14 marzo, 2016

DE NUEVO HABRÁ QUE LEVANTARSE

Dios. Concepto que se puede rechazar por no haber pruebas sobre su existencia. Dios. Palabra equívoca. Manejada por los discursos religiosos de una y mil maneras. Concepto fijado por
dogmas y catecismos, pero impalpable, incorpóreo, invisible: tan sólo habla por boca de los que creen en él. Pero los que creen en él no dejan de ser personas que creen en él y entonces creemos en lo que dicen esas personas en primer lugar; les damos crédito, pero eso no convence, ni es honrado. No importa si son autores o coautores de algún libro sagrado: no dejan de ser personas que se arrogan la representatividad de Dios. Podría hasta ser blasfemo ante un D-ós real, justo y bueno pretender hablar por él. Pura impostura. Quienes leen estas cosas que reclaman fe absoluta no dejan tampoco de indagar e investigar hasta agotar el texto en su sentido y crítica y al final todo resulta humano, muy humano.
Salvo que D-ós sea una apertura al misterio de la existencia que nos rodea. D-ós: apertura hacia un infinito de posibilidades. Dios como riqueza de significados sin completar, que se deslizan, que se resisten; que ante un Hitler y una Shoah o la crueldad más abyecta o el mal más perverso y la vida en sí con todas sus fatigas y penurias la abertura nunca se cierra. Dios: continuo diálogo con la infinitud de un misterio que deja oír su voz, que no se deja definir, ni cosificar, ni reducir. "Dios"--gritaba un rabino angustiado por los sufrimientos de un campo de concentración alemán--"eres peor que Hitler!!" Vidas dedicadas a la oración y a la práctica de la Torá y a la lectura de las Escrituras y sin embargo Dios impertérrito, silencioso ante el sadismo de las SS. 
Lo curioso es que el significado de D-ós no se agota aún cuando los cadáveres siguen multiplicándose en su nombre; o en una de las muchas versiones de su nombre. O D-ós es quizás lo mejor que nos puede ocurrir a los humanos por ser precisamente humanos: que haya una apertura espiritual que nunca se agota aún a pesar de los horrores; y, que gracias a esa apertura espiritual hacía los misterios de la existencia todavía se puedan oír respuestas, extrañas respuestas; susurros de nuevas posibilidades imaginativas, de fusiones sacramentales en momentos imprevistos y entonces la vida vuelve a cobrar pleno significado a pesar de todo y la ética se convierte en una obra de arte sublime....buff!!
Oiga, Tenga cuidado con subir tan alto. Cuanto más alto suba, mayor es la caída.
Y de nuevo habrá que levantarse.

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