10 noviembre, 2017

UN ATREVIDO CALVINISMO ANDA SUELTO POR AHÍ

Nadie ha logrado soldar la grieta que ya siempre nos separa de nosotros mismos y de los demás. Te puedes imaginar cualquier tipo de soldadura o cemento o pegamento que teóricamente te podría soldar a ti mismo contigo mismo y con la realidad; pero la vida misma se encarga de mostrarte en todo momento que eso es siempre una pura ilusión. Siempre estamos en desencaje, en desarmonía; fuera del quicio o fuera de quicio. En algún momento parece como si la eternidad del instante entrase por alguna rendija y nos soldase en un todo inmanente de plenitud, pero el tiempo nos desgarra sin compasión desde nuestros propios tejidos y vísceras. Todo ilusorio.
El calvinismo más atrevido nos muestra a Dios como absoluta libertad creadora y por tanto todo lo que acontece acontece para disfrute y placer en su ilimitada y omnipotente soberanía. Todo está bajo el gobierno de su Providencia. Nada se escapa a su poder, pues de escaparse algo a su poder y mirada entonces Dios dejaría de ser omnipotente y otra realidad o poder estaría ya desafiándole, limitándole, circunscribiéndole. Cosa imposible en un Dios todopoderoso. No puede haber dualismo con un Dios absolutamente soberano. Y, todo aparente dualismo, sería su propio juego de contrarios, de opuestos, de mal y bien incomprensible para el hombre: criatura de mirada e inteligencia limitada. Lo cual quiere decir que Dios coincide plenamente con la realidad creada, pero como voluntad creadora, no como naturaleza naturalizante al igual que Spinoza.
De ser así, este atrevido calvinismo nos llevaría a la inevitabilidad de ser parte de Dios queramos o no queramos, pues tanto si queremos como si no queremos, todo sería la voluntad soberana de Dios y toda vida humana cumpliría su función divina para bien o para mal. Predestinación. 
Seguridad absoluta de que en la vida de cada uno nada falta y ya todo está en su sitio.
Ya hemos encontrado la soldadura adecuada para cerrar el hiato existencial y así, de ser conscientes de ello por mero milagro de fe, encajar en el quicio para girar o funcionar sin tropiezos o vacíos vertiginosos. Simplemente, nuestra voluntad coincidiría con la Voluntad de Dios sin jamás llegar a conocer su misterio como Dios en sí mismo o Deus abscónditus.
¿Hay alguien por ahí que viva esa plenitud de la fe; esa certeza absoluta y sin fisuras?

24 comentarios:

  1. El río es pequeño. Cuando miro al río me diluyo en sus formas caprichosas de agua y piedras y vegetación inclasificable en este momento de mente volátil. Circula el agua produciendo un ruido suave y musical. Me fijo en la música del río. Solo la música. Cierro los ojos. Siempre una infancia remota. Una infancia de inocencia infinita. La música del río es la puerta a una infancia perdida, olvidada y ahora recuperada por unos momentos. El paraje forma un cuadro sin más marco que el que yo quiera escoger y situar. Pero es un marco sin posibilidad de límites. Los sentidos no se atreven a jugar. Han adquirido hábitos y rutinas que les impiden soltarse como niños que ahora son libres de jugar. No saben qué hacer consigo mismo. No saben a qué jugar. El pensamiento trata de agarrarse a sus esquemas defensivos. El río y su música y su paraje descoloca al pensamiento. Parece querer soltarse y el esquema se desborra o se disuelve como si nunca hubiese tenido sustancia propia. ¿Qué piensa un pensamiento suelto de sus amarras habituales? ¿De sus preocupaciones habituales? ¿De sus representaciones impuestas y forzadas por la necesidad del vivir diario? Un pensamiento libre puede crear sus propios mundos, sus propios juegos de palabras. El verbo puede recrear sus paraísos y el río le va a ayudar a ello. He de dar alguna forma a esas nostalgias perdidas que ahora retornan con la fuerza de la vida. ¿Cómo decir a los demás que esto sucede? Que puede suceder y que el paraíso sigue existiendo ahí mismo, en cualquier rincón y paraje de libertad.

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  2. Comiendo una hamburguesa en un pueblo cerca de Dallas. Señas de identidad difusas. Un comanche más en la pradera. Colgado de una nube y más tarde caer como lluvia sobre el lago. El granjero redneck también come una hamburguesa con sus botas desabrochadas. El sol pega de lleno en la pradera pero estamos protegidos por un aire climatizado en su justo punto. No pasa nada. Nada acontece. Hay un letrero que dice "No blasfemar. No deambular por el aparcamiento. No sacar fotos del local" Ahora como las patatas fritas y doy un sorbo a la coca cola. Entra una muchacha alta, algo rellenita, de pelo rojizo; vestida con falda vaquera y un niqui blanco muy ajustado. Va directamente hacia el redneck treintañero y se sienta junto a él dándole un besazo. No tengo prisa y estoy relajado pensando que tengo un largo fin de semana. Llegaré a Dallas y me juntaré con Billy Grass y toda su pandilla de pendejos alocados para olvidarme de mí mismo y encontrar el sentido de la música country por algunos tugurios cerveceros con sus turbias mujeres plenamente desinhibidas. Siempre veo comanches en la pradera. Comanches invisibles que nos amenazan a pesar de los ranchos ya divididos y cercados debidamente y con la ley y el orden a nuestro lado. Siempre hay una amenaza latente a pesar de mi largo fin de semana y mi estómago lleno de hamburguesa con patatas fritas y bañado con coca cola. Mi four-wheeler me espera ahí afuera con el depósito lleno de gasolina.

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  3. Mike Torrando siempre bebe más de la cuenta y cuando bebe más de la cuenta se hace un puñetero atorrante insoportable. Te machaca con una verborrea indeseable y agresiva. Los pendejos como Mike Torrante sólo saben encontrarse a sí mismos cuando beben, y entonces se dan cuenta que lo que sale de sus putas almas no son más que pendejadas sin control. A la larga se dan todavía más cuenta que no hay manera de que dejen de ser puro aliento escupiendo palabras sin sentido. Cuando están sobrios no saben qué hacer con sus vidas y se ponen a trabajar duro para mantener a sus familias y poder comprar una troca más moderna. Mientras trabajan todo parece irles sobre ruedas y en Dallas tienen autopistas de sobra por donde deslizarse sin problemas. Mike Torrando lleva viviendo con su última chamaquita dos años y parece irle bien, pero tiene que mantener a sus cuatro hijos de dos anteriores matrimonios y una pequeña renta a su última mujer. No para de beber y trabajar y suerte tiene que su última chamaquita bebe tanto como él.
    La última vez que lo vi estaba algo cuerdo y me dijo que teníamos que ir a nadar al Pedernales River cerca de Fredericksburg y de paso subir a la Enchanted Rock para ver el paisaje y tocar la armónica y cantar alguna rancherita. Podíamos llevar a nuestras mujeres y a los niños. La vida era bella después de todo cuando el sol salía después de las tormentas y los tornados.

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  4. Comiendo mi bocadillo en el campus. Una ardilla se aproxima esperando que le dé un cacho. Ahora es un cuervo. Hace calor. En los libros ha de estar la solución. Pero ahora estoy agotado y mis pensamientos se vuelcan hacia el pesimismo. Cogeré el autobús MS y volveré a los apartamentos Gateway. A mi apartamento. Me echaré en la cama y dormiré una gran siesta de verano. Malena llegará más tarde con sus libros y su gana de cocinar. He agotado mis tres cafés y ya no debería de tomar otro. Había acabado de leer los tres volúmenes de Main Currents of Marxism de Leszek Kołakowski y había perdido la fe en esa religión política. Ahora era cuestión de buscar otros derroteros de la mente. Situar la mente en otros derroteros. Quedaba mucho por saber y explorar, pero cuando el agotamiento mental toma posesión del espíritu este se siente caer bajo el poder de la fuerza gravitatoria. Me entraban ganas de perderme por las carreteras comarcales de la Texas profunda y encontrar un buen restaurante de barbacoa donde poder hincar el diente y ver la luna llena bajo la música country. A Malena le gusta la idea. En una hora saldríamos en dirección Lockhart y a partir de ahí nos dirigiríamos hacia lo desconocido. Nuevos paisajes, nuevas llanuras, nuevos ranchos; más iglesias bautistas o metodistas a los lados de las carreteras y cerca de los pueblos. Oh! Plenty of freedom.

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  5. FANTASIA x23z

    Iba caminando por la calle 6 hacia la altura del cruce con Lamar, cuando de repente una mano larga y huesuda me hace señales desde el ventanuco de un sótano. Era una mano que se extendía cada vez más con su brazo delgaducho y también huesudo. Qué rayos quería esa mano. Qué rayos quería esa persona allí metida en aquel sótano. Y ¿por qué me llamaba a mí?
    Me acerqué. Miré hacia adentro y vi unos ojos grandes y saltones que me invitaban a acercarme más. Me acerqué más y entonces una voz me hablaba. Me dijo que ese mundo de ahí afuera donde yo estaba era un mundo horrible, mentiroso, tramposo, violento, explotador, opresor y cosas por el estilo. Yo le respondí que era el mundo que conocía y que no había otro. La voz me dijo que sí, que había otro allí donde ella se encontraba. La voz era de mujer. Bueno, dije yo, si es así preséntamelo. Entonces ella me dijo que diera la vuelta al edificio y que entrara por una puertuca que parecía la puerta de la caseta de un perro grande. Pues como tenía tiempo libre a raudales hice lo que ella me dijo y pronto me encontré en la oscuridad más absoluta. La voz femenina me dijo que antes de entrar a su mundo había que purificarse de las ideas y los esquemas mentales contaminados que yo portaba. Aquella oscuridad iba acompañada de un proceso de higiene psíquica que pronto liberaría mi mente lavándola de pensamientos inútiles e intoxicaciones absurdas que solo hacían crearme un malestar innecesario. Pasé diez minutos largos en aquel estado de absoluta oscuridad y silencio y la verdad es que me iba encontrando muy a gusto. Muy liberado de pesadeces, preocupaciones, ideas pesadas como el plomo que jamás dieron satisfacción alguna.
    Luego algo se encendió y me vi sentado en un banco de madera y en un cuarto vacío. La luz era intensamente agradable. Una luz compuesta de muchos espectros suaves que me hacía descansar la vista. Una vista ya cansada y con necesidad de gafas cada vez más gordas. Pero aquella luz me hacía descansar la vista e incluso parecía no necesitar ya gafas. Luego fue un sonido penetrante que fue inundando mi cuerpo, todo mi cuerpo, y pronto empezó a vibrar todo mi ser físico con ondulaciones suaves y relajadas. Mi oído se agudizó de forma tal que vista y oído parecían confundirse en una especie de orgasmo.
    Miré a las paredes y estas comenzaron a diluirse en una especie de gas que a medida que trataba de descifrarlo se iba haciendo cada vez más transparente.
    Y de repente: eh ahí una jardín maravilloso y una mujer hermosa invitándome a seguir un camino que se dirigía a unas montañas lejanas.
    Demasiado bueno para ser real me decía. Pero era real. Por una vez una absurda situación fantástica se hacía realidad.
    Oiga, tiene usted una imaginación fértil. No me diga que la hermosa mujer lo acabó llevando a alguna cama de espuma o gas líquido.
    No. Lo que le estoy diciendo ocurrió de verdad. Y hay mucho más que podría contarle, pero me lo han prohibido. Es más aunque quisiera explicárselo no podría hacerlo. Realmente era un mundo opuesto a todo lo que estamos acostumbrados a vivir como normal. Creo que he de volver a él cuanto antes.
    Oiga, tómese antes la pastilla. Mañana seguiremos con la consulta.

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  6. RELACIONES DE PODER Y SU OMNIPOTENCIA

    CAMPANELLA: El poder nunca se interesa por ti. Quiero decir; el poder nunca se interesa por ti como en tus propios términos. La relación de poder es siempre extractiva. Yo me relaciono contigo para sacar alguna ventaja personal mía, pero nunca me relaciono contigo para considerarte lo que eres o cómo piensas en realidad o cómo exploras la vida, o cómo poder disfrutar de las cosas en común. La relación de poder no puede perder el tiempo con esas cosas. Solo le interesa lo que pueda sacar de beneficio o ventaja de tú persona. Observa qué pocas personas se interesan por ti en realidad y tú por ellas en realidad. ¿Cuántas personas han sido capaces últimamente de hacerte una pregunta interesante; una pregunta dirigida a ti y a tus intereses reales y afectivos en un sentido positivo, no destructivo?
    CARDANO: En realidad pocas o ninguna últimamente. Tienes razón.
    CAMPANELLA: A eso me refiero. Las relaciones de poder son instrumentales por necesidad. Son relaciones de conveniencia, de manipulación para sacar alguna ventaja; de explotación para sacar algún rendimiento económico o personal, de refuerzo egoísta o narcisista; de estrategia para poder utilizarte como comparsa o cómplice en caso de necesidad. Las relaciones de poder no soportan tu protagonismo, tú voz propia, tus ideas, tú forma de ver el mundo; lo que amas, lo que odias, lo que disfrutas o no disfrutas. Las relaciones de poder son vampíricas. Se basan en la extracción de energía para la supervivencia; la pura supervivencia instrumental. De ahí que no hay que confundir los halagos con el afecto verdadero, las palabras de simulación con las palabras de interés genuino; el decir aquello que quieres escuchar con la verdad del que te lo dice.
    ¿No te das cuenta que cuando una persona te aprecia de verdad y habla contigo sientes como una resonancia interna que te hace crecer, te hace revivir, vences el aislamiento y el miedo y oteas territorio común?
    CARDANO: Sí. Es muy importante lo que dices, pero al mismo tiempo te das cuenta de lo complicada que es la vida entre las personas, pues esa misma relación de poder que me afecta a mí al mismo tiempo la reproduzco en los demás. Hay excepciones, hay rupturas en las relaciones de poder y aperturas hacia lo genuino, hacia la búsqueda de la verdad afectiva: el amor. Pero nos pasamos la vida en guerra con los demás. Y en la guerra vale todo: el engaño, la persuasión, el disimulo, las máscaras, las amenazas, los silencios, los ninguneos; y en última instancia la pura violencia: la pura destrucción del otro que ya no me sirve o simplemente me resulta un estorbo insoportable. He ahí la relación de poder en plena producción: el mal en plena actividad.

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  7. La dialéctica de la relación de poder es insoluble, pues en toda relación entre personas se muestra en algún momento.

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  8. Quizás se teorice demasiado sobre lo obvio. Buscar las razones de todo es una locura.

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  9. Solo por el hecho de vivir ya estamos de alguna manera molestando a alguien, fastidiando a alguien, estorbando a alguien, inquietando a alguien; interrogando a alguien, desplazando a alguien, interfiriéndonos en alguien, contrastando con alguien´... En definitiva: siempre vamos a ser culpables de algo ante alguien. Incluso el silencio nos ha de delatar. Triste condición humana.

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  10. Fuimos caminando por la costa mirando al mar. Bajábamos y subíamos por el sendero. Al fondo vimos una playa pequeña rodeada de rocas. Nos sentamos sobre una roca de superficie plana y guardamos silencio. Hacía muchos años que no nos veíamos. Tan solo sabíamos mirarnos. Sus ojos habían perdido fuerza, su cara había endurecido; su cuerpo algo más rellenito. Supongo que ella me vería también cambiado, más gordo, más viejo. Nos sentíamos objetos de contemplación. Simplemente nos contemplábamos. Nos reíamos, nos cogíamos de las manos, nos centrábamos en los ojos. La profundidad de los ojos. Nos acariciamos la cara, el pelo, los brazos. Sólo queríamos sentir. Nada más que sentir. Luego era la contemplación de todo lo que nos rodeaba. Nada más. Fue una tarde extraña.

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  11. Entró en la clase con su perro. Vestía con sari. El perro se enrolló bajo la silla y allí permaneció toda la clase. La clase de historia de Mary Hoffman en el Eastfield College de Dallas. Una gran mujer de pequeña estatura y de ojos vivos que hablaba de historia con pasión y juicio moral: feminista, judía, lesbiana, defensora de las minorías. Eran los benditos años setenta. Pero la mujer del sari y el perro era inquietante y misteriosa. Era un aula pequeña, sin ventanas que distrajeran la concentración; moquetada con un tapiz color gris claro. El grupo era pequeño y al poco tiempo ya todos entrábamos de lleno en los temas en forma de debate. El perro allí quieto. La mujer del sari hablaba con pausa, cogiendo las ideas como quien coge flores para que las oliéramos. Seríamos diez o doce personas en una relación íntima de debate con la historia y las ideas. Mary Hoffman era vehemente con algunos acontecimientos de la reciente historia americana. Una muchacha negra solía reforzar sus argumentos. Y el mozarrón rubio con barba roja de vikingo siempre respondía entrecortado mirando sus apuntes. Otros salían invitados al frente para exponer su punto de vista con diapositivas.
    Fue un gran semestre. Mary Hoffman me regaló un libro suyo firmado. Y la misteriosa mujer del perro vestida de sari coincidió conmigo en la cafetería un día de lluvia. Fue una de las conversaciones más interesantes que tuve en mi vida. Su voz pausada, sus ideas, su exquisita forma de mirar, sus gestos. La vida podía ser bella, muy bella.

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  12. Era 100% político. Aquella tarde lo tenía que llevar a la sede de su partido. Su coche estaba estropeado. Yo tenía ideas políticas, pero no era político. Tampoco creía que todo era politizable. Para él sí. Todo era politizable. Durante el viaje me habló de política. Yo daba alguna vaga opinión sobre lo que él decía. Quizás para no permanecer en silencio todo el viaje. Se me ocurrió cambiar de tema. Un tema cualquiera de la vida cotidiana, o sobre música, o sobre alguna experiencia en nuestro oficio común de administrativos. No se sentía a gusto. Me escuchaba a distancia y con cierta condescendencia. Yo creo que para él todo aquello que no pudiese tener relación con su totalitarismo político, pues eran puras estupideces, puras memeces sin sustancia alguna. A mí me parecía un tipo frío, sin afecto por las cosas normales del día a día. Él creía que la política era la clava de todo y él, cómo no, manejaba la clave de todo de una forma desapasionada, objetiva. El viaje me resultó insulso, insípido. Cuando lo dejé en la sede de su partido me sentía sin alma, frío, desnaturalizado. El mundo era un escenario de hilos que se mueven, hilos que se cortan o hilos que se atan y desatan dentro de un programa, de un esquema.

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  13. Una vez fuimos a un convite invitados por una señora amiga de Malena. Fuimos y éramos solamente seis personas y con ella siete. Pero ella esperaba muchas más personas, a juzgar por el barril de cerveza que había comprado, los vasos y la gran barbacoa que había preparado en el jardín. Los siete estuvimos allí un tiempo hablando de cosas sencillas y cotidianas. La mujer anfitriona trabajaba con Malena y no hacía mucho que había tenido un mal divorcio con su segundo marido. Según Malena parecía haber entrado en un estado de depresión del cual quería salir a toda costa y con grandes esfuerzos. Aquel convite era una tentativa. Una tentativa fallida posiblemente.
    La mujer me pareció afable. De carácter bonachón y con opiniones suaves sobre la vida. No noté en ella tensión alguna en sus palabras que denotase profundo resentimiento o necesidad de imponer principios universales. Eran simplemente palabras sencillas y acompañadas de una sonrisa natural. No parecía una persona depresiva, salvo en algunos momentos en que su mirada se perdía en la profundidad del alma tratando de alimentar o borrar algún recuerdo. Su cuerpo era algo voluminosos y su cara rellenita. La fiesta transcurrió más bien apática y convencional. Malena me había dicho que la mujer había invitado a los compañeros de trabajo y a algunos vecinos, pero la invitación había resultado fallida y a Malena le daba pena, pues según ella la mujer era muy buena persona y estaba haciendo lo posible por salir de las complicaciones pos-divorcio.
    También Malena decía que era aficionada a leer y hablar de ocultismo y filosofías orientales, cosa que su marido utilizaba para machacarla y tacharla de loca. Pero nadie nunca sabe lo que se cuece en casas y relaciones ajenas para juzgar.
    No obstante a mí me había perecido una mujer agradable y humilde. Jamás me la hubiera imaginado tratando de imponer nada a nadie con ese carácter tensado y punzante de persona dogmática o cerrada.

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  14. Si el artículo dos de la Constitución española dice que la nación española es indivisible e insoluble, pues entonces la nación queda elevada al rango de divinidad. Esos son los atributos de Dios. Todo lo demás es producto humano: historia y política.
    Sin embargo ese artículo dos está sometido a la posibilidad de ser cambiado o eliminado siempre y cuando el pueblo soberano del territorio del Estado lo demande.
    En principio ninguna nación puede ser considerada indivisible y indisoluble salvo que se escape a la historia y a la política y al tiempo y el espacio. Es una contradicción definir a una nación de esa manera, salvo que se iguale la nación a Dios o algún ente divino.
    Pero por encima del artículo dos está el pueblo soberano. Por suerte. Y en ese pueblo, que curiosamente está compuesto de otras naciones históricas anuladas y excluidas por dicha definición de Nación; reside la posibilidad de buscar otra definición más ajustada a la realidad de los tiempos.

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  15. La fe es un milagro más allá del tiempo y el espacio. La fe es indestructible por ser milagro. Es decir: nada en este mundo se puede demostrar como dato objetivo o común y transparente para todo el mundo en lo relativo al sentido y el por qué del universo. La objetividad es todo aquello que podamos poner como común y transparente mientras no se demuestre lo contrario con otro dato, otro acontecimiento, otra prueba, etc. Las matemáticas son siempre coherente y demostrables; son siempre objetivas porque están ahí a disposición de todo el mundo para poder demostrar otra cosa si alguien es capaz de demostrarlo. Y si es capaz de demostrarlo la verdad en sí se hace valer al margen de quien la haya demostrado, la clase social a la que pertenece, raza, creencias, etc. Es verdad común y objetiva. Lo mismo las ciencias naturales: física, química y sus derivadas: biología, astronomía, etc.. Ya más especulativas las ciencias humanas.
    Las ciencias exactas, los conocimientos objetivos posibles, nos hacen avanzar y nos hacen mejores y más iguales en lo posible, pero jamás será posible descubrir el sentido final de las cosas, el por qué. Jamás será posible poner en común y de forma objetiva tales interrogantes. Todo sistema metafísico es especulativo por razón de su objeto: siempre parcial y coherente dentro de su sistema o estructura, pero no para todo el mundo que puede oponer otro sistema metafísico diferente y aparentemente tan coherente como otros.
    No hablemos ya de las religiones: Dios no es un objeto visible que se pueda analizar o descubrir de forma común por todo el mundo. Dios es una experiencia subjetiva para el creyente, asumiendo que no es forzado a creer. Las religiones dan valor a experiencias subjetivas indemostrables. Su razón de ser es básicamente irracional, aun dentro de su coherencia interna fijada por las teologías y las doctrinas estructuradas de las revelaciones.
    Pero en última instancia y ante cualquier demostración racional u objetiva, transparente y común, la fe del creyente se basa en el milagro. Y el milagro es indestructible. Está más allá del tiempo y el espacio y de toda prueba y de toda racionalidad y demostración y ataque y ... el sentido de la vida del creyente es necesariamente milagroso. No puede ser de otra manera por mucho racionalismo a la Santo Tomás se le eche al asunto.

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  16. Se acercan las Navidades. Navidad. Por la mañana me levanto y camino por un sendero que me lleva al bosque. Me gustan las mañanas del invierno. Y si veo una casa allá a lo lejos en la ladera de una colina tanto mejor. Hasta quizás la chimenea echa humo. Una casa en la ladera de una colina en una mañana de invierno sugiere muchas cosas. Y si hay niños jugando fuera y el perro ladrando mejor. Parece imposible llegar a la fuente de la Navidad. Pero la Navidad está ahí mismo. A cada paso. A cada mirada. Lo que buscamos ya está ahí. No. No lo inventamos ni lo tenemos que imaginar para que exista. Está ahí de forma objetiva y es imposible que no lo veamos. Nos viene de fuera y se resiste a desaparecer porque es real. La Navidad está ahí de nuevo.

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  17. Sólo existe la materia y cuando sólo existe la materia pues la Navidad es un cuento chino. Así que usted no venga con cuentos chinos que no existen más que las mentes infantilizadas. Lo que usted ve son cosas físicas y materiales que tendrán y evocarán lo que se quiera, pero lo que es es y punto pelotas. Bueno, posiblemente esas cosas físicas palpables y medibles y observables tendrán su ángulo de visión estética bajo la mirada del artista, pero sigue siendo eso: materia que emite colores, sensaciones, memorias, nostalgias, placer estético... Bueno, bien es verdad que la mente es cerebro y materia que nos permite ver o disfrutar de ese placer estético y de esas nostalgias que son también producto de la materia, pero hay que tener en cuenta eso: que somos materia y solo el materialismo explica las cosas con objetividad y liquidando los cuentos chinos de las leyendas, los mitos, las ilusiones infantiles....
    Que, cierto es, también es producto, todo ello, de la materia; pero siendo conscientes de que es materia delirante, y así pues nos libramos del delirio y entonces nos hacemos realistas con la materia y sus posibilidades siempre reales. Materiales. Sin delirios. Eso.
    Quizás en un futuro no muy lejano podremos hacer algo para que desaparezcan los sueños y delirios idealistas o fantasiosos o infantilistas, y entonces podamos vivir la realidad plena material sin recurrir a estos complementos de la mente descerebrada, o a estas compensaciones sin salida real alguna. Pero bien es verdad que todo ello es también la materia buscando sus equilibrios después de los desequilibrios y esas fantasías son también materiales y solo comprensibles bajo parámetros materialistas ...
    Bueno. No hay nada que se escape a la materia y los cuentos de Navidad son también materia y sólo comprensibles bajo el más estricto materialismo....

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  18. ¿Qué es la Navidad?

    Una familia cenando en una casa de aldea y afuera está nevando y la familia canta villancicos y comen turrón. Los niños están muy contentos y luego saldrán a jugar con la nieve. Saldrán también el padre y el abuelo a ver la nieve.

    Hay una fiesta en un salón de un club social del barrio y en un momento dado un grupo de niños comienzan a cantar villancicos con su gorro navideño y su profesora que los dirige. Luego todos los asistentes se ponen también a cantar al unísono y se ponen a picar los dulces, turrón y peladillas que hay en una mesa grande. También hay champán y bebidas refrescantes y chocolate con galletas y bizcocho. Y todos parecen contentos y hablan con regocijo y alegría.

    Cuando uno va caminando por la calle con frío y a punto de nevar y se pone a mirar un escaparate iluminado con motivos navideños y se frota las manos en los bolsillos del abrigo y de repente ve en el reflejo la figura de la persona que más quiere y que hacía mucho que no la veía y ahora de repente está ahí, pero cuando deja de ver el reflejo y da la vuelta no es ella, sino otra persona que también sonríe y lleva un niño de la mano que está contento y madre e hijo le saludan y él de alguna manera está contento de ver a gente contenta.

    Navidad es la tristeza de una tarde invernal en el momento en que está oscureciendo. El encanto mágico de esa tarde invernal, gris, quizás a punto de nevar. El mundo podría ser otra cosa y no lo es. Pero en ese momento el mundo muestra la cara oculta de la inocencia. La lejanía y cercanía de la inocencia.



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  19. Quienes defienden el libre albedrío del hombre en su relación con Dios tienen que justificar de alguna manera el cómo es posible que una criatura como el hombre pueda tomar decisiones fuera de la voluntad de un Dios omnipotente. Sería tanto como decir que en realidad Dios no es tan omnipotente, pues en algún momento su poder está limitado por otras voluntades tan libres como la suya. O mejor dicho: sería como decir que Dios está condicionado por lo que el hombre decida y si decide hacer el bien pues bien, pero si decide matar y robar etc, pues Dios no puede hacer nada para evitarlo, ya que su poder omnipotente no puede hacer nada que impida la libre voluntad del hombre. Lo cual es una contradicción. O Dios es omnipotente de verdad y todo, absolutamente todo, acontece por su absoluta libre voluntad y albedrío; o si no no hay tal omnipotencia. Dios sería un poder limitado y condicionado. Otras fuerzas pueden desafiarle e incluso imponer sus criterios propios al margen de Él.

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  20. Los defensores del libre albedrío del hombre dicen entonces que es Dios mismo quien decreta que el hombre sea libre y Dios se limita a sí mismo para que eso sea así. O sea, en realidad Dios tiene el poder y el control de todo, pero Su libre voluntad ha permitido que el hombre, su criatura, ejerza su libre albedrío en su relación con Él. En una palabra, Dios no quiere que el hombre sea su esclavo y entonces retira su poder del espacio espiritual del hombre, para que este ejerza libre albedrío y elección moral. Dios además traza un plan de salvación después de la Caída que el hombre puede aceptar o rechazar en cada momento. El hombre es libre respecto a Dios.
    Es como si Dios se replegara sobre sí mismo dejando un espacio vacío de su poder, no ocupado por Él, para que la voluntad humana se desarrollara como quisiera ante su Revelación, su Ley y su plan de salvación. En Dios entonces habría también una razón común con el hombre: si el hombre cumple, Dios también cumple en función de ese pacto común.

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  21. Por lo tanto, si Dios se repliega sobre sí mismo y deja un espacio libre de su presencia, Dios entonces se autolimita, pero sin perder su poder sobre lo que ha dejado "fuera de control" provisionalmente. Pero entonces Dios voluntariamente deja de ser omnipotente y otras voluntades libres de su poder y presencia toman el relevo. Hitler puede matar a manos llenas y hacer sufrir y torturar a placer durante el tiempo que dure su poder político. Las guerras, las hambrunas, las injusticias diarias, los niños que sufren en su inocencia. Dios no va a intervenir. Dios deja y consiente. O quizás Dios no ve y ni se entera de lo que está pasando al estar dentro de su repliegue. Pero, según las iglesias del libre albedrío, Dios está siempre presente y está viendo al niño torturado o muriendo de hambre y no hace nada, ya que no puede intervenir en la libertad del hombre por muy horrenda que esta sea. Dios permite, luego ya vendrá el Juicio Final y ajustará las cuentas.
    Dios, al haber abierto el paréntesis de la historia, también ha abierto el paréntesis del mal SABIENDO de antemano lo que habría de ocurrir dentro de ese paréntesis o repliegue y por lo tanto Dios no se escapa tampoco a su RESPONSABILIDAD del mal que se ha producido. Ni tampoco de la condenación de aquellos que se pierden, pues Él ya sabía quienes se iban a perder antes de decidir sobre su creación y sus criaturas humanas.
    Su decreto de libre albedrío para su criatura ya incluía las consecuencias de tal libre albedrío; y si no era consciente de ello entonces Dios nunca habría sido sido omnipotente. Hablamos de un Dios limitado. Un Dios que no puede con el mal. Un Dios impotente.
    Pero si era consciente, entonces el bien y el mal le pertenecen y todo es un "juego" dentro de su ilimitada y omnipotente y única libre voluntad.
    O, todo ello nos lleva a una típica aporía kantiana: Dios permite el libre albedrío del hombre en su absoluto (durante un paréntesis o eternamente) y punto pelota; o Dios al mismo tiempo ejerce absoluto poder sobre todas las cosas y nada queda fuera de su presencia: el bien y el mal son relativos a su libre voluntad.

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  22. TRO RAZONAMIENTO

    Para que haya comprensión entre Dios y el hombre ha de haber un territorio común de comunicación y de entendimiento. Una naturaleza divina y trascendente está fuera de la comprensión de una naturaleza limitada y contingente de la naturaleza humana. La naturaleza divina no comparte nada con lo que es perecedero, condicionado, limitado por tiempo y espacio y sometido a constante y permanente cambio. La naturaleza divina es eterna y perfecta. Inconmensurable respecto a su creación.
    Pero la creación surge de la Divinidad. Y si la creación surge de la Divinidad la creación ha de participar en algo de esa divinidad de la cual surge. De no ser así no habría posibilidad de saber nada de Dios. ¿Cómo se relaciona lo Trascendente con lo inmanente de su creación? Respuesta: no hay posibilidad de saberlo. No hay posibilidad de encontrar tal punto de encuentro común en términos racionales u objetivos.
    Quienes recurren a la Revelación de la Biblia, no tenemos manera de demostrar que la revelación divina es realmente divina o es producto de la mente humana toda ella. No hay nada sobrenatural en la Biblia que no pueda ser atribuido a la mente e imaginación del hombre; a su ansia de especulación sobre lo divino y lo humano, pero lo divino no deja de ser proyección humana en todo momento. Salvo que todos los hechos sobrenaturales de la Biblia puedan ser demostrados de forma objetiva, común para todos los humanos y por lo tanto inexcusables. Pero no es así. No hay nada en la la investigación bíblica que no pueda ser humano en última instancia. Los textos milagrosos se demuestran en referencia a sí mismos. Son autorreferenciales o tautológicos.
    Todo lo que de común con Dios alegan los creyentes es su fe. Su sentimiento de fe. Su experiencia de fe, que es subjetiva e indemostrable al mismo tiempo. Y si ese sentimiento de fe es el territorio común u objetivo entre Dios y el creyente; no obstante indemostrable ante los demás; entonces la única justificación de tal experiencia es lo que el creyente diga de sí mismo sobre su experiencia, o, admitir que la fe es un milagro que acontece en algunos y no en otros. Un milagro dentro del alma del creyente, pero indemostrable bajo parámetros de razón común para el resto de la humanidad.

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  23. Lo cual coincide con los que como Pablo definían la fe como locura, como algo incomprensible para la razón humana. "Creo porque es absurdo" decía Tertuliano.

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  24. Entonces la fe está más allá de toda explicación racional y empírica. Se trataría de una experiencia subjetiva que respondería a una llamada o milagro del Dios trascendente abriendo comunicación o contacto con la inmanencia de la experiencia humana. Es decir: la persona de fe viviría esa fe como experiencia subjetiva, imposible de probar o demostrar de forma objetiva; pero para tal persona su valor sería real y no como producto de su mente o sugestión o imaginación. O sea, la fe no dependería para nada del ser humano; sino que sería una intervención de Dios en el alma humana de una vez y para siempre.
    Ese sería el calvinismo radical.
    En una palabra: todo dependería de la Voluntad de Dios, ya que del ser humano absolutamente contingente e inmanente al tiempo y el espacio, jamás podría surgir el punto de contacto con ninguna trascendencia.
    La fe sería necesariamente un milagro.

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