionalidad y esquizofrenia seguir proyectándose en ideas inconsistentes, pasiones y sentimientos que flotan en el puro nihilismo. De ahí que jamás te atreves a condenar a Hamás, no vaya a ser que traiciones tu causa encubierta. ¿Cuál es tu causa encubierta? ¿La destrucción del odioso


capitalismo? ¿La solidaridad con quienes más alejados están de tí en cuanto a valores y concepto de libertad? ¿Acabar con ese judío amante del dinero, conspirador, y melévolo explotador, según ese perverso imaginario que se ha mezclado con tu confusa idea de sionismo?  No lo entiendo. Veo cómo te aplauden quienes en el fondo desean tu conversión y tu lealtad. ¿Quieres abrazarles y fusionarte con ellos. ¿Qué delirios se han apoderado de Occidente? Flaco favor estamos haciendo unos y otros al pueblo palestino y a todos aquellos que buscan escapar de sus inexorables infiernos para venir a vivir a Occidente. ¿La culpa de todo ello? El capitalismo liberal. Faltaría más. Vosotros, la progresía moralmente correcta, tenéis las claves; pero son tan difíciles de aplicar que es mejor quedarse con los espejismos. Con los símbolos catalizadores. Lo demás vendrá por añadidura.   

LOS DELIRIOS DE LA PROGRESÍA OCCIDENTAL

Creo que el comunismo histórico quedó demasiado palpable que fue un fracaso. Creo que el Islam como religión es una ideología que choca fron...