15 marzo, 2021

HACER TIERRA

 Cuando miras al cielo estrellado, o mismamente cuando miras al cielo en cualquier momento, lo que haces es mirar a la inmensidad de un infinito en el cual flotas y viajas sin garantías de seguridad alguna. Al estar adherido a la tierra como planeta que flota en dicha inmensidad sin fronteras que orienten a ningún sitio como centro de distribución de vida y poder, pues te da la impresión de que pisas "tierra" firme y segura con todo tipo de garantías de supervivencia,


pero no es así. Las leyes naturales que creemos necesarias y eternas, se repiten y repiten día a día hasta el momento, pero como decía Hume, podrían dejar de repetirse, al depender tales leyes "necesarias" solamente de esa repetición o hábito que nosotros percibimos, pero que no podemos garantizar como causa y efecto necesario e inmutable. Es curiosa nuestra existencia. ¿Qué sentido tiene todo ello en una inmensidad o infinito de materia que se presenta a nuestros sentidos de forma tan absurda? 

Entonces hacemos "tierra" en sentidos locales, culturales, políticos, religiosos, filosóficos y tratamos de encontrar nuestro mapa. O nos viene dado a través de los siglos un tanto modificado. Pero si antes los mapas eran entregados desde el cielo por los dioses o Dios, ahora cada vez más sabemos que los mapas son réplicas o codificaciones o interpretaciones de lo que hay ahí afuera para orientarnos en cuerpo y alma. Los profetas son de esta tierra y hablan el lenguaje común de los homínidos civilizados. Si el mapa deja de responder a la realidad ahí afuera entonces hay que rectificarlo o forzarlo a una rectificación no siempre coincidente con el agrado e interés de todos. La fricción sigue produciendo violencia. Lo imprevisto nos sigue golpeando y desplazando sin que ya el concepto de "Historia" nos sea de mucha ayuda.


Hay gente que llegados a esta visión de las cosas sacan su panfleto ideológico y te lo presentan como salida optimista al asunto del vivir cotidiano. Siguen existiendo las creencias religiosas con la seguridad condicionada que ofertan sus dioses o revelaciones. También los humanismos que nos prometen una humanidad segura como modelo de futuro optimista, pero que habla de gran colectividad en abstracto y nada tiene que ver con nuestras personas en concreto que habrán de morir sin ver ni sentir tal cosa tan bonita. Pero nadie podría resistir a vivir en nuestra época de desmitificación y descreencia--de metafísicas que flotan como cascarones vacíos de contenido--, de no ser por la fe en algo que nos da fuerza al margen de cómo lo representemos o lo simbolicemos.

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