La promesa bíblica se centraba en un mundo transhistórico bajo el gobierno de Dios a través de su Mesías. Los espiritualistas quisieron espiritualizarlo en un mundo interior en paz consigo mismo, entonces la promesa bíblica quedaba en una metáfora de lo que sería una redención espiritual individual y un cielo sobrenatural para las almas redimidas. Los milenarismos revolucionarios empezaron a interpretar la Biblia en términos de Reino de Dios en la Tierra por medio de la acción política, el comunismo cristianizado, el humanismo democristiano. La teología moderna-liberal del cristianismo apuesta por ese humanismo buenista y considera la Biblia un libro ya sometido a nuestros parámetros socialdemócratas.
Y todo porque el Fin del Mundo prometido por los evangelios y los profetas de antiguo, e incluso por Pablo, pues no se cumplió como se esperaba. No fue en esa generación. Ni en la siguiente. Así que el cristianismo inicial que era judío en su esencia, pasó a ser cristiandad. La cristiandad se hizo del Mundo, se hizo mundo; y la historia siguió con sus pesadillas sin que la condición humana diese muestras de haber cambiado en su esencia. Hay revoluciones significativas que hacen posible espacios de libertad nunca imaginados, aunque la libertad mete miedo, mucho miedo; y mucha gente quiere la seguridad de los padres o madres dictadores, del Estado padre-madre, antes que ser libres para tomar decisiones arriesgadas. El Fin del Mundo no llega. Y su Mesías tampoco. La ciencia tiene la última palabra y dice que sí habrá fin del mundo, pero que será en forma de cataclísmo cósmico dentro de millones de años cuando el sol nos absorba. O quizás antes, mucho antes, una vez la biósfera terrestre se destruya y no podamos ni respirar y los tumores nos invadan. Si el final es así de triste, pues imagínese cómo podemos sostener un optimismo en esta vida en un universo monstruosamente incomprensible.
La esperanza, según Pablo, no se puede sustentar ni en la ciencia, ni en la razón, ni en las soluciones políticas. El hombre, según Pablo, es un ser caído, sin remedio. Tan sólo la esperanza basada en una fe absurda e irracional que va a Dios, un Dios también irracional, incomprensible, quizás arbitrario. Un Dios que hace de la fe la única salida al dilema humano con esperanzas en un Reino de Dios muy próximo, siempre muy próximo, quizás dentro de una hora o un minuto. La muerte, según Pablo, ya está vencida. No este mundo, el Reino no es de Este Mundo, sino del Otro Mundo, transhistórico (más allá de la historia). Si el Reino se retrasa, se difiere, entonces los que muramos resucitaremos. Los muertos del pasado resucitarán. No hay nada que se interponga al poder de Dios y su Promesa.
Es posible que Putin gane la guerra. Es posible que Israel sea destruida. Es posible que Europa se vaya abriendo al Otro, de tal manera que el Otro se haga con Europa. De todas maneras Europa no parece contar mucho a la hora de tomar decisiones importantes en este nuevo mundo que nos viene. Hay dos mundos: el virtual y el terrenal. Ninguno promete ser el Reino de Dios. El virtual es un mundo globalizado, sin fronteras físicas, de identidades volátiles, de proyecciones fantasmales; de controles difusos, de esperanzas gaseosas; de intercambios indefinidos. Necesitamos claves que nos abran nuevos territorios APs. Es el nuevo emergente que irá superponiéndose al mundo terrenal con nuevas claves, con nuevas exigencias, temores e inseguridades. La ciencia ya habla de la posibilidad de réplica del mismo universo bajo parámetros virtuales que nos harían inmortales. Bryan Green. David Deutch. David Chambers. Universos paralelos. Dominio del código genético.
Quizá nos empiecen a gobernar los Putin, los chinos, los musulmanes de integrismo unidimensional. No creais que los políticos actuales van a ser la Resistencia, en absoluto, los políticos actuales se venderían al mejor postor con tal de seguir en la poltrona. Houellebecq ya lo explicó en su libro "Sumisión". La casta socialdemócrata europea no tendría problema en integrarse a las exigencias del Islam si a cambio la poltrona y la comodidad y la pusilanimidad están aseguradas. Condición humana. Unos cobran fuerza y protagonismo, y otros van decayendo y feneciendo por agotamiento. Venga la resurrección virtual a salvarnos.