Lejos.
Groman está desayunando. La taberna está destartalada y una mujer vieja canta con la voz fina como el humo. Groman come su salchicha acompañada de largos tragos de cerveza. La vieja sigue cantando algo que parece provenir de abyectas oscuridades. Lejos de allí todo acontece como si el orden del mundo se hubiese desquiciado. Groman da una voz y al momento Grierta se presenta con una servilleta que envuelve una barra de pan recién salida del horno. La vieja deja salir un aullido y se queda con la boca abierta: las encías desnudas, sin dientes, y el aullido parece convocar a infernales seres de ultratumba. La taberna está aislada. No se ven casas cerca, ni tampoco atisbos de que haya un pueblo o ciudad en las cercanías.
Venimos de lejos y nos encaminamos hacia una taberna. De lejos y huyendo, siempre huyendo. Escapando.
Venimos de un hastío. De un mal cuerpo. De una angustia abrumadora. De una fatiga. De un agotamiento. De lejos. Durante el camino hemos venido oyendo un suave aullido. Un aullido de astuta alimaña o de bruja encorvada. Pero el camino era tan confuso como incierto.
Groman ha acabado definitivamente con su salchicha y ahora parte otro trozo de pan. Nuevos tragos de cerveza hacen bajar el pan al estómago. Un gran estómago voluminoso. Quizás descomunal. Y ahora la vieja se levanta de la banqueta y parece estirarse sin límite. Casi pega contra el techo de la taberna. "Vienen" grita ", "¡vienen!" Grierta se pone a bailar sorteando trastos, cajas vacías, botellas medio llenas o medio vacías. Aparta telarañas y comienza a girar como una peonza. La música parece salir de su imaginación.
Nos acercamos. Nos acercamos a la taberna. De esa lejanía de donde venimos solo percibimos trozos y trazos de un mundo sumido en conexiones y desconexiones, circuitos y cortocircuitos. Recordamos el cuadro completo de una ciudad vista desde una montaña cercana y he ahí su fragmentación y descomposición. Pero no, no procedíamos exactamente de esa ciudad, sino de un territorio mucho más lejano. Tan solo pasamos por clla como por otras muchas. Pueblos. Gentes. Voces. Palabras sin significado. Solo ruido de articulaciones. Hemos entrado y salido muchas veces. Tenmos hambre y estamos confusos. Fatiga. Cansancio. Hastío.
La taberna abre sus puertas a los nuevos peregrinos. Groman no puede soportar su barriga y se cae de bruces. La vieja ahora se agacha como un reptil y abre la puerta para dejar entrar la extraña manada que llega de tan lejos. Se ríe. Grierta sale al porche y eleva las manos para dar la bienvenida a quienes vienen de lo desconocido.
17 enero, 2019
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